YOUKALI, 5 página 174 Análisis de efectos / reseñasd<strong>el</strong> Campo entiende por “sentido” se resume, en última instancia, en la oposición entre la invención de absolutosy la búsqueda de explicaciones. Y aunque este sentido no se produce únicamente en la filosofía, sino que esuna producción social en la que intervienen de una manera u otra todos los niv<strong>el</strong>es, <strong>el</strong>la entraña esa pugna socialpor <strong>el</strong> sentido, dividiéndose, en última instancia, entre una tendencia idealista, empeñada en la producción teóricade absolutos, y una tendencia materialista, en la que domina <strong>el</strong> afán por la <strong>el</strong>aboración conceptual de exigenciasde explicaciones.No hay, por tanto, posicionamientos filosóficos que no sean al mismo tiempo intervenciones directas o indirectasen la disputa por <strong>el</strong> sentido que se juega en una determinada coyuntura histórica. La filosofía es radicalmentehistórica porque <strong>el</strong> sentido que produce es una realidad radicalmente histórica. El sentido es un producto históricocon efectos históricos. Es por eso que <strong>el</strong> sentido sólo se produce en disputa. La producción de sentido esuna lucha. Aunque a decir <strong>ver</strong>dad, la idea de lucha recoge ya este doble aspecto. De ahí la diferencia radical quesupone hablar de lucha de clases o de guerra de clases. La lucha es esfuerzo de construcción y, a un tiempo, unesfuerzo de resistencia frente a la presión de lo que se opone al esfuerzo constructivo.Ahora bien, no es sólo que la historia se introduzca por vía de las luchas o intervenciones en un espacio de disputaque, en tanto que tal, se entiende dinámico, cambiante. El mismo concepto de producción remite por símismo a una dimensión histórica. Aquí <strong>el</strong> antecedente más claro de García d<strong>el</strong> Campo es <strong>el</strong> de la aplicación d<strong>el</strong>os conceptos de materia prima, medios de producción y producto a la práctica científica por parte de Althusser.El planteamiento de Althusser puede resultar algo tosco sobre todo si a la materia prima se le atribuye un pap<strong>el</strong>meramente pasivo y si no se tematiza <strong>el</strong> problema de la recepción. Pero, asumiendo la tosquedad, la cuestión esque concebir la producción de conocimiento desde las categorías de la transformación material situa la reflexiónde forma inmediata no en un espacio mental, sino en un horizonte social. Ese horizonte es <strong>el</strong> que proporcionala materia prima para la producción de conocimiento, esto es, los saberes técnicos, ideológicos, científicos yaexistentes, así como los medios de producción, es decir, los procedimientos de demostración que estén siendopuestos en práctica en un momento determinado. La producciónde conocimiento está por tanto radicalmente ancladahistóricamente porque la materia prima y losmedios de producción que combina son unos saberes yunos procedimientos determinados. Ni combina saberes yprocedimientos cualesquiera ni utiliza materiales abstractoscomo <strong>el</strong> lenguaje o la experiencia. El lenguaje y la experienciaque integra no los integra como facultades humanasgenerales, son teorías, conceptos, intuiciones, representaciones,observaciones sistematizadas específicas quehay en cada caso que señalar.Bien, pues si así ocurre en la producción de conocimiento,de modo parecido sucede con la producción de sentido pormedio de la articulación de conceptos, con la filosofía. La filosofía está por <strong>el</strong>lo anclada en la historia tanto porsu carácter polémico, como por <strong>el</strong> hecho de consistir en un proceso de transformación que no trabaja con larazón o con la intuición eternas, sino que cada construcción filosófica combina saberes y procedimientos, tambiénilusiones y expectativas, que provienen de su entorno social, incluido <strong>el</strong> filosófico, un entorno que será siemprecomplejo y determinado, sobre <strong>el</strong> que, por lo demás, pretende intervenir y lo hace, en mayor o en menormedida, en un vía o en otra, coincida o no con lo esperado por <strong>el</strong> filósofo.De aquí se siguen dos consecuencias de gran importancia. La primera es que entender la filosofía como producciónde sentido exige hacer la historia de las filosofías, explicar la filosofía por su inmersión en una dinámicasocial, por su interr<strong>el</strong>ación con las demás filosofías y las demás prácticas sociales en una coyuntura, por los materialesy preocupaciones, los amores y los odios que recoge d<strong>el</strong> espacio social en <strong>el</strong> que se produce y por la maneraen la que a su vez produce en él efectos de sentido. Esa historia de las filosofías no será por tanto un añadido,en última instancia prescindible, al conocimiento d<strong>el</strong> cogollo teórico, donde brillaría lo esencial. Tampoco serála historia de la razón, idéntica a sí misma a lo largo de todo <strong>el</strong> proceso o desarrollándose paulatinamente en élISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
