1 - Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

\
1/
1^8
ASTRONOMÍA.
revoluciones. El número de los descubiertos hasta
ahora no se puede determinar, porque los antiguos
no nos han dexado noticias bien circunstanciadas
de los que ellos observaron, y los modernos aun
están en duda para determinar si algunos de los
que han observado son los mismos que han visto en
otras ocasiones, lo cierto es, que es un número excesivo
el de los descubiertos. Mucho menos se puede
determinar el número de los que se podrán descubrir,
pues hasta ahora no hay medio ninguno de
determinar á quantos pueden estar reducidos ni siquiera'
al poco mas ó menos. Los que se han visto
con bastante exactitud para poder determinar
sus revoluciones, y señalar el tiempo en que se han
de volver á ver son como unos jr8. El que quiera
ver una enumeración de los cometas que se han
visto acuda á Riccioli, en su Enumeración de los
cometas, y al Sr. Pingré, en su Cometografía; pero
de todas las apariciones de estos cometas no se
halla observación alguna hecha con una exactitud,
propia para servir al progreso de la Astronomía,
hasta el año 837.
CAPÍTULO PRIMERO.
§. XLI.
*9
Estos cuerpos han sido mirados por el vulgo Los comer
. . . tas no deben
como funestos, y anuncios de grandes miserias é ser tenidos
# 1 . por anuncios
infelicidades: quando aparecía alguno se pronosti- infaustos y
caban guerras, hambre, peste y muertes de Reyes: ¿¡ e afeitóla
casualidad de verificarse alguna de estas cosas, dadM *
que suceden naturalmente, al rededor del tiempo
de la aparición de algún cometa ha mantenido esta
preocupación. Pero ya en el dia que la Filosofía
ha hecho sus progresos, y que con los adelantamientos
de las ciencias naturales se han hallado
las causas de los fenómenos celestes que eran algo
asombrosos, ya se ha destruido esta preocupación,
y no se temen ya como castigo y azote de la mano
del Todo-poderoso. Quando sepamos averiguar
todo lo que en ellos pasa, y demos razón de sus
apariencias, veremos que lejos de temerlos nos com->
placemos con su agradable aspecto, y los miraremos
como unos de los mas bellos fenómenos de la
naturaleza, y el rasgo mas admirable del poder y
sabiduría de Dios, que con tanto orden ha sabido
colocarlos y distribuirlos; de modo que sin embargo
de ser en número tan crecido, no se encuentran
ni embarazan en sus movimientos por ser tan va-'
riados, y con inclinaciones de órbitas tan diferentes.