YOUKALI, 5 página 134 Análisis de efectos / reseñasDichas disquisiciones resultan tanto más pertinentes cuanto que, en la actualidad, expresiones tan familiarescomo “liberarse, ser uno mismo, ser auténtico”…, están para nosotros vacías de significación, así como de pensamiento.Es fácil coincidir con que los esfuerzos que se hacen hoy por reconstituir una ética d<strong>el</strong> yo no deberíanenorgullecernos. Más aún, en estos tiempos, la constitución de una ética d<strong>el</strong> yo es una tarea urgente, fundamentaly políticamente indispensable, puesto que es en la r<strong>el</strong>ación de sí consigo donde Foucault va a <strong>ver</strong> que descansacierto punto de resistencia al poder político.Para abordar este problema va a resituar dentro de un campo histórico <strong>el</strong> conjunto de las prácticas d<strong>el</strong> sujetoque se desarrollaron desde la época h<strong>el</strong>enística y romana hasta la actualidad, retomando la historia de las r<strong>el</strong>acionesentre sujeto y <strong>ver</strong>dad desde <strong>el</strong> punto de vista de las técnicas, tecnologías, prácticas, etcétera, que las normalizaronen la historia de Occidente.Como punto de partida para este nuevo enfoque, Foucault <strong>el</strong>ige para estudiar las r<strong>el</strong>aciones entre sujeto y <strong>ver</strong>dadla noción de “inquietud de sí mismo”, <strong>el</strong> hecho de preocuparse de sí mismo –epim<strong>el</strong>eia heautou-; y no lafamosa prescripción délfica que inaugura <strong>el</strong> concepto de sujeto occidental d<strong>el</strong> “conócete a ti mismo” –gnothiseauton-. Sin duda, esta fórmula fundadora de la cuestión de las r<strong>el</strong>aciones entre sujeto y <strong>ver</strong>dad, se prescribíacomo imperativo general de prudencia, y no como autoconocimiento, fundamento de la moral o como principior<strong>el</strong>igioso. Asociamos la aparición de ese principio délfico a la figura de Sócrates, tal como lo presenta Platón ensu Apología, pues tiene <strong>el</strong> cargo de incitar a los otros a“ocuparse de sí mismos”, desempeñando <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> deser quien los despierta. La inquietud de sí constituye <strong>el</strong>momento d<strong>el</strong> primer despertar, un principio de movimiento,de agitación fundamental que va a caracterizarla actitud filosófica a lo largo de toda la cultura griega,h<strong>el</strong>enística y romana. Sería como <strong>el</strong> marco generaldentro d<strong>el</strong> cual aparece y se formula la regla “conócetea ti mismo”-gnothi seauton- , asociada a Sócrates. Sinembargo, como hemos visto, Sócrates es <strong>el</strong> hombre d<strong>el</strong>a inquietud de sí. Importancia imperativa de esteprincipio de la inquietud de sí la encontramos enPlatón, en Epicuro, quien afirma en su Epístola aMeneceo que todo hombre debe ocuparse día y nochey a lo largo de toda su vida de su propia alma, enDemetrio <strong>el</strong> Cínico, que explica que es inútil dedicarsea especular sobre cierta cantidad de fenómenos naturalesy, en cambio, es mucho más provechoso vol<strong>ver</strong> lamirada hacia las cosas inmediatas que nos conciernen personalmente; siendo asimismo central su pap<strong>el</strong> entr<strong>el</strong>os estoicos, en Séneca, con su noción de “cura sui”. Esta noción de inquietud de sí atraviesa toda la filosofía antigua,se amplía y modifica significaciones hasta <strong>el</strong> umbral d<strong>el</strong> cristianismo, e igualmente la encontraremos en <strong>el</strong>ascetismo cristiano.En <strong>el</strong> análisis de esta noción vemos, en primer lugar, que se trata de una actitud: con respecto a sí mismo, a losotros y con respecto al mundo. En segundo lugar, una manera determinada de atención, pues hay que trasladarla mirada, desde <strong>el</strong> exterior, los otros, <strong>el</strong> mundo, hacia “uno mismo”, lo que trae consigo cierta manera de prestaratención a lo que uno mismo piensa. En tercer lugar, también designa una serie de acciones que uno ejercesobre sí mismo y que van a producir una modificación, una transformación