1 - Real Academia de Ciencias Exactas, FÃÂsicas y Naturales
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\<br />
«'<br />
Sistema <strong>de</strong><br />
Copernico,<br />
ASTRONOMÍA.<br />
§. XLV.<br />
Copernico, natural <strong>de</strong> Thorn, Conónigo <strong>de</strong> War-<br />
'<br />
y explica-mía que nació en 1473, con un trabajo <strong>de</strong> casi ao<br />
cion <strong>de</strong>l mo- „ ^' °'<br />
v¡ mi en tóanos dio una nueva forma y colocación á los cuerdiurno<br />
y pe- . - J . .<br />
ñódico se- pos celestes, renovando la antigua opinión <strong>de</strong> Pi-<br />
8p¡c* P " n ta g° ras 5 Aristarco y <strong>de</strong> todos los Egipcios; pero<br />
rectificándola y dándole tal sencillez que el sistema<br />
mereció llevase su nombre. Colocó en el centro<br />
<strong>de</strong>l mundo al sol, sin mas movimiento que el<br />
<strong>de</strong> rotación sobre su exe : al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> él giran<br />
por su or<strong>de</strong>n Mercurio, Venus, la Tierra: al re<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> esta la Luna; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la tierra Marte,<br />
Fíg» «• Júpiter y Saturno. Después <strong>de</strong> todos estos colocó<br />
las estrellas á iguales distancias <strong>de</strong>l sol. Para explicar<br />
el movimiento diurno supone que la tierra<br />
gira al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> su exe en el espacio <strong>de</strong> 34.*'<strong>de</strong><br />
occi<strong>de</strong>nte á oriente, y con este movimiento parece<br />
que los astros giran todos en común <strong>de</strong> oriente<br />
á occi<strong>de</strong>nte. Supone <strong>de</strong>spués, para explicar el mo*<br />
yimiepto annuo ó periódico, que la tierra anda el<br />
camino que en el sistema <strong>de</strong> Ptoloméo se supone<br />
que anda el sol. Que las apariencias resultan las<br />
mismas, ya sea el sol el que se mueva, ya sea la<br />
tierra, se convencerá qualquiera, que reflexione lo<br />
que le pasa, quando es conducido en una barca ó<br />
en un coche, pues entonces parece que todos los<br />
J<br />
°<br />
CAPÍTULO PRIMERO.<br />
l8¡jj<br />
objetos sé mueven en dirección contraria á aquella<br />
en que él lo hace.<br />
§. XLVI.<br />
Antes <strong>de</strong> pasar á explicar la sencillez con que se refutan<br />
por medio <strong>de</strong> este sistema se explican los fenóme-^^"0"-<br />
nos celestes, será bien refutar los argumentos que {¡¡¡^{¡¡I<br />
contra él hacen los partidarios <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> Pto-r g^Jjf j{¡£<br />
lomeo. Si la tierra se moviese, dicen , al re<strong>de</strong>dor' e !" á .y cos -<br />
7<br />
'<br />
Primer ar<strong>de</strong><br />
su exe nos trastornaría con su movimiento las gúmena»..<br />
cabezas, <strong>de</strong>l mismo modo que quando damos bueltas<br />
con alguna velocidad. Bien se echa <strong>de</strong> ver<br />
que los que proponen este argumento no se hacen<br />
cargo <strong>de</strong> que la causa <strong>de</strong>l trastorno que percibimos,<br />
quando giramos con alguna velocidad, es el ver<br />
muchos objetos en muy certo espacio <strong>de</strong> tiempo, y<br />
gravándose en el ojo las imágenes <strong>de</strong> todos ellos<br />
nos confun<strong>de</strong>n sin saber á qual aten<strong>de</strong>r. Así es que<br />
no advertimos este efecto quando lo hacemos con<br />
los ojos vendados, y es lo mismo entonces que si<br />
nos paseáramos en línea recta. La tierra al moverse<br />
hace andar consigo todo lo que está sobre ella,<br />
con la misma velocidad , y guardando la misma<br />
disposición y colocación que tienen los cuerpos; <strong>de</strong><br />
este modo no hay motivo para percibir el movimiento<br />
, pues no tenemos con quien compararlo.<br />
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