D O S I E RJOACHIM Y EL VIOLÍNEL VIOLÍN EN EL SIGLO XVIII:EL CASO ESPAÑOL120El otro siglo <strong>de</strong> las LucesDes<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista cultural, el siglo XVIII occi<strong>de</strong>ntalse contempla como el siglo <strong>de</strong> las Lumières, <strong>de</strong> la Encyclopédie,es <strong>de</strong>cir un siglo que or<strong>de</strong>na —<strong>de</strong> modo monumentaly sistemático—, <strong>de</strong>fine, formaliza y clasífica; en suma, unsiglo “clásico”. Paradojicamente, este siglo correspon<strong>de</strong>,antes <strong>de</strong> todo, a un periodo <strong>de</strong> los menos claros y razonadosque ha conocido Occi<strong>de</strong>nte; en realidad, si las Lumièresaparecen en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo, es como contrapunto,y no como culminación, <strong>de</strong>l formidable caos culturalque acababa <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>rlas. Un tal contraste, que opondrálos sentidos a la cerebralidad, el reflejo al control, la iniciacióntradicional a la educación mo<strong>de</strong>rna, la ambigüedad enla precisión, el individualismo en lo social, en <strong>de</strong>finitiva,Casanova y Voltaire, contribuye a rendir el estudio histórico<strong>de</strong> dicho siglo tan fascinante como complejo.Al final <strong>de</strong>l siglo XVII, las inumerables corrientes, escuelasy ten<strong>de</strong>ncias que se habían concretado en los diversospaíses <strong>de</strong> Europa, comienzan a confrontarse. Si esta relación,y hasta esta tentativa <strong>de</strong> unificación, es ciertamente,en un primer momento, muy pru<strong>de</strong>nte y concierne sólo apocos centros geográficos, genera, sin embargo, una tensiónque origina poco a poco un movimiento general en elcontinente. Italia juega aquí un papel esencial, porque lapenínsula, incomparablemente menos unificada que los reinose imperios europeos, presenta una i<strong>de</strong>ntidad culturalmás confusa, caracterizada tanto por precisas ten<strong>de</strong>nciaslocales como por su capacidad <strong>de</strong> adaptación, <strong>de</strong> experimentación,<strong>de</strong> invención y <strong>de</strong> mezclas <strong>de</strong> tradiciones cultas,sagradas y populares.En el mundo artístico no resulta sorpren<strong>de</strong>nte que esteejemplo complejo, rico y flexible atrajera la atención <strong>de</strong> lascorrientes extranjeras; todos se interesan por él, llevándoloal estado <strong>de</strong> punto común europeo, y reaccionan a sumodo, <strong>de</strong>svelando <strong>de</strong> modo indirecto sus propias inclinacionesestéticas. Italia, <strong>de</strong>masiado ocupada en vivir su evolución,toma poco en cuenta las influencias europeas. Si utilizamuchos elementos extranjeros, principalmente alemanes,españoles y franceses, o provenientes también <strong>de</strong> paísesorientales, estos son <strong>de</strong>masiado particulares, anecdóticos,locales y rápidamente asimilados, para que se puedahablar <strong>de</strong> una reacción cultural <strong>de</strong>finida.El violín italianoLa música, arte abstracto por excelencia, era, lógicamente,un medio privilegiado <strong>de</strong> la difusión <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>ntitadimprecisa. La influencia <strong>de</strong> la música italiana se hace entonces,principalmente, a través <strong>de</strong> su música vocal profana yteatral, pero también, y quizás <strong>de</strong> modo todavia más importante,a través <strong>de</strong> su música para violín.A comienzos <strong>de</strong>l siglo XVIII, Arcangelo Corelli (1653-1713), romano, difundía —a través <strong>de</strong> seis obras publicadas—,una escuela <strong>de</strong> violín <strong>de</strong> cuya i<strong>de</strong>ntidad, asociada ala <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l concerto grosso y <strong>de</strong> la sonata mo<strong>de</strong>rna,iba a encarnar la referencia <strong>de</strong>l aca<strong>de</strong>micismo musical y violinísticopor mucho tiempo. La obra <strong>de</strong> Giuseppe Torelli(1658-1709) —boloñés que vivirá en Alemania y Austria—tiene igualmente una importancia fundamental porque asociael lenguage corelliano a corrientes musicales noritalianas,más contrastadas y espectaculares, abriendo la puertaal concierto con violín solista.Si esta obra queda todavia injustamente ignoradaes, probablemente, porque correspon<strong>de</strong> a unpuente entre las <strong>de</strong>l incontestable maestro Corelli y<strong>de</strong>l gran sembrador <strong>de</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n musical a principios<strong>de</strong> siglo: Antonio Vivaldi (1678-1741). Este,veneciano, cura, proveniente <strong>de</strong> un medio popularpero musical, mezcla <strong>de</strong> un modo muy personalizado lanueva forma concertante, las ricas tradiciones musicalessagradas, teatrales y populares <strong>de</strong> su ciudad natal, con lacorriente violinística que se había <strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> principios<strong>de</strong>l siglo XVII en el norte <strong>de</strong> Italia; dicha corrientese caracterizaba por su virtuosismo <strong>de</strong> trance, susilustraciones <strong>de</strong> historias, imitaciones <strong>de</strong> ruidos yotras experiencias sonoras, su atractivo por el bailepopular, el efecto espectacular o el empleo <strong>de</strong>titulos stravaganti.Esta simbiosis crea una nueva forma: el conciertovirtuoso, y éste engendra un nuevo tipo <strong>de</strong>expresión: el virtuosismo concertante. Este lenguajepermite abordar horizontes expresivos insólitos,diversos y personalizados, <strong>de</strong>scubre también una nuevavía en la mecánica instrumental, los cánones <strong>de</strong>l virtuosismoy <strong>de</strong>l intérprete, y se volverá el fundamento <strong>de</strong> todas lasescuelas violinísticas posteriores.El “género completamente nuevo” 1 <strong>de</strong> Vivaldi “inva<strong>de</strong> lamitad <strong>de</strong>l Universo” 2 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las publicaciones <strong>de</strong> L’estroarmonico, en 1711, y <strong>de</strong> La stravaganza, en 1714, verda<strong>de</strong>rocañonazo en la tensa escena estética europea. Sinembargo, al contrario <strong>de</strong> Corelli —cuyo nombre sigue siendouna referencia, también, cuando su música se vuelveobsoleta—, Vivaldi y su obra caen poco a poco en el olvidoa partir <strong>de</strong> los años 1730 (olvido casi total ya hacia 1750),siendo las primeras víctimas <strong>de</strong>l entusiasmo creativo quehabían provocado. A <strong>de</strong>cir verdad, la vena y el espírituvivaldianos incitaban más a experimentar, a consi<strong>de</strong>rarelementos personales y contextuales, a buscar nuevosmedios, que a copiar ciegamente un ejemplo original;<strong>de</strong> hecho, el músico mismo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> evolucionarsu propio estilo a lo largo <strong>de</strong> su vida, componiendoun corpus <strong>de</strong> obras innumerable, elmayor, y <strong>de</strong> muy lejos, <strong>de</strong> todo el repertorio violinístico<strong>de</strong> la Historia.Si la música europea evoluciona, brusca ymasivamente, hacia nuevos horizontes, estasobreproducción creativa pasa velozmente por<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte, extravagante, heterogénea, <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada,obscura, superficial, incluso escandalosa. Antes<strong>de</strong> llegar, a partir <strong>de</strong> 1750, a ciertos Goûts réunis(gustos reunidos), regidos por fuertes formas (y terriblesestereotipos), toda Europa conoce un océano <strong>de</strong>enfrentamientos estéticos.En fin, notamos que la efervescencia violinística italiana<strong>de</strong>l siglo XVII al primer tercio <strong>de</strong>l siglo siguiente, correspon<strong>de</strong>a lo que se sigue consi<strong>de</strong>rando como la “edad <strong>de</strong>oro” <strong>de</strong> la lutería violinística.El caso españolSi la referencia corelliana es aceptada por toda la culturaocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la época, la influencia vivaldiana es, también,muy evi<strong>de</strong>nte: Italia ve aparecer kilómetros <strong>de</strong> virtuosi,como Somis, Veracini, Tartini, Locatelli, hasta ciertos Pizziluschique firman conciertos ricos en semifusas; Francia, tie-