d<strong>el</strong> sujeto. Estas prácticas harán deesta noción una especie de fenómeno importante no sólo en la historia de las ideas o las teorías sino en la historiade la subjetividad, de las prácticas de la subjetividad. Y lo más curioso de todo es que la filosofía occidentalpasó por alto esta noción cuando rehizo su historia, atribuyendo <strong>el</strong> valor y la intensidad al “conócete a ti mismo”.Aunque para nosotros, hoy, resulta un poco fuerte y perturbador <strong>el</strong> mensaje de ese principio de la inquietud desí, esa exhortación a exaltarse, a rendirse culto a sí mismo, tiene siempre un sentido positivo en todo <strong>el</strong> pensamientoantiguo. A partir de él se constituyeron las morales más austeras y rigurosas de Occidente y va a reapareceren la moral cristiana, así como en la moral moderna no cristiana, aunque reestructurada en <strong>el</strong> interior deISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
una ética general d<strong>el</strong> no egoísmo. Esta paradoja de inserción en una moral d<strong>el</strong> no egoísmo de esos códigos d<strong>el</strong>rigor moral marcados por la obligación de ocuparse de sí mismo, piensa Foucault que explicaría una de las razonespor las que se descuida y desaparece <strong>el</strong> tema de la inquietud de sí de la mano de los historiadores. Otra razónde ese olvido puede <strong>ver</strong>se también en <strong>el</strong> momento cartesiano que recalifica <strong>el</strong> conócete a ti mismo, situando laevidencia de la existencia d<strong>el</strong> sujeto en <strong>el</strong> principio mismo d<strong>el</strong> acceso al ser, a la <strong>ver</strong>dad.Si llamamos filosofía a la forma de pensamiento que intenta determinar las condiciones y los límites d<strong>el</strong> accesod<strong>el</strong> sujeto a la <strong>ver</strong>dad, entonces, podríamos llamar “espiritualidad” a la búsqueda, la práctica, la experiencia porlas cuales <strong>el</strong> sujeto efectúa en sí mismo las transformaciones necesarias para lograr ese acceso a la <strong>ver</strong>dad, comopurificaciones, ascesis, renuncias, modificaciones de la existencia…, y que constituyen ese precio que <strong>el</strong> sujetopaga por tener acceso a la <strong>ver</strong>dad. La espiritualidad no va a llevar la <strong>ver</strong>dad al sujeto por un mero acto de conocimientolegítimo porque es necesario que <strong>el</strong> sujetosufra una transformación; que sea distinto de símismo para tener ese acceso a la <strong>ver</strong>dad. Durante todo<strong>el</strong> período de la Antigüedad, la cuestión filosóficade “cómo tener acceso a la <strong>ver</strong>dad” y la práctica de laespiritualidad (transformaciones necesarias en <strong>el</strong> serd<strong>el</strong> sujeto que permitirán ese acceso) nunca se separaron-a excepción de Aristót<strong>el</strong>es- . Varios siglos después,en la edad moderna, lo que da acceso a la <strong>ver</strong>dades sólo <strong>el</strong> conocimiento, lo que traerá como consecuenciaque en lo sucesivo <strong>el</strong> acceso a la <strong>ver</strong>dad seconvierta en <strong>el</strong> camino indefinido de un progreso cuyofinal no se conoce. En lo sucesivo, la <strong>ver</strong>dad no serácapaz de salvar al sujeto –según Foucault- porqueno es más que <strong>el</strong> resultado d<strong>el</strong> olvido de la noción deinquietud de sí por <strong>el</strong> pensamiento filosófico.Estos lazos no se rompieron de forma arbitraria ni definitiva en este “momento cartesiano”. El conflicto no sedio entre la espiritualidad y la ciencia sino entre la espiritualidad y la teología, cierta teología, fundada enAristót<strong>el</strong>es, que afirma la correspondencia entre un Dios que lo conoce todo y sujetos susceptibles de conocer.Aquí <strong>el</strong> pensamiento filosófico se separa de las condiciones de espiritualidad cuya formulación más general era<strong>el</strong> principio de la epim<strong>el</strong>eia heautou –la inquietud de sí-. Doce siglos de conflictos entre espiritualidad y teologíahacen florecer todas las prácticas d<strong>el</strong> conocimiento