El Trabajo Infantil Doméstico en Honduras. A Puerta Cerrada..., 2003

“Fíjese que ella le tiene más miedo a la patrona que a mi”, explicaba la madre de una
TID en un grupo focal, para mostrar esa relación de desigualdad y subordinación de las
niñas en las relaciones con las empleadoras. Les falta confianza para expresarse, y
aunque reclamen, pocas veces obtienen respuestas a sus demandas. Otro factor es que
no han tenido opciones de una vida diferente por lo tanto se conforman con lo que les
den, que en la mayoría de los casos se limita a casa y comida. Esta ambigüedad se
refleja en el discurso de algunas adultas entrevistadas que fueron trabajadoras
infantiles domésticas.
“En realidad me trataron bien siempre, como era menor de edad me pagaban lo que
querían y la jornada no me pareció justa porque iniciaba a las 6:00 a.m. y salía a las
5:00 p.m.”
Las empleadas domésticas adultas que empezaron a trabajar en la niñez, relataron
casos de niñas que han sufrido accidentes graves en el trabajo, debido al cansancio o
por hacer tareas inadecuadas a la capacidad física, como cargar bultos o utilizar
equipos que no conocen.
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- Impacto en la vida de las TID
En todas las consultas realizadas hay coincidencias en que la incorporación temprana
al trabajo doméstico tiene repercusiones negativas en la vida de las niñas, incluso entre
las que están en edad de trabajar. Sus derechos humanos son violentados, restringidas
sus oportunidades y alternativas de futuro, especialmente de mejorar la educación,
enfrentan riesgos de sufrir distintas formas de violencia, se ven afectadas en su
autonomía y autoestima, trabajan en condiciones explotadoras, y en un marco de
relaciones jerárquicas que afirman modelos tradicionales de servidumbre y sumisión.
También se fomenta la migración, porque las niñas que llegan a trabajar como
empleadas domésticas en las ciudades, terminan por radicase en las ciudades.
Algunas de las personas consultadas, consideraron que a través del enganche en el
trabajo doméstico en hogares de terceros las chicas pueden encontrar oportunidades
para mejorar sus condiciones sociales y de vida. Entre estas ventajas se señalaba que
amplían sus horizontes y se les abren otras perspectivas para su futuro. Pero las
trabajadoras domésticas adultas que participaron en los grupos focales, afirmaron que
una vez que las niñas se enganchan en este tipo de trabajo, las oportunidades para tener
acceso a una vida mejor son muy limitadas.
Como factores positivos, se anotaba que las TID cuentan con alojamiento y comida en el
lugar de trabajo, algunas logran estudiar, y el ingreso les ayuda a sobre llevar la pobreza
ayudando a sus familias de origen: “Si las niñas no vinieran a trabajar como empleadas
domésticas estarían perdiendo el tiempo porque allá en los pueblos nunca van a ser nada,
lo que puede pasar es que se metan con un hombre y salen irresponsables, en las ciudades
sí tienen otras oportunidades”, opinaba una participante de un grupo focal. Sin embargo,
algunas familiares indicaron similares riesgos en las ciudades, y señalaron que la ayuda
que reciben de las hijas menores de edad que trabajan como empleadas domésticas en las
CAPÍTULO 5 - REPRESENTACIONES SOCIALES