1 - Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

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324 ASTRONOMÍA.
CAPÍTULO SEGUNDO. 325
§. XLIV.
Newton pro- Después que Newton se convenció por la serie
boque las le- 1 1 • . • • r 1 i
yes de Re- d e observaciones que hemos insinuado de que la
{^ea r co U se-atracción era la que retenia á los planetas en sus
qüencia pre- órbitas y la causa del movimiento en línea curva;
cisade la ley
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de la atrae- hizo ver geométricamente por una serie de demostraciones,
que las leyes que Kepler estableció eran
una conseqüencia legítima de la combinación de las
fuerzas de proyección ó tangencial, y de la de
atracción, y del modo de obrar de esta- Nosotros
convencidos de la existencia de la atracción en los
astros y de las leyes incontestables de Kepler, omitiremos
el modo de inferir estas de la ley de la
atracción, por no complicarnos en demostraciones
y cálculo* que requieren principios de Geometría
mas sublimes que los que por ahora suponemos.
Veremos- sin embargo en general como puede verificarse
el movimiento en la elipse en virtud de la
atracción á pesar de que parece que quando el planeta
sé acerca y está mas próximo á su perihelio
no puede apartarse de él para llegar á su afelio,
porque habiendo disminuido la distancia parece que
es muy natural que obedeciendo á las leyes de la
atracción se acerque mas á él, que el que se retire-Todo
depende de la combinación de las dos
fuerzas tangencial y centrípeta.
~
§. XLV.
Represente la elipse APBR la órbita de un
planeta; el centro de la qual sea C y en cuyo foco
F esté el sol. Supóngase que el planeta sale del
perihelio A, verificándose siempre su movimiento
de proyección en la tangente; en este caso es perpendicular
esta al radio vector AF. Al. paso que
se va separando de este punto en la dirección APB,
el radio vector va siendo mayor como FP hasta
llegar al punto B ó su afelio. Ademas, la dirección
de su movimiento PL forma un ángulo obtuso
con la dirección de la gravitación. Con lo que
se ve evidentemente que la dirección PL se opone
y contraría el efecto de la fuerza central que la
dirige hacia sí, y procura por consiguiente disminuirla
y hacer mas lento su movimiento. Se comprehende,
pues, que entre el perihelio y el afelio
la velocidad del planeta va siempre disminuyendo
hasta que es la mínima en el punto B de su afelio
en donde otra vez es perpendicular. Desde este punto
su velocidad aumenta hasta volver á llegar á
su perihelio en donde es la mayor, efecto preciso
de la concurrencia de las dos fuerzas que forman
un ángulo agudo, con lo que lejos de oponerse conspiran
á un mismo fin y se favorecen. De modo que
el planeta en esta mitad de su órbita va aumentan-
Los planetas
deben
acercarse y
retirarse alternar
i vamente
del
centro de su
revolución
aunque parece
que quando
están mas
cerca no debían
retirarse.
Fig. 4t.
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