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en Seattle que dieron al traste con la reunión de laOMC.Si aceptamos estos presupuestos y formas de enfocar<strong>el</strong> problema, la nueva composición técnica d<strong>el</strong> proletariadoy <strong>el</strong> trabajo en sí mismo dependería entoncesno sólo de la iniciativa d<strong>el</strong> capital sino también y enmedida variable d<strong>el</strong> antagonismo de la clase obrera,tal y como han teorizado (1) aqu<strong>el</strong>los contagiados d<strong>el</strong>economicismo y/o determinismo tecnológico, acentuandosiempre <strong>el</strong> principio de racionalidad económica;(2) los “postmodernos” quienes han subrayadoante todo la mercantilización total y <strong>el</strong> simulacro de lasociedad; (3) los críticos de la tecnología, quienesenlazan <strong>el</strong> desarrollo criminal de las nuevas técnicas yla desestructuración de la clase obrera; y (4) lacorriente de la “autonomía” obrera que ha partido d<strong>el</strong>a sospecha, a nuestro juicio correcta aunque con problemas,que antecede <strong>el</strong> antagonismo de la clase obreraa la iniciativa d<strong>el</strong> capital.El principio de racionalidad tecnológicaA finales d<strong>el</strong> siglo XX, particularmente en los añosochenta y noventa, se registró en la llamada sociologíad<strong>el</strong> trabajo <strong>el</strong> desarrollo y la expansión de las tesisacerca d<strong>el</strong> “fin d<strong>el</strong> trabajo”, con la consecuente tesissobre <strong>el</strong> “fin de la vigencia de la teoría d<strong>el</strong> valor”. Éstahabría sido sustituida por la ciencia, abriendo <strong>el</strong> espaciopara <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> mundo de la vida y la consecuentepreeminencia de la “esfera comunicacional”,de acuerdo con la conocida idea de Habermas (1987).Estas tesis tuvieron fuerte repercusión en di<strong>ver</strong>sosautores como Andrè Gorz, entre otros, que vislumbraban<strong>el</strong> advenimiento de la era de la especializaciónproductiva y científica sin trabajo y sin valor; todoesto, en plena vigencia d<strong>el</strong> capital y su sistema demetabolismo social.Este principio de racionalidad tecnológica postulaademás la pérdida de centralidad d<strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> trabajoen <strong>el</strong> capitalismo actual, de modo que las fuerzasd<strong>el</strong> conocimiento y de la ciencia lo habrían sustituidotras <strong>el</strong> desplazamiento d<strong>el</strong> fordismo-taylorismo que seextendió después de la Segunda Guerra Mundial.Pero quienes sostienen tal hipótesis su<strong>el</strong>e olvidar queesas fuerzas existen articuladas con los paradigmasorganizativos y de explotación que han surgido de lareestructuración d<strong>el</strong> capital y de la crisis d<strong>el</strong> sistema.Así ocurre que al contrario de lo que imagina entreotros Jürgen Habermas (1984), las transformacionespor las que pasa <strong>el</strong> modo de producción capitalistaavanzan en <strong>el</strong> sentido de una racionalización brutald<strong>el</strong> trabajo vivo, en tanto fuente productora de valor.En <strong>el</strong> núcleo de la separación ficticia de las esferas d<strong>el</strong>trabajo y d<strong>el</strong> sistema radica la concepción habermasianad<strong>el</strong> desplazamiento d<strong>el</strong> trabajo por <strong>el</strong> dominioabsoluto de la esfera comunicativa como campo de lastransformaciones y utopías de la sociedad actual. Sinembargo, es evidente que más allá de esa ficción, <strong>el</strong>mundo d<strong>el</strong> trabajo, su organización, su sujeción a ladominación y explotación d<strong>el</strong> capital, a la dictadura d<strong>el</strong>as empresas, no sólo es “parte” d<strong>el</strong> sistema capitalista,sino que constituye su premisa, sin la cual perecería.En este sentido, la cientifización de los procesosde producción no ha prescindido d<strong>el</strong> trabajo vivocomo fuente importante de producción de riqueza.Siendo así, parece un poco apresurado anunciar <strong>el</strong> finde la teoría d<strong>el</strong> valor, basándose solamente en unavisión cuantitativa de los factores que entran en laproducción de la riqueza. Habermas, en efecto, proclamó<strong>el</strong> fin de la teoría d<strong>el</strong> valor al plantear que: “latécnica y la ciencia se tornan en la principal fuerzaproductiva, con lo que caen por tierra las condicionesde aplicación de la teoría d<strong>el</strong> valor d<strong>el</strong> trabajo deMarx”. Como si la ciencia y la técnica no fueran fuerzasproductivas materiales que sólo gracias a laacción de la fuerza de trabajo y al modo cómo la utiliza<strong>el</strong> capital en <strong>el</strong> proceso productivo participan en laformación de valor y plusvalía. Sin la acción de la fuerzade trabajo y <strong>el</strong> consiguiente desgaste físico e int<strong>el</strong>ectuald<strong>el</strong> obrero cesaría la producción de riquezapara toda la sociedad y, finalmente, se provocaría <strong>el</strong>derrumbe d<strong>el</strong> capitalismo.Incluso este planteamiento rígidamente deterministaes inconcebible para Jeremy Rifkin (1997, 2000), alsituarse al margen de la generalización d<strong>el</strong> trabajo socialcomo trabajo abstracto en la sociedad capitalista,puesto que las empresas transnacionales y multinacionaleslo utilizan como un “empleado más”, un miembrod<strong>el</strong> obrero colectivo d<strong>el</strong> capital social en la producciónde plusvalía a niv<strong>el</strong> mundial. Para sustentar su “teoríade la acción comunicativa, como campo antagónico yexcluyente d<strong>el</strong> valor, Habermas separa anticipadamente<strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> trabajo tanto de la esfera que él denominade la vida (o “esfera comunicacional” o de la “intersubjetividad”)como d<strong>el</strong> “sistema”, regulado por la“razón instrumental”, la cual incluye las esferas d<strong>el</strong>trabajo, de la economía y d<strong>el</strong> poder. Una vez realizadaesta separación, afirma que “la centralidad se transfirióde la esfera d<strong>el</strong> trabajo a la esfera de la acción comunicativa”,porque “aquí se deposita <strong>el</strong> núcleo de lautopía transformadora”, de la “emancipación”, debidoa que dicha centralidad fue racionalizada y entregadaal dominio d<strong>el</strong> capital, particularmente despuésISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 5 página 11 Trabajo y valor

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