1 - Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

290 ASTRONOMÍA.
§. XXI.
De ios re- Como para dar esto por cierto no bastaba essedeíenTn
6 - ta teórica tan bien fundada, mucho mas quando se
Siente et trata de demostrar la existencia de la atracción que
Tiíeía algunos aun en el dia combaten con todo esfuerzo,
fué preciso buscar otras pruebas de hecho que
g
tierra
lo confirmasen demostrativamente. Inmediatamente
les ocurrió á los primeros que lo sospecharon que
el modo de averiguarlo era medir dos grados de
la tierra á diferentes latitudes, porque seguramente
si la tierra es esférica, todos los grados de latitud
de ella deben ser iguales. Es preciso convenir,
antes de dar razón de las operaciones que se hicieron,
en que si se encuentran de menor extensión
los grados hacia el equador que los de los polos,
es prueba de que la tierra es aplastada, porque es
evidente que quanta mas curvatura tiene un círculo
que otro, ó lo que es lo mismo, quanto menor
es su radio tanto menos espacio hay que andar para
hallar el mismo número de grados. Así sucede
con la tierra supuesta ovalada y chata, quanto mas
3o. nos acerquemos á los puntos equatoriales M y N,
Fig. tanto menos espacio habrá que andar para corresponder
á diferentes puntos del cielo; pues si anduviésemos
sobre una superficie perfectamente plana,
como que todas las visuales serian paralelas,
CAPÍTULO SEGUNDO. 291
jamas hallaríamos un grado de diferencia, porque
faltaría el medio de medirlo; y como el grado de
la tierra se mide comparándolo con lo que se ha
variado en el cielo, aquel no es mas que lo que se
necesita andar en esta para hallar un grado de declinación
en el cielo, y no es la 36o. ma parte de
la tierra como á primera vista aparece.
§. XXII.
Convencidos ya de los resultados que debían in- Deiaso P e-
ferir de las operaciones, emprendió Cassini medir ¡"EÍÜS
p
diferentes grados hacia el norte y medio dia de Pa- jj fi r gu r ° b £
ris, y aunque al principio concluyó Cassini que la la tierra.
tierra era prolongada hacia los polos, después conoció
el error. Ademas, la diferencia de extensión
en grados tan próximos no es tanta, que las equivocaciones
que se pueden padecer en la práctica de
la operación no sean capaces de sacar resultados
contrarios. Así es que se disputó por algún tiempo
con mucho tesón por uno y otro partido, queriendo
nnos, según la teórica, que fuese la tierra aplastada
, y otros, según las medidas, que fuese prolongada
hacia los polos.
De todas estas disputas resultó el concluir, que
el modo de quitar las dudas, y resolver demostrativamente
el problema era medir un grado en el
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equador, en la Cayena por exemplo. La Academia