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la vida. Se hace así una asimilación entre “filosofar” y “cuidar su propia alma”. El período clave de esta actividadse situará en la etapa media de la adultez, según algunos textos estoicos, e incluso en <strong>el</strong> paso de ésta a la vejez–cuando se siente que se termina la vida mortal y es necesario ocuparse d<strong>el</strong> alma-. De este modo, como consecuencia,al con<strong>ver</strong>tirse en una actividad adulta, la inquietud de sí acentúa su función crítica y va a tener un pap<strong>el</strong>corrector, a la vez que formativo. No se trata de una preparación d<strong>el</strong> individuo para una profesión o actividadsocial, como en <strong>el</strong> período platónico, que forme al individuo para hacer de él un buen gobernante; sino que setrata de formarlo para poder superar todo aqu<strong>el</strong>lo que pueda acontecer, todas las desdichas que puedan afectarlo.Esta ética de la práctica de sí ya no se impone contra un fondo de ignorancia que debe ser superada–Sócrates-, sino contra un contexto de errores, malos hábitos, dependencias que es preciso corregir y liberar.Ahora <strong>el</strong> centro es Corregir/Liberación, mucho más que Formación/Saber.Otra consecuencia será <strong>el</strong> acercamiento de la actividad de sí a la medicina, pues esta práctica tiene como fincorregir, reparar, una función terapéutica. Aquí vemos una corr<strong>el</strong>ación entre filosofía y medicina, práctica d<strong>el</strong>alma y medicina d<strong>el</strong> cuerpo tras la que va a surgir la idea de la asociación de un grupo de gente para practicar <strong>el</strong>cuidado de sí, también una escu<strong>el</strong>a de filosofía dará respuestas a las necesidades d<strong>el</strong> alma, curándola de laspasiones y males que sufra. Epicteto concibe la escu<strong>el</strong>a de filosofía como un hospital d<strong>el</strong> alma, un dispensariod<strong>el</strong> alma 3 . También es famosa la frase de Epicuro: “vacío es <strong>el</strong> discurso d<strong>el</strong> filósofo que no cura ninguna afecciónhumana…”. Es así como vamos a presenciar<strong>el</strong> resurgimiento d<strong>el</strong> cuerpo como un objeto depreocupación, de modo que ocuparse de sí seráa la vez ocuparse d<strong>el</strong> alma y d<strong>el</strong> cuerpo –lo vemoscon Séneca, Marco Aur<strong>el</strong>io, Frontón y ElioArístides-.Y como tercera consecuencia de ese desplazamientocronológico de la práctica de sí d<strong>el</strong> finalde la adolescencia a la madurez y la vida adultaserá la asunción de una importancia nueva y deun nuevo valor de la vejez. En la cultura griegatradicional, la vejez es algo honorable, suponesabiduría, pero también debilidad, no es deseable.En cambio, si la vejez ha sido bien preparadapor la práctica de sí, <strong>el</strong> anciano es <strong>el</strong> yo que sealcanza a sí mismo, que mantiene consigo unar<strong>el</strong>ación consumada y completa de dominio ysatisfacción. Por <strong>el</strong>lo no hay que considerarla como <strong>el</strong> término de la vida sino como meta positiva de la existencia,será en la vejez donde hallaremos la tranquilidad y <strong>el</strong> goce de sí, también será <strong>el</strong> ejercicio para prepararnospara la muerte. De aquí surge una intrincación con la medicina, y la inquietud de sí se integra con la fórmulageneral d<strong>el</strong> arte de vivir (tekhne tou biou).Otro desplazamiento con respecto al platonismo de este principio de la inquietud de sí, consiste en que ya no es unarecomendación reservada a ciertos individuos para un fin concreto, sino que ahora se presenta como una regla aplicablea todos, sin condición de status y sin finalidad técnica o social, aunque la meta de la práctica de sí: <strong>el</strong> yo, <strong>el</strong> statuspleno e integro d<strong>el</strong> sujeto, sólo es aplicable a algunos. La inquietud de sí no va a encontrarse sólo entre los másricos y privilegiados, puesto que también la encontramos entre las clases menos favorecidas, pero en este caso fuertement<strong>el</strong>igada a la existencia de grupos r<strong>el</strong>igiosos con cultos y procedimientos ritualizados. Podemos <strong>ver</strong> entoncesdos grandes polos, un polo más popular, más r<strong>el</strong>igioso, cultual, por un lado; y, en <strong>el</strong> otro extremo, cuidados d<strong>el</strong> alma,cuidados de sí, prácticas de sí, que son más individuales, más personales, más cultivados, más propio de los mediosmás acomodados y que se apoyan en parte sobre las redes de amistades. En consecuencia, la inquietud de sí siemprecobra forma en <strong>el</strong> interior de redes o grupos determinados y distintos de sí, con combinaciones entre lo cultual,3.- Epícteto, Entretiens, II, 21,. Trad. J. Souilhé, Paris, Les B<strong>el</strong>les Letres, 1963, págs. 93-95ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 5 página 137 Análisis de efectos / reseñas

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