1 - Real Academia de Ciencias Exactas, FÃÂsicas y Naturales
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l82<br />
ASTRONOMÍA.<br />
en reposo y en el centro <strong>de</strong> todo el universo á la<br />
tierra, y colocó girando al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ella mas próximamente<br />
que todos la Luna; <strong>de</strong>spués por su or<strong>de</strong>n<br />
Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Sa-><br />
turno. Mas distantes que todos estos colocó las estrellas<br />
todas á igual distancia <strong>de</strong> la tierra, suponiéndolas<br />
engastadas en la parte cóncava <strong>de</strong>l cielo,<br />
qué le llamó, estrellado. Fingió que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
este estaban los cielos cristalinos, <strong>de</strong>spués el pri-<br />
Fie JO. mer nrávÜ y por último el empíreo. Suponía cada<br />
uno <strong>de</strong> los planetas engastado y fixo en cielo diferente<br />
; y qUe por medio <strong>de</strong> él se le comunicaba<br />
el movimiento.<br />
§. XLIV.<br />
Explicación Decia para explicar su movimiento diurno que<br />
<strong>de</strong>l movimiento<br />
diur- todo este armazón <strong>de</strong> esferas giraban impelidas <strong>de</strong>l<br />
no y periódico<br />
por ei primer móvil en 24. h , y que <strong>de</strong>spués cada esfera<br />
Ptoioméo.y en particular andaba en dirección contraria, ó <strong>de</strong><br />
^refutación ocíente ¿ oriente en diferentes tiempos, que era<br />
el modo <strong>de</strong> explicar su tiempo periódico. Aunque<br />
es difícil imaginarse que cuerpos tan diferentes y<br />
colocados á distancias tan <strong>de</strong>siguales giren por un<br />
movimiento común en un mismo espacio <strong>de</strong> tiempo<br />
; y aunque es casi infinita la velocidad con que<br />
se concibe <strong>de</strong>bería moverse el cielo estrellado para<br />
hacer la revolución diurna: pasaríamos sin embargo<br />
por ello, porque no seria difícil al que crió to-<br />
CAPÍTÚLO PRIMERO. 18 3<br />
das estas cosas sujetarlas á semejantes leyes; pero<br />
quedan muchos fenómenos por explicar, ó si se explican<br />
hay. que recurrir á una complicación <strong>de</strong> círculos<br />
y epiciclos que trastornan todo or<strong>de</strong>n, y <strong>de</strong>struyen<br />
la sencillez con que obra la naturaleza. No<br />
se pue<strong>de</strong> tampoco admitir este sistema por la complicación<br />
<strong>de</strong> cielos, pues siendo evi<strong>de</strong>nte que las<br />
•orbitas.se cortan era preciso que estuviesen divididos<br />
en pedazos para ofrecer paso abierto á algunos<br />
cuerpos que precisamente los han <strong>de</strong> atravesar,<br />
ó <strong>de</strong> lo contrario tendríamos que. pronosticar y estar<br />
temiendo á cada instante una ruina fatal <strong>de</strong>l<br />
universo, con el choque <strong>de</strong> algún cuerpo que viniese<br />
á tropezar con toda esta máquina. Si reparamos<br />
que Mercurio y Venus jamas están en oposición<br />
con el sol, como <strong>de</strong>bería suce<strong>de</strong>r si girasen<br />
al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la tierra, nos convenceremos mejor<br />
<strong>de</strong> la nulidad <strong>de</strong> este sistema, porque ó hemos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir que no gira al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ella, ó que al tener<br />
una cierta digresión se vuelve atrás sin concluir<br />
jamas una revolución, pero esto no es así<br />
porque se ve que la concluyen.