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Giulietta Simionato Las Sonatas de Scarlatti Glenn Gould ... - Scherzo

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CONTRAPUNTONUREYEVY EL JUEGODE LA FAMA152Todo lo hizo pendiente <strong>de</strong> lamirada <strong>de</strong>l público. Fuera loque fuera: bailar, <strong>de</strong>sertar,hacer dúos con Margot Fonteyn,dirigir orquestas cuando ya nopodía bailar, ligar con chicos en losbares o en los baños públicos omorir <strong>de</strong> SIDA. Rudolf Nureyevcomprendió como ningún interpretela indivisibilidad <strong>de</strong> la personaprivada y la pública y cómo la unapodía servir a la otra.No fue el único inventor <strong>de</strong>lculto a la celebridad, ya que vivióen la época <strong>de</strong> los Kennedy y los Beatles, pero añadióa la incipiente industria <strong>de</strong>l glamour un nuevo elemento:lo <strong>de</strong> ser famoso porque era famoso. No más quecinco o seis millones <strong>de</strong> personas vieron a Nureyev bailar,sin embargo una tercera parte <strong>de</strong> la población <strong>de</strong>lmundo conocía su nombre, reconocía su rostro y loi<strong>de</strong>ntificaba íntimamente con algún aspecto <strong>de</strong> su historiao <strong>de</strong> su mito.Los amantes <strong>de</strong> la libertad aplaudieron su huida <strong>de</strong>la represión soviética; las mujeres estaban fascinadascon su toque mágico capaz <strong>de</strong> rejuvenecer a una maduraMargot Fonteyn; los gays quedaron atónitos con suintensidad salvaje en el escenario, con los rumores <strong>de</strong>sus dimensiones físicas y con la temeridad <strong>de</strong> su vidaerótica; los políticos cambiaron <strong>de</strong> actitud frente al SIDA<strong>de</strong>bido a la dignidad <strong>de</strong> su muerte.También contaría mucho la oportunidad <strong>de</strong>lmomento. Nureyev irrumpió en las primeras páginas <strong>de</strong>los periódicos <strong>de</strong> todo el mundo al escaparse <strong>de</strong> losvigilantes <strong>de</strong>l KGB en una concurrida sala <strong>de</strong>l aeropuertoparisino el 17 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1961, convirtiéndose así, <strong>de</strong>la noche a la mañana, en un símbolo <strong>de</strong> la fluctuanteGuerra Fría. Exactamente dos meses más tar<strong>de</strong> se levantabael muro <strong>de</strong> Berlín, aislándole por completo <strong>de</strong> TejaKremke, un alma gemela que tenía pensado unirse conél y cuya vida quedó <strong>de</strong>strozada por completo durantelos años siguientes por la persecución <strong>de</strong> la Stasi.De manera conmovedora, Julie Kavanagh <strong>de</strong>tallaestos acontecimientos en su impresionante nueva biografíapublicada por Penguin, y en la serie <strong>de</strong> la BBC2que la acompaña. Ahora, ¿cómo reaccionó la menteinquieta <strong>de</strong> Nureyev al verse seguido por los matonessoviéticos que también acosaron y amenazaron a sufamilia en Ufa? Sospecho que el miedo inculcó en Nureyevla i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la única manera <strong>de</strong> escaparse <strong>de</strong> lavenganza era la <strong>de</strong> ser protagonista en todo momento,estar en el can<strong>de</strong>lero constantemente, <strong>de</strong>masiado visiblepara que alguien pudiera hacerle daño.Otro momento oportuno llegó para él y su causa. Sehabía escapado en los albores <strong>de</strong> la era <strong>de</strong> Acuario,cuando las actitu<strong>de</strong>s sexuales se habían relajado y nohabía tantos prejuicios <strong>de</strong> este tipo. Nureyev fue el sexosobre unas piernas. “Levantaba los brazos lentamente”,escribió el fotógrafo Richard Avedon, “y cuando lossubía, también lo hacía el pene. Era como si bailara contodas las partes <strong>de</strong> un cuerpo que parecía respon<strong>de</strong>r aalguna especie <strong>de</strong> prodigio <strong>de</strong> símismo”.Ningún intérprete expresó contanta facilidad el narcisismo <strong>de</strong> sugeneración. Nureyev evoca elespíritu <strong>de</strong> esa época más queMick Jagger, más que Hair, másque cualquier cosa inventada porHollywood. Fue la personificación<strong>de</strong> la liberación personal llevada atodos los extremos físicos. Fue élquien con su baile transformó elCovent Gar<strong>de</strong>n <strong>de</strong> una mojigatacompañía supeditada a MargotFonteyn, entonces una pálida sombra <strong>de</strong> lo que habíasido, a una fuerza inagotable <strong>de</strong> erótico voltaje y experimentostécnicos. Nureyev, un <strong>de</strong>positario <strong>de</strong> las tradicionesrusas con una memoria <strong>de</strong> elefante para lospasos, llegaba a los coreógrafos en Ámsterdam y enNueva York como el puente individual más importanteentre el ballet clásico y el mo<strong>de</strong>rno.Al cumplir los 40 años las piernas le fallaron, se<strong>de</strong>dicó algún tiempo a la coreografía y la gerencia <strong>de</strong>la compañía —sobre todo en el Ballet <strong>de</strong> la Ópera <strong>de</strong>París durante la década <strong>de</strong> los 80— y, aunque <strong>de</strong>jóuna influencia permanente en Sylvie Guillem, el papelsecundario no satisfacía su afán <strong>de</strong> protagonismo, suadicción a estar en la cresta <strong>de</strong> la ola.Herbert von Karajan y Leonard Bernstein sugirieronque sabía llevar el compás con suficiente competenciacomo para llegar a ser director <strong>de</strong> orquesta. Así quecogió la batuta con gusto e hizo que le filmaran conorquestas, al igual que sus mentores, como forma <strong>de</strong><strong>de</strong>jar un legado. Sin embargo, el sonido <strong>de</strong> la músicanunca fue suficiente como para satisfacerle. Nureyevnecesitaba bailar, tocar, ser visto. Incluso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<strong>de</strong>rrumbamiento <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r soviético no era capaz <strong>de</strong>librarse <strong>de</strong>l temor diario que alimentaba su anhelo <strong>de</strong>estar ante el público.Si se le observa hoy en unas entrevistas filmadas sepue<strong>de</strong> apreciar que cada palabra y cada caída <strong>de</strong> cejasestaban astutamente elegidas para reforzar su marca <strong>de</strong>fábrica. Mostró ser un salvaje joven tártaro y un sedosoesteta parisiense a la vez, el muchacho solitario y elamante promiscuo, el ego supremo y el tímido y agra<strong>de</strong>cidocolega que ayudaba económicamente a Fonteynen su senectud. Fue, o trató <strong>de</strong> serlo, todo para todoslos hombres y todas las mujeres. Al hacerlo, creó unmo<strong>de</strong>lo mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> celebridad, un mol<strong>de</strong> en el que laimagen es todo y el logro <strong>de</strong> alguna meta, irrelevante,en el que el arte es un vehículo para el autobombo y enel que los muy listos e insolentes, los cocineros analfabetosy la basura que ronda los lugares nocturnos pue<strong>de</strong>nconseguir la fama con esa especie <strong>de</strong> cuñas publicitarias<strong>de</strong> quince minutos. Nureyev, un genio <strong>de</strong>l balletcon una tremenda ética <strong>de</strong>l trabajo, cambió —sin proponérselo—nuestra manera <strong>de</strong> vivir.Norman Lebrecht

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