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Giulietta Simionato Las Sonatas de Scarlatti Glenn Gould ... - Scherzo

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OPINIÓNAGENDA4Música reservataLA MIRADASe escucha como se mira, seleccionando una parte<strong>de</strong>l espacio y fijando la atención en ella. Convención:en el cine, mirar al centro <strong>de</strong>l cuadro; en lamúsica, seguir el curso <strong>de</strong> la melodía. Modo institucional<strong>de</strong> lectura: en ambos casos, se sobreentien<strong>de</strong> quelo relevante se ancla en ese preciso lugar textual (el centro,la línea superior), mientras se asigna al resto unafunción subordinada: <strong>de</strong> hecho, en la enseñanza musicalacadémica se habla <strong>de</strong> melodía acompañada, dando porhecho el carácter subsidiario <strong>de</strong> la armonía. Esquizoidiaentre el ojo y la mirada (dicotomía entre oír y escuchar):Buñuel lo ilustró <strong>de</strong> modo insuperable en el célebrearranque <strong>de</strong> Un chien andalou.Salvo para el instrumentista especializado (o para eloyente especialmente entrenado para ello) no es posibleseguir simultáneamente más allá <strong>de</strong> dos voces (normalmente,el tiple y el bajo), a lo que se aña<strong>de</strong> un resultadoglobal que se <strong>de</strong>codifica como un efecto <strong>de</strong> la funciónarmónica: apren<strong>de</strong>r a dirigir la atención (distinguir, porejemplo, las voces intermedias) equivale a educar lamirada. Escuchar esapren<strong>de</strong>r a establecer laatención correcta, para loque la lectura resulta seruna ayuda imprescindible.La partitura como agenteeducador.Por su propia naturalezatemporal, la músicasiempre rebasa cualquierescucha: incluso en la mássimple melodía a cappellahay siempre algo que sepercibe como resistencia,un grumo impenetrable ala mirada, una suerte <strong>de</strong>resto in<strong>de</strong>finible <strong>de</strong>rivado<strong>de</strong> su fugacidad, que haceque el placer <strong>de</strong> la escuchase ejercite sobre unfondo irreductible <strong>de</strong> insatisfacción: la música solamentepue<strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>rse temporalmente, es irrealizable enotro dominio distinto <strong>de</strong>l presente, y <strong>de</strong> ahí la imposibilidad<strong>de</strong> asumir la integridad <strong>de</strong> los acontecimientossimultáneos que la vertebran, pero también (y sobretodo) <strong>de</strong> congelar su curso. “Werd’ich zum Augenblickesagen: verweile doch, di bist so schön!”: en ningúnámbito habrán alcanzado mayor certidumbre las palabras<strong>de</strong> Fausto como en la música. Nace así una especie<strong>de</strong> Wie<strong>de</strong>rholungzwang, <strong>de</strong> compulsión <strong>de</strong> repetición,que fuerza a volver sobre la pieza una y otra vez, por laque la escucha persigue una saturación ilusoria e inalcanzable.Aspiración estética <strong>de</strong> la burguesía revolucionaria:el fonógrafo (el cine) como la máquina <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerel tiempo.En <strong>de</strong>finitiva, y también aquí, lo que hace gozar aloyente es una imagen interpuesta, una proyección fantasmática<strong>de</strong>positada sobre la música: sólo po<strong>de</strong>mosescuchar aquello que esperamos oír. Educado en lamúsica dominante, el oído persigue un sistema. De ahíla dificultad para escuchar la música postonal: no se tratatanto <strong>de</strong> ejercitar nuevas formas <strong>de</strong> escucha como <strong>de</strong><strong>de</strong>jar en suspenso los hábitos auditivos largamenteinculcados, que actúan a modo <strong>de</strong> superestructura i<strong>de</strong>o-Coincoyotelógica. Los estilos nuevos requieren nuevas formas <strong>de</strong>escucha; el fenómeno no es diferente en la pintura, laliteratura o cualquier otro lenguaje artístico, pero en lamúsica esa superestructura es infinitamente más po<strong>de</strong>rosa:pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que toda la música industrial estonal, y el oyente occi<strong>de</strong>ntal está inmerso en ella, literalmente,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> su nacimiento, ahormado en unadoxa tónica-dominante <strong>de</strong> la que, en rigor, le resultaimposible escapar enteramente, y cuya <strong>de</strong>vastadoraacción solamente pue<strong>de</strong> mitigarse mediante un trabajo<strong>de</strong> escucha especialmente concienzudo, pero que difícilmentepodrá anularse por entero. La tonalidad imponeuna mirada geometral <strong>de</strong> la música, or<strong>de</strong>na la atenciónen la medida en que establece relaciones perspectivasabsolutas que integran todos los elementos <strong>de</strong>l discurso:perfil melódico, sístole y diástole ca<strong>de</strong>ncial. Porel contrario, en la música no tonal cada nota vale por símisma, y la referencia funcional es operativa tan sólopara cada obra concreta y, en cierto modo, tan sólopara cada segmento <strong>de</strong> ella: a partir <strong>de</strong> Schoenberg noexisten sistemas, sinométodos <strong>de</strong> composición.Es obvio que el problemapue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse igualmente<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la dimensiónrítmica: la músicadominante impone tambiénla dictadura <strong>de</strong> lafrase regular y cuadrada yla acentuación simétrica(o regularmente asimétrica),y <strong>de</strong> ahí la mayoraptitud <strong>de</strong> las culturas noeuropeas tanto para lavariedad escalística comopara la libertad métrica(el caso <strong>de</strong> los pueblosafricanos resulta especialmenteparadigmático).Olvidar como paso previoal apren<strong>de</strong>r: el gusto dominante como i<strong>de</strong>ología.La mirada <strong>de</strong>snuda la música, registra sus estratos,dilucida sus movimientos internos: el texto anega alsujeto, aniquilado en el acto <strong>de</strong> escuchar. De este modo,la música instaura en el oyente una suerte <strong>de</strong> equivalenciaauditiva <strong>de</strong> lo que suele <strong>de</strong>nominarse pulsión escópica.Se <strong>de</strong>sliza la mirada sobre el mundo como se escuchala pieza musical, para evitar el reencuentro con elvacío primordial, con el silencio (con la muerte), pero espreciso que la mirada penetre en el objeto para alcanzarun cierto grado <strong>de</strong> comprensión, un goce más profundo:el conocimiento como forma <strong>de</strong> lucha en el frente i<strong>de</strong>ológico.Negarse a escuchar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar toda música más<strong>de</strong>nsa que el mo<strong>de</strong>rno melodramma o que la danzamonorrítmica, es una forma <strong>de</strong> traicionar la libertad.Necesidad ontológica <strong>de</strong>l sonido: la sor<strong>de</strong>ra (la ceguera)como castración: Edipo, horrorizado ante la revelación<strong>de</strong> las heterofonías (el oyente convencional, aterradoante la nueva música). El aprendizaje <strong>de</strong> la escuchacomo forma individual y secreta <strong>de</strong> la tragedia, peroigualmente como ascesis (Luigi Nono: Prometeo. Perotambién John Cage).José Luis Téllez

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