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50sombras 168

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con él, involuntariamente mi cara se la devuelve.<br />

—Para que lo sepas, corro muy deprisa. Dile que soy un amigo, Anastasia.<br />

Abre la puerta y sale. La cabeza me da vueltas. El rector, los tres vicerrectores,<br />

cuatro profesores y Kate se me quedan mirando cuando paso a toda prisa por<br />

delante de ellos. Mierda. Dejo a Christian con los profesores y voy a buscar a Ray.<br />

«Dile que soy un amigo.»<br />

Amigo con derecho a roce, me dice mi subconsciente con mala cara. Lo sé, lo sé.<br />

Me quito de encima el desagradable pensamiento. ¿Cómo voy a presentárselo a<br />

Ray? La sala sigue todavía medio llena, y Ray no se ha movido de su sitio. Me ve,<br />

me hace un gesto con la mano y empieza a bajar.<br />

—Annie, felicidades —me dice pasándome el brazo por los hombros.<br />

—¿Te apetece venir a tomar algo al entoldado?<br />

—Claro. Hoy es tu día. Vamos.<br />

—No tenemos que ir si no quieres.<br />

Por favor, di que no…<br />

—Annie, he estado dos horas y media sentado, escuchando todo tipo de<br />

parloteos. Necesito una copa.<br />

Le cojo del brazo y avanzamos entre la multitud a través de la cálida tarde.<br />

Pasamos junto a la cola del fotógrafo oficial.<br />

—Ah, lo olvidaba… —Ray se saca una cámara digital del bolsillo—. Una foto<br />

para el álbum, Annie.<br />

Pongo los ojos en blanco mientras me saca una foto.<br />

—¿Puedo quitarme ya la toga y el birrete? Me siento medio tonta.<br />

Eres medio tonta… Mi subconsciente está de lo más sarcástico. Así que vas a<br />

presentar a Ray al hombre con el que follas… Estará muy orgulloso. Mi<br />

subconsciente me observa por encima de sus gafas de media luna. A veces la odio.<br />

El entoldado es inmenso y está lleno de gente: alumnos, padres, profesores y<br />

amigos, todos charlando alegremente. Ray me pasa una copa de champán, o de<br />

vino espumoso barato, me temo. No está frío y es dulzón. Pienso en Christian…<br />

No va a gustarle.<br />

—¡Ana!<br />

Al girarme, Ethan Kavanagh me coge de improviso entre sus brazos. Me levanta<br />

y me da vueltas en el aire sin que se me derrame el vino. Toda una proeza.

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