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I Concurso de Relato Corto de Ciencia Ficción 3 VIII Premio “Luna ...

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Sistema <strong>de</strong> Infotecas Centrales<br />

Universidad Autónoma <strong>de</strong> Coahuila<br />

escribir y leer. El hombre viejo <strong>de</strong> ahora probablemente no sale <strong>de</strong> las calles estrechas y sucias <strong>de</strong> Madrid, y<br />

se ha resignado a una extraña forma <strong>de</strong> éxito que no lo salva <strong>de</strong> la pobreza ni <strong>de</strong> la oscuridad, al contrario que<br />

su vecino Lope <strong>de</strong> Vega, hacia el que siente por igual admiración y resentimiento, porque Lope ha triunfado<br />

en el teatro y en la poesía y él no.<br />

Pero el Cervantes viejo, como señala Martín <strong>de</strong> Riquer, no ha perdido el sentido <strong>de</strong>l humor ni el gusto <strong>de</strong><br />

contar, ni la fascinación por las vidas y las hablas. La comicidad <strong>de</strong> la segunda parte es menos escatológica<br />

que la <strong>de</strong> la primera, pero no menos efectiva, si bien el relato <strong>de</strong> las burlas continuas que sufren don Quijote y<br />

Sancho tiene ahora el contrapunto <strong>de</strong> la abierta crítica a los burladores. Quizás los años han vuelto a<br />

Cervantes más sensible a la brutalidad <strong>de</strong> la burla española, que se ceba con tanta frecuencia en los débiles y<br />

en los inocentes. "No son burlas las que duelen", dice con severidad, "ni hay pasatiempos que valgan, si son<br />

con daño <strong>de</strong> terceros". Una caterva <strong>de</strong> criados guasones asalta a Sancho en mitad <strong>de</strong> la noche, en su palacio<br />

<strong>de</strong> falso gobernador <strong>de</strong> la Ínsula Barataria, fingiendo una invasión <strong>de</strong> enemigos, y Sancho cae al suelo muerto<br />

<strong>de</strong> miedo y es pisoteado y golpeado: "y no por verle caído aquella gente burladora le tuvieron compasión<br />

alguna". Después <strong>de</strong> tantos episodios <strong>de</strong> aparatosos engaños barrocos escenificados en el palacio <strong>de</strong> los<br />

duques, inopinadamente hay un cambio <strong>de</strong> tono, como una ocurrencia sobrevenida que Cervantes <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> no<br />

tachar: "Y dice más Ci<strong>de</strong> Hamete: que tiene para sí ser tan locos los burladores como los burlados y que no<br />

estaban los duques dos <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> parecer tontos, pues tanto ahínco ponían en burlarse <strong>de</strong> dos tontos".<br />

En la primera parte el relato <strong>de</strong> la vida se interrumpe a cada paso por la irrupción <strong>de</strong> la literatura. En el relato<br />

<strong>de</strong> la vida no hay lugar para el heroísmo ni para lo extraordinario, y el lenguaje se confun<strong>de</strong> con el habla o con<br />

una rápida llaneza <strong>de</strong> estilo que es la taquigrafía que permite apresar el flujo <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado y veloz <strong>de</strong> las cosas;<br />

en la literatura los personajes son excepcionales o heroicos, los acontecimientos misteriosos y con frecuencia<br />

fantásticos, los finales sorpren<strong>de</strong>ntes, el lenguaje rico y elevado, libre <strong>de</strong> las improvisaciones y las impurezas<br />

<strong>de</strong>l habla. Para Cervantes, literatura en prosa son los libros <strong>de</strong> caballerías, las novelas pastoriles, los<br />

melodramas <strong>de</strong> enamoramientos y viajes prodigiosos, <strong>de</strong> azares sorpren<strong>de</strong>ntes que vuelven a reunir a amantes<br />

o a padres e hijos separados durante mucho tiempo. Su originalidad no es haber superado estas convenciones<br />

para convertir en literatura la vida común: es encontrar la manera <strong>de</strong> contarla y a la vez indagar el lugar que la<br />

ficción ocupa en la vida, la tensión permanente entre la experiencia y la narración o la representación, entre la<br />

necesidad humana <strong>de</strong> ver las cosas como son y la otra necesidad no menos perentoria <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar <strong>de</strong> lo real<br />

evadiéndose unas veces <strong>de</strong> su monotonía y otras <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. En la segunda parte Cervantes apenas ce<strong>de</strong> a<br />

la tentación <strong>de</strong> lo fantasioso y lo romántico, pero eso no quiere <strong>de</strong>cir que esa posibilidad <strong>de</strong> la literatura ya no<br />

le importara: lo último que escribió en su vida, literalmente a un paso <strong>de</strong> la muerte, fue el prólogo <strong>de</strong> Persiles<br />

y Sigismunda, que para nosotros es un libro exótico y muy poco accesible, pero que él consi<strong>de</strong>raba su obra<br />

maestra, quizás porque al escribirlo había podido <strong>de</strong>splegar todas las faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su imaginación y todo el<br />

lujo <strong>de</strong> su potencia expresiva: los personajes heroicos con nombres extravagantes, las geografías inusitadas,<br />

las aventuras y los encuentros milagrosos que son motivos <strong>de</strong> parodia en el Quijote, en el Persiles, que se<br />

escribiría casi al mismo tiempo, están contados perfectamente en serio. Como tantos innovadores, Cervantes<br />

conocía y amaba hondamente la tradición que su propia originalidad iba a volver anacrónica. Su parodia es<br />

más eficaz porque lo que él mismo escarnece está muy cercano a su corazón.<br />

Quien ha amado tanto los engaños <strong>de</strong> la literatura no acce<strong>de</strong> a engañarse nunca sobre lo real. La falacia<br />

sentimental, tan literaria, la corta siempre Cervantes <strong>de</strong> un tajo. Don Quijote va a morirse y todos lo lloran,<br />

"pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto <strong>de</strong>l heredar algo<br />

borra o templa en el here<strong>de</strong>ro la memoria <strong>de</strong> la pena que es razón que <strong>de</strong>je el muerto". De esa frase sí que me<br />

acordaba bien, pero no por eso ha <strong>de</strong>jado una vez más <strong>de</strong> herirme, quebrando el consuelo <strong>de</strong> la literatura con<br />

el sarcasmo <strong>de</strong> lo real.<br />

Página web <strong>de</strong> Antonio Muñoz Molina www.antoniomuñozmolina.es<br />

http://www.elpais.com/articulo/portada/Segundas/partes/elpepuculbab/20100821elpbabpor_21/Tes<br />

Boletín Científico y Cultural <strong>de</strong> la Infoteca No. 259 Septiembre 2010<br />

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