espiritual, <strong>el</strong> desarrollo de saberes esotéricos, la alquimia,que no son sino pruebas de que ese conflicto no era entre ciencia y espiritualidad. En todo este tiempo hubonumerosas superficies de contactos, por ejemplo la noción de “reforma d<strong>el</strong> entendimiento” de Spinoza. Para él,<strong>el</strong> problema d<strong>el</strong> acceso a la <strong>ver</strong>dad estaba ligado a una serie de exigencias de transformación d<strong>el</strong> propio sujetopor sí mismo. En casi toda la filosofía d<strong>el</strong> siglo XIX en ad<strong>el</strong>ante –Heg<strong>el</strong>, Sch<strong>el</strong>ling, Schopenhauer, Nietzsche,Husserl, Heidegger-, cierta estructura de espiritualidad intenta vincular <strong>el</strong> acto de conocimiento y sus efectos auna transformación en <strong>el</strong> ser mismo d<strong>el</strong> sujeto.En <strong>el</strong> análisis histórico de la epim<strong>el</strong>eia eautou, Foucault va a aislar tres momentos: <strong>el</strong> momento socrático-platónico,en <strong>el</strong> que aparece la inquietud de sí; en segundo lugar, <strong>el</strong> período de la edad de oro de la cultura de sí, lainquietud de sí en los dos primeros siglos de nuestra era; y, por último, los siglos IV y V, momento de la ascesisfilosófica pagana y su paso al ascetismo cristiano.El primer momento d<strong>el</strong> nacimiento de la teoría de la inquietud de sí se ilustra con <strong>el</strong> diálogo Alcibíades dePlatón. En él, la necesidad de “ocuparse de sí mismo” está ligada al ejercicio d<strong>el</strong> poder, como condición para ejercer<strong>el</strong> poder político sobre los otros, de tal modo que uno no puede gobernar a los otros si antes no se ha ocupadode sí mismo. Por otro lado este principio está ligado también a la necesidad de educación, tenemos aquí unaspecto pedagógico, necesidad de preocuparse por uno mismo debido a la insuficiencia de la educación. Por <strong>el</strong>loresulta muy importante la edad, uno no puede empezar a ocuparse de sí mismo a edad tardía, sino cuando salede la mano de los pedagogos y va a entrar en <strong>el</strong> período de la actividad política. Se trata de una actividad, unanecesidad de los jóvenes en una r<strong>el</strong>ación entre <strong>el</strong>los y su maestro, o <strong>el</strong>los y su amante. Y, por último es necesa-ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 5 página 135 Análisis de efectos / reseñas
- Page 4 and 5:
BREVE EDITORIALEsta vez, a punto, a
- Page 10 and 11:
YOUKALI, 5 página 10 Trabajo y val
- Page 12 and 13:
YOUKALI, 5 página 12 Trabajo y val
- Page 14 and 15:
YOUKALI, 5 página 14 Trabajo y val
- Page 16 and 17:
YOUKALI, 5 página 16 Trabajo y val
- Page 18 and 19:
YOUKALI, 5 página 18 Trabajo y val
- Page 20 and 21:
YOUKALI, 5 página 20 Trabajo y val
- Page 22 and 23:
YOUKALI, 5 página 22 Trabajo y val
- Page 24 and 25:
YOUKALI, 5 página 24 Trabajo y val
- Page 26 and 27:
YOUKALI, 5 página 26 Trabajo y val
- Page 28 and 29:
YOUKALI, 5 página 28 Trabajo y val
- Page 30 and 31:
YOUKALI, 5 página 30 Trabajo y val
- Page 32 and 33:
YOUKALI, 5 página 32 Trabajo y val
- Page 34 and 35:
YOUKALI, 5 página 34 Trabajo y val
- Page 36 and 37:
YOUKALI, 5 página 36 Trabajo y val
- Page 38 and 39:
YOUKALI, 5 página 38 Trabajo y val
- Page 40 and 41:
YOUKALI, 5 página 40 Trabajo y val
- Page 42 and 43:
YOUKALI, 5 página 42 Trabajo y val
- Page 44 and 45:
YOUKALI, 5 página 44 Trabajo y val
- Page 47 and 48:
Lo que me parece más interesante d
- Page 49 and 50:
norma identitaria y su subversión
- Page 51 and 52:
poder es de lo que hace ostentació
- Page 53 and 54:
AUTONOMÍA Y SUBJETIVIDAD.Por una l
- Page 55 and 56:
dole la vuelta a los conceptos, mie
- Page 57 and 58:
A su vez esta lucha no tiene por qu
- Page 59 and 60:
define como “gasto de fuerza de t
- Page 61 and 62:
ajador: sus gustos, relaciones, inf
- Page 63 and 64:
zación los lugares donde se realiz
- Page 65 and 66:
obrero decimonónico, aunque amara
- Page 67 and 68:
tuales para un trabajo “inmateria
- Page 69 and 70:
CRONOFILIA & CRONOFOBIA “EN TIEMP
- Page 71 and 72:
ien me va? ¿Puedo decir que bien?