D O S I E RJOACHIM Y EL VIOLÍNrra <strong>de</strong> eternos <strong>de</strong>bates, termina por lo tantosiguiendo a Leclair y Guignon, que habíanestudiado al otro lado <strong>de</strong> los Alpes; en Alemania,Pisen<strong>de</strong>l, alumno <strong>de</strong> Torelli y <strong>de</strong>Vivaldi, transforma la corte <strong>de</strong> Dres<strong>de</strong> en uncentro <strong>de</strong> difusión <strong>de</strong> la música italiana, enparticular vivaldiana; el Reino Unido pirateanumerosas obras <strong>de</strong> Vivaldi; los alumnosvenecianos <strong>de</strong>l cura rojo, Madonis y Dall’Oglio,se trasladan a Rusia; etc. ¿Cómo reaccionóEspaña?Al contrario <strong>de</strong> lo que se pue<strong>de</strong> esperar<strong>de</strong> un país que no tiene casi ningúnrepertorio <strong>de</strong> violín <strong>de</strong> la primera mitad<strong>de</strong>l siglo XVIII en sus archivos, Españaconoce entonces un momento <strong>de</strong>stacableen su evolución violinística, almenos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ciertos centros,en particular la corte <strong>de</strong> Madrid.De hecho, una breve evaluacióndocumental 3 revela esta intensa efervescencia,la alta consi<strong>de</strong>ración queconoce el instrumento y el hecho <strong>de</strong>que se tocaban obras <strong>de</strong> los virtuosos italianos más<strong>de</strong>stacados, y que se apreciaban. Corominas, violinistaen Salamanca, menciona a Corelli y Albinoni y elogia aVivaldi “celebrado <strong>de</strong> todo ejecutor <strong>de</strong> buen gusto, cuyasextravagancias dicen bien los escalones que subió <strong>de</strong> primoren este género <strong>de</strong> composiciòn” 4 ; Peralta tiene en subiblioteca <strong>de</strong> Toledo obras impresas <strong>de</strong> Albinoni, Veracini yVivaldi 5 ; en 1792, la catedral <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Compostelaven<strong>de</strong> obras impresas <strong>de</strong> Vivaldi 6 ; Francés <strong>de</strong> Irribaren,maestro <strong>de</strong> capilla <strong>de</strong> Málaga utiliza material <strong>de</strong> Corelli ensus composiciones; Herrando compone en Aranjuez, hacia1760, una sonata tratando <strong>de</strong> la Primavera, con texto ilustrativo,paráfrasis <strong>de</strong>clarada <strong>de</strong>l homónimo vivaldiano.¿Cómo explicar, por otra parte, que en 1674 GasparSanz escriba: “[…] las sonadas cromáticas <strong>de</strong> Biolines quevinen <strong>de</strong> Italia, que por non aver [sic] quien dè alguna luz alos Instrumentistas <strong>de</strong> España (aunque son muy diestros)les causa novedad, y dificultad gran<strong>de</strong> quando vèn unpapel <strong>de</strong> la Musica Italiana con tantos Sustenidos, yBemoles […]” 7 , pero que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1750, Herrandoconcibe una escuela <strong>de</strong> violín (publicada en París en1757) que pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada como la primeraescuela <strong>de</strong>l violín concertante <strong>de</strong> la Historia?En conclusión, la falta <strong>de</strong> partituras violínisticas <strong>de</strong>la primera mitad <strong>de</strong>l siglo no correspon<strong>de</strong> a unaausencia, sino a una laguna, o sea, a una pérdida <strong>de</strong> unpatrimonio que seguimos esperando hallar algún día,quizás, en archivos españoles, sudamericanos o italianos.Los primeros virtuosi españolesA finales <strong>de</strong>l