YOUKALI, 5 página 136 Análisis de efectos / reseñasrio ocuparse de sí cuando se advierte que se ignora, no se sabe cuál es <strong>el</strong> objeto d<strong>el</strong> buen gobierno. Ignoranciade las cosas que habría que saber e ignorancia de sí mismo, ese yo, sujeto, d<strong>el</strong> que debo ocuparme para poderocuparme de los otros, los demás a quienes tendría que gobernar. Estas tres cuestiones forman esa imagen queconocemos en los diálogos platónicos-socráticos.Antes de Platón y Sócrates ya existía la idea de que era necesaria una tecnología de sí para lograr un acceso a la<strong>ver</strong>dad. Esta tecnología de sí consistía en poner en juego una cierta cantidad de prácticas, ya manifiestas en laGrecia arcaica y en muchas civilizaciones. Prácticas como ritos de purificación, necesarios para <strong>el</strong> contacto conlos dioses y para que pudiesen decirnos la <strong>ver</strong>dad; las técnicas de concentración d<strong>el</strong> alma, para evitar la dispersiónd<strong>el</strong> alma debido a las perturbaciones externas, <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro exterior; la técnica de la retirada, “anacoresis” oausentarse in situ, dentro d<strong>el</strong> mundo en <strong>el</strong> que estamos situados, sin experimentar las sensaciones, sin agitarnos;la práctica de la resistencia, ligada a la concentración d<strong>el</strong> alma y a la retirada hacia sí mismos, hace posiblesoportar las pruebas duras y dolorosas o resistir las tentaciones.Todos estos ejemplos de prácticas de sí –técnicas de sí- que ya existían en la Grecia arcaica, se integran en <strong>el</strong> pitagorismocon sus componentes ascéticos y se difunde dentro d<strong>el</strong> pensamiento platónico como <strong>el</strong> primer paso deuna serie de desplazamientos y reorganización de esas mismas técnicas en la época h<strong>el</strong>enística y romana, que secon<strong>ver</strong>tirá en la gran cultura de sí.En <strong>el</strong> texto d<strong>el</strong> Alcibíades, todas esas viejas tecnologíasd<strong>el</strong> yo se sometieron a una profunda reorganización.Cuando se habla de la necesidad de ocuparsede sí mismo, Sócrates, embargado por laduda, desemboca en la pregunta: ¿qué es ocuparsede sí mismo?, ¿qué es ese sí mismo d<strong>el</strong> que hayque ocuparse? Y, por otro lado, ¿qué es la inquietud?La respuesta será ese <strong>el</strong>emento que es iguald<strong>el</strong> lado d<strong>el</strong> sujeto y d<strong>el</strong> lado d<strong>el</strong> objeto, presenteen la inquietud de sí. El sujeto que “se ocupa de” símismo como objeto: <strong>el</strong> alma. La cuestión que seplantea es la d<strong>el</strong> sujeto. Se trata de poner de manifiestoal sujeto en su irreductibilidad y es <strong>el</strong> alma<strong>el</strong> sujeto de la acción, en cuanto se vale d<strong>el</strong> cuerpocomo instrumento. Pero no se trata d<strong>el</strong> alma sustancia–y esta evidencia es muy importante paraFoucault- sino d<strong>el</strong> alma sujeto. Por lo que ocuparsede sí, será ocuparse de sí en cuanto uno es “sujeto de” muchas cosas: sujeto de acción instrumental, sujeto der<strong>el</strong>aciones con <strong>el</strong> otro, sujeto que tiene cierta actitud… En este momento, la inquietud de sí va a poder distinguirsede otros tipos de actividades que no son inquietudes de sí: en la enfermedad uno se ocupa de su cuerpo,no de sí mismo como sujeto; la economía se ocupa de los bienes, pero no de uno mismo. Será en <strong>el</strong> autoconocimientodonde la tradición platónica y neoplatónica encuentre la realización de la inquietud de sí. Éste dará accesoa la <strong>ver</strong>dad y, a su vez, este acceso permitirá reconocer lo divino en uno mismo –estos <strong>el</strong>ementos, comovemos, tan cercanos a las prácticas arcaicas, no se encuentran así distribuidos y organizados en las formas deinquietud de sí epicúrea y estoica-. En esto va a consistir ese doble juego que <strong>el</strong> platonismo va a realizar a lo largode toda la cultura antigua y la cultura europea. Por un lado va a replantear las condiciones de espiritualidad queson necesarias para tener acceso a la <strong>ver</strong>dad, pero al mismo tiempo, planteó <strong>el</strong> clima de desarrollo de lo quepodríamos llamar una “racionalidad”, es decir, reabsorbió la espiritualidad en <strong>el</strong> movimiento d<strong>el</strong> conocimiento.El otro momento de la historia de la epim<strong>el</strong>eia heautou que Foucault aísla para su estudio es <strong>el</strong> período d<strong>el</strong> renacimientode la cultura clásica d<strong>el</strong> h<strong>el</strong>enismo, y que abarca más o menos los siglos I y II de nuestra era. Justo <strong>el</strong>período anterior a la difusión d<strong>el</strong> cristianismo y que constituye una <strong>ver</strong>dadera edad de oro en la historia de lainquietud de sí, entendida ésta a la vez como noción y como práctica e institución. La necesidad de la inquietudde sí en este período no va a afirmarse al final de la adolescencia como pedagogía para la adultez, como se determinabaen <strong>el</strong> Alcibíades, sino que ahora será una obligación permanente que debe extenderse a lo largo de todaISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