mismo. Ni será la historia de los problemas de la humanidad, ni en definitiva, la continuidad de una entidad seacual sea que pasa incólume a través de mil avatares. La historia efectiva de una filosofía, de un campo filosóficosingular -<strong>el</strong> modo en que se produce, los efectos que produce- es lo esencial de esa filosofía, es la condición deexistencia de esa filosofía, es su necesidad.La segunda consecuencia es que la filosofía que entiende toda filosofía como producción de sentido y a sí mismacomo exigencia de explicación, lo que García d<strong>el</strong> Campo llama “materialismo” no puede ser una metafísica. Nopuede con estas condiciones atribuirse <strong>el</strong> acceso a una <strong>ver</strong>dad eterna. Ella misma se sabe un producto de suentorno y pretende intervenir en las disputas por <strong>el</strong> sentido que se dan en él. Si utiliza principios generales, sabeque son constructos de sentido, cuyo valor no reside en su capacidad para expresar una realidad inmutable, sinoen <strong>el</strong> modo en que con <strong>el</strong>los podemos mostrar este y aqu<strong>el</strong> absoluto como invención y buscar explicaciones acercade la necesidad -histórica y, por tanto, modificable- de ese absoluto. García d<strong>el</strong> Campo dice por <strong>el</strong>lo que <strong>el</strong>materialismo es una práctica de la mirada que se resume es una expresión muy sencilla: no contarse cuentos.El modo en que se ha practicado esa mirada, ese empeño por buscar explicaciones, ha sido variado, tan variadocomo los contextos históricos donde la pugna por <strong>el</strong> sentido ha alcanzado la tensión suficiente como para permitirla generación de esos discursos contra los absolutos legitimadores de la dominación de unos seres humanospor otros. El esfuerzo por no contarse cuentos, por defender <strong>el</strong> empeño explicativo de las ciencias nace con lafilosofía en la Grecia clásica porque la filosofía es resultado deunas condiciones en las que las disputas por <strong>el</strong> poder y <strong>el</strong> saberfranquean las puertas d<strong>el</strong> palacio y bajan al pueblo. Desdeentonces, las diferentes coyunturas han producido filósofosempecinados en desmontar ordenes eternos, en preguntarpor las causas. García d<strong>el</strong> Campo, sin querer agotar ningunalista, nombra a Demócrito, Epicuro, Ockham, Spinoza,Hume, Marx, Nietzsche y Freud. Entre <strong>el</strong>los no hay una conceptualizacióncomún, pero sí una insistencia, una insistenciaen establecer r<strong>el</strong>aciones causales, esa insistencia y nadamás es <strong>el</strong> materialismo. El materialismo no tiene nada que<strong>ver</strong> con una <strong>ver</strong>dad eterna acerca de una supuesta realidadmaterial. La materialidad es la de la producción, la de lalucha, la de la historia efectiva, en definitiva, la de la explicación,la d<strong>el</strong> rechazo de todo inexplicable en sí.Se entenderá de este modo en qué sentido esta apuesta por la historia no es, sin embargo, un historicismo. Elsaberse producto histórico no <strong>el</strong>imina la necesidad de que ese saber se produzca en la historia y no fuera de <strong>el</strong>la.Pero, si todo saber se produce históricamente, es imposible asomarse a un balcón que se levante fuera de la historiadesde donde podríamos <strong>ver</strong>la pasar en procesión. Todo lo que podemos hacer es construir nuestro discursocon los materiales específicos que están a nuestra disposición para intentar dar respuesta a los problemas quenos plantea nuestra situación dentro d<strong>el</strong> conflicto por <strong>el</strong> sentido con <strong>el</strong> que nos encontramos. El concepto de historiaque pone en práctica <strong>el</strong> materialismo de García d<strong>el</strong> Campo no es <strong>el</strong> concepto unitario de la historia progresivade la humanidad, cuya evolución podríamos reproducir cómodamente colocados en su extremo final, sino<strong>el</strong> concepto complejo de la historia efectiva de los seres humanos, la historia de las estructuras y de las coyunturas,de la singularidad de los procesos y de las r<strong>el</strong>aciones de fuerza, la historia de Maquiav<strong>el</strong>o, de Spinoza, deMarx, de Nietzsche, de Gramsci, de Althusser, de Foucault.Una filosofía que apuesta por la historia efectiva y busca explicaciones, una filosofía, por tanto, materialista es,como cabe esperar, una filosofía que defiende <strong>el</strong> conocimiento científico. Defender <strong>el</strong> conocimiento científico nosignifica, sin embargo, pretender fundamentar la ciencia, como si esta necesitara de un criterio de <strong>ver</strong>dad externo(filosófico) que garantizara sus resultados. No considera tampoco <strong>el</strong> conocimiento científico en abstracto,sino que lo situa dentro de su interdependencia con las demás prácticas y luchas sociales. Y no se le ocurre, desd<strong>el</strong>uego, pensar que <strong>el</strong> conocimiento científico es portador de una <strong>ver</strong>dad ante la que todos tengamos que agacharla cabeza. Se trata de hecho de reivindicar de la ciencia aqu<strong>el</strong>lo que <strong>el</strong>la tiene también de producción, de producciónde conocimiento que aumenta nuestra capacidad de actuar y de producción de un sentido contrario a todoISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 5 página 175 Análisis de efectos / reseñas
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