I Concurso de Relato Corto de Ciencia Ficción 3 VIII Premio âLuna ...
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Sistema <strong>de</strong> Infotecas Centrales<br />
Universidad Autónoma <strong>de</strong> Coahuila<br />
Personalidad digital múltiple<br />
Leila Macor<br />
Vencida por la fragmentación, busqué "fragmentación" en Google, como buena fragmentada que soy. La<br />
primera entrada que encontré fue: "Benedicto XVI consi<strong>de</strong>ra que Internet fragmenta la cultura". Esto sí es<br />
grave, me dije. Yo pensando lo mismo que este Papa bochornoso. En otro artículo menos embarazoso <strong>de</strong> citar,<br />
publicado en el New York Times Online, Ben Macintyre dice -más o menos- que mientras la lectura <strong>de</strong> un<br />
libro es un nutritivo banquete, Internet viene a ser una surtida mesa <strong>de</strong> snacks, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> uno picotea azarosa y<br />
escasamente en una nueva forma <strong>de</strong> "cultura anoréxica".<br />
Cada vez más escritores, cuando hablan <strong>de</strong> las rutinas que siguen para escribir, señalan como culpable <strong>de</strong> su<br />
dispersión a Internet. Macintyre dice que según estudios <strong>de</strong> Microsoft, alguien que se distrae por un email<br />
recibido <strong>de</strong>mora 24 minutos en volver al mismo nivel <strong>de</strong> concentración anterior. Buscar un dato en la web<br />
suele ser un viaje sólo <strong>de</strong> ida. Un artículo te lleva a un vi<strong>de</strong>o, que te lleva a otro artículo, que te lleva a otro<br />
vi<strong>de</strong>o y en el ínterin uno aprovecha para revisar diez cuentas <strong>de</strong> email, Twitter, Facebook y qué sé yo, en un<br />
proceso <strong>de</strong> continua ventanización en que lo único inmutable es una mano en un mouse. No soy la única que<br />
ya no lee ningún artículo completo ni ve un vi<strong>de</strong>o hasta el final: en esa forma inconclusa <strong>de</strong> consumir está la<br />
base <strong>de</strong>l cambio cultural generado por la Web 2.0.<br />
Nuestras mentes se están adaptando lentamente a esa alimentación <strong>de</strong>sorientada y famélica a base <strong>de</strong> "canapés<br />
electrónicos" que saltan <strong>de</strong> ventana en ventana, a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la información viene en pequeñas porciones<br />
<strong>de</strong> intensidad pop, como una sucesión <strong>de</strong> inputs que aguijonean la percepción sin <strong>de</strong>jar rastros dura<strong>de</strong>ros. Y<br />
pensar que hay niños diagnosticados <strong>de</strong> déficit atencional porque no pue<strong>de</strong>n quedarse 45 minutos quietos en<br />
un salón <strong>de</strong> clase. Ja. A muchos adultos nos recetarían Ritalina si vieran nuestro comportamiento online.<br />
Lo más <strong>de</strong>lirante es la manera como se reproduce ese modus vivendi en la personalidad digital múltiple que<br />
uno ha <strong>de</strong>sarrollado en la web. Usamos Pedazos <strong>de</strong> Yo sueltos con diferentes nicknames y passwords para<br />
adaptarnos a cada plataforma. De hecho hay sitios, como FriendFeed, que ofrecen reunir en una sola red<br />
social todos los "Yos <strong>de</strong>sagregados" que tenemos boyando por ahí; lo cual, a mi juicio, sólo agregaría otro Yo<br />
a la miríada <strong>de</strong> Yos: un nuevo Yo Supuestamente Agregado. Complicado, ya sé. Perdón. Si Yo fuera el Yo <strong>de</strong><br />
Twitter seguramente lo habría podido explicar en 140 caracteres.<br />
Boletín Científico y Cultural <strong>de</strong> la Infoteca No. 259 Septiembre 2010<br />
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