la vida. Se hace así una asimilación entre “filosofar” y “cuidar su propia alma”. El período clave de esta actividadse situará en la etapa media de la adultez, según algunos textos estoicos, e incluso en <strong>el</strong> paso de ésta a la vejez–cuando se siente que se termina la vida mortal y es necesario ocuparse d<strong>el</strong> alma-. De este modo, como consecuencia,al con<strong>ver</strong>tirse en una actividad adulta, la inquietud de sí acentúa su función crítica y va a tener un pap<strong>el</strong>corrector, a la vez que formativo. No se trata de una preparación d<strong>el</strong> individuo para una profesión o actividadsocial, como en <strong>el</strong> período platónico, que forme al individuo para hacer de él un buen gobernante; sino que setrata de formarlo para poder superar todo aqu<strong>el</strong>lo que pueda acontecer, todas las desdichas que puedan afectarlo.Esta ética de la práctica de sí ya no se impone contra un fondo de ignorancia que debe ser superada–Sócrates-, sino contra un contexto de errores, malos hábitos, dependencias que es preciso corregir y liberar.Ahora <strong>el</strong> centro es Corregir/Liberación, mucho más que Formación/Saber.Otra consecuencia será <strong>el</strong> acercamiento de la actividad de sí a la medicina, pues esta práctica tiene como fincorregir, reparar, una función terapéutica. Aquí vemos una corr<strong>el</strong>ación entre filosofía y medicina, práctica d<strong>el</strong>alma y medicina d<strong>el</strong> cuerpo tras la que va a surgir la idea de la asociación de un grupo de gente para practicar <strong>el</strong>cuidado de sí, también una escu<strong>el</strong>a de filosofía dará respuestas a las necesidades d<strong>el</strong> alma, curándola de laspasiones y males que sufra. Epicteto concibe la escu<strong>el</strong>a de filosofía como un hospital d<strong>el</strong> alma, un dispensariod<strong>el</strong> alma 3 . También es famosa la frase de Epicuro: “vacío es <strong>el</strong> discurso d<strong>el</strong> filósofo que no cura ninguna afecciónhumana…”. Es así como vamos a presenciar<strong>el</strong> resurgimiento d<strong>el</strong> cuerpo como un objeto depreocupación, de modo que ocuparse de sí seráa la vez ocuparse d<strong>el</strong> alma y d<strong>el</strong> cuerpo –lo vemoscon Séneca, Marco Aur<strong>el</strong>io, Frontón y ElioArístides-.Y como tercera consecuencia de ese desplazamientocronológico de la práctica de sí d<strong>el</strong> finalde la adolescencia a la madurez y la vida adultaserá la asunción de una importancia nueva y deun nuevo valor de la vejez. En la cultura griegatradicional, la vejez es algo honorable, suponesabiduría, pero también debilidad, no es deseable.En cambio, si la vejez ha sido bien preparadapor la práctica de sí, <strong>el</strong> anciano es <strong>el</strong> yo que sealcanza a sí mismo, que mantiene consigo unar<strong>el</strong>ación consumada y completa de dominio ysatisfacción. Por <strong>el</strong>lo no hay que considerarla como <strong>el</strong> término de la vida sino como meta positiva de la existencia,será en la vejez donde hallaremos la tranquilidad y <strong>el</strong> goce de sí, también será <strong>el</strong> ejercicio para prepararnospara la muerte. De aquí surge una intrincación con la medicina, y la inquietud de sí se integra con la fórmulageneral d<strong>el</strong> arte de vivir (tekhne tou biou).Otro desplazamiento con respecto al platonismo de este principio de la inquietud de sí, consiste en que ya no es unarecomendación reservada a ciertos individuos para un fin concreto, sino que ahora se presenta como una regla aplicablea todos, sin condición de status y sin finalidad técnica o social, aunque la meta de la práctica de sí: <strong>el</strong> yo, <strong>el</strong> statuspleno e integro d<strong>el</strong> sujeto, sólo es aplicable a algunos. La inquietud de sí no va a encontrarse sólo entre los másricos y privilegiados, puesto que también la encontramos entre las clases menos favorecidas, pero en este caso fuertement<strong>el</strong>igada a la existencia de grupos r<strong>el</strong>igiosos con cultos y procedimientos ritualizados. Podemos <strong>ver</strong> entoncesdos grandes polos, un polo más popular, más r<strong>el</strong>igioso, cultual, por un lado; y, en <strong>el</strong> otro extremo, cuidados d<strong>el</strong> alma,cuidados de sí, prácticas de sí, que son más individuales, más personales, más cultivados, más propio de los mediosmás acomodados y que se apoyan en parte sobre las redes de amistades. En consecuencia, la inquietud de sí siemprecobra forma en <strong>el</strong> interior de redes o grupos determinados y distintos de sí, con combinaciones entre lo cultual,3.- Epícteto, Entretiens, II, 21,. Trad. J. Souilhé, Paris, Les B<strong>el</strong>les Letres, 1963, págs. 93-95ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 5 página 137 Análisis de efectos / reseñas
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