siglo XVII —como escribe Sanz—, el violínespañol, aunque frecuentemente utilizado y bien tocado,no tiene nada <strong>de</strong> internacional 8 . Este fenómeno estáseguramente ligado al hecho <strong>de</strong> que el instrumento,por su origen popular y por estar asociado al acompañamento<strong>de</strong> danzas y fiestas, era todavía pocoadmitido en los lugares sagrados, que eran entonceslos centros principales <strong>de</strong> la creación músical culta.Por otra parte, la producción <strong>de</strong> composiciones instrumentaleshabía dado prioridad a la vihuela, latiorba y la guitarra, lo que <strong>de</strong>ja pensar que elrepertorio <strong>de</strong> los violinistas españoles era, principalmente,a base <strong>de</strong> transcripciones o variacionesimprovisadas sobre bailes o aires.Sin embargo, a partir <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> reinado <strong>de</strong>José Herrando, grabado firmado por Manuel Salvador Carmona en 1756Carlos II, España toma conciencia <strong>de</strong> su marginalidad violinística:la Capilla Real, en Madrid, comienza a contratar violinistasitalianos, fenómeno que se acentúa durante el reinado<strong>de</strong> Felipe V, particularmente en los años 1710.Si las primeras obras conocidas que testimonian unaactividad violinística creativa en España datan sólo <strong>de</strong>mediados <strong>de</strong> siglo XVIII, es seguramente un error consi<strong>de</strong>rarlascomo el principio <strong>de</strong> la actividad virtuosa en el país.Se sabe, por ejemplo, que La stravaganza <strong>de</strong> Vivaldi(1714) ha tenido un grán exito, lo que implica que habíamúsicos, no sólo en Madrid, capaces <strong>de</strong> enfrentarse a estenuevo virtuosismo; pues la maniera italiana se habíaextentido por España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo. Esta fáciladaptación muestra probablemente que la evolución <strong>de</strong>lviolín italiano era en realidad más conceptual que mecánica;es útil recordar cuánto la música italiana había estadoinfluenciada en el siglo XVI, y a principios <strong>de</strong>l XVII, por lamúsica que llegaba <strong>de</strong> España y que era difundida por lacorte <strong>de</strong> Nápoles.Cuando en febrero <strong>de</strong> 1724, la Capilla Real convoca unaoposición para substituir al difunto concertino TeodosioDalp, el joven Gabriel Terri (c. 1705-1775), catalán, no vacilaen presentarse y en enfrentarse a Michele Geminiani(1687-1766), hermano <strong>de</strong>l célebre Francesco, originario <strong>de</strong>Lucca. Estas oposiciones consistían en tocar una sonata <strong>de</strong>libre elección (muchas veces compuesta por el propio opositor),en leer otra a primera vista y en <strong>de</strong>scifrar partesorquestales.El puesto viene finalmente dado, “por su habilidad”, aGeminiani, que tocaba en la orquesta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía un año,pero Terri, que obtiene la segunda plaza, es nombrado primerviolín por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l tercer candidato, GerónimoDalp, hermano <strong>de</strong>l difunto. Por otra parte, como Felipe Vse lleva entonces a Geminiani a La Granja <strong>de</strong> San Il<strong>de</strong>fonso—don<strong>de</strong> vivirá durante su corta abdicación—, Terri se convierte,<strong>de</strong> inmediato, en concertino <strong>de</strong> la Real Capilla.Cuando Geminiani vuelve a Madrid al año siguiente,encuentra <strong>de</strong> nuevo su puesto, pero Terri, que con un rangoinferior cobra oficialmente más, parece haber sido preferido,particularmente, por Isabel Farnesio que era, en realidad,la que mandaba en la Real Cámara. Geminiani reaccionacon temperamento pero la Reina seguirá substituyéndolopor otros violinistas como Terri, Landini, Sabatini o elmuy especial Mauro d’Alay. Geminiani parece haberseacostumbrado fácilmente a esta situación porque se quedaen la orquesta hasta la edad <strong>de</strong> 71 años. Terri también ter-121