- Page 73 and 74:
se dirige obviamente a implementar
- Page 75 and 76:
unidad de cuerpo) ¿Qué elementos
- Page 77 and 78:
EL ESPÍRITU DEL CAPITALISMOY EL FA
- Page 79 and 80:
Weber apoya explícitamente estas t
- Page 81 and 82:
ma, formulada en la famosa Vorbemer
- Page 83 and 84: Siguiendo la génesis histórica de
- Page 85 and 86: ta y el ámbito de los consilia eva
- Page 87 and 88: acionalización que no es ni de est
- Page 89 and 90: “Cualquier conocimiento conceptua
- Page 91 and 92: económica) con el concepto de inte
- Page 93 and 94: de creer que toda la Historia es la
- Page 95 and 96: mentos cada uno de los cuales con s
- Page 97 and 98: una “perspectiva de valor” que
- Page 99 and 100: Unwin. Londres, 1984.Campbell Tom:
- Page 101 and 102: SIETE INTER (W) EXPRESSS...[siete (
- Page 103 and 104: elementos de producción críticaRE
- Page 105 and 106: SomosComo las nueces del ruido.Poco
- Page 107 and 108: elementos de producción críticana
- Page 109 and 110: Al principio -llevaba varios meses
- Page 111 and 112: La «estética de la conmoción»,
- Page 113 and 114: diano. De ahí también el derrumbe
- Page 115 and 116: No obstante, no es el campo de los
- Page 117 and 118: La crítica legítima de ciertos ju
- Page 119 and 120: poesía leída [por poetas]Grito y
- Page 121 and 122: …Derrotas intransferiblescomo hue
- Page 123 and 124: ECOS DE UN LIBRO COLECTIVO:La (re)c
- Page 125 and 126: teoría marxista, queda superado aq
- Page 127 and 128: [Y]“La escritura no puede encerra
- Page 129 and 130: Sin embargo -y nos lo recuerda Jorg
- Page 131 and 132: C) Y UN INÉDITOLa fuerza de lo pos
- Page 133: eseñaLas transformaciones históri
- Page 137 and 138: la vida. Se hace así una asimilaci
- Page 139 and 140: La inquietud de sí que en Platón
- Page 141 and 142: sometimiento a la ley, sino que per
- Page 143 and 144: eseñaEL SEXO DE LOS ÁNGELES Y EL
- Page 145 and 146: El resultado es una especie de radi
- Page 147 and 148: Estas observaciones no obstan para
- Page 149 and 150: Dado este proceder teórico, cabe d
- Page 151 and 152: Breves apuntes sobre la exposición
- Page 153 and 154: ENTREVISTA A MAITE ALDAZ¿Por qué
- Page 155 and 156: El empoderamiento es una estrategia
- Page 157 and 158: impresora muy sencilla y una cámar
- Page 159 and 160: eseñaMolinos satánicos; sobreLa g
- Page 161 and 162: De este modo, es exclusivamente en
- Page 163 and 164: eseñaHistoriografía y trabajo en
- Page 165 and 166: Sin duda, es éste un campo propens
- Page 167 and 168: (la sociedad) 12 . Entre ambas opci
- Page 169 and 170: Naturalmente tales aclaraciones res
- Page 171 and 172: importantes claves para replantear
- Page 173 and 174: eseñaLa filosofía como producció
- Page 175 and 176: mismo. Ni será la historia de los
- Page 177 and 178: Nos situamos así de lleno en la in
- Page 179 and 180: noticia...DelEste, una colección d
- Page 181 and 182: POR UNA SOCIOLOGÍA DEL CAPITALJean
- Page 183 and 184: la lógica se haya cumplido… y la
- Page 185 and 186:
La oposición de ambas lógicas (l
- Page 187 and 188:
ajo ciertos límites obedeciendo a
- Page 189 and 190:
¿Pierde por tanto la sociología s
- Page 191 and 192:
La formación de coaliciones transv
- Page 193 and 194:
Se indicarán aquí tan sólo tres
- Page 195 and 196:
clave, no podría darse el paso, ni
- Page 197 and 198:
Pero puede tratarse igualmente, en