50sombras 168

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Y me duermo, aturdida y agotada, y sueño con un niño de cuatro años y ojos grises en un lugar oscuro, terrible y triste.
21 Hay luz por todas partes. Una luz intensa, cálida, penetrante, y me esfuerzo por mantenerla a raya unos cuantos minutos más. Quiero esconderme, solo unos minutos más, pero el resplandor es demasiado fuerte y, al final, sucumbo al despertar. Una gloriosa mañana de Seattle me saluda: el sol entra por el ventanal e inunda la habitación de una luz demasiado intensa. ¿Por qué no bajamos las persianas anoche? Estoy en la enorme cama de Christian Grey, pero él no está. Me quedo tumbada un rato, contemplando por el ventanal desde mi encumbrada y privilegiada posición el perfil urbano de Seattle. La vida en las nubes produce desde luego una sensación de irrealidad. Una fantasía —un castillo en el aire, alejado del suelo, a salvo de la cruda realidad— lejos del abandono, del hambre, de madres que se prostituyen por crack. Me estremezco al pensar lo que debió de pasar de niño, y entiendo por qué vive aquí, aislado, rodeado de belleza, de valiosas obras de arte, tan alejado de sus comienzos… toda una declaración de intenciones. Frunzo el ceño, porque eso sigue sin explicar por qué no puedo tocarlo. Curiosamente, yo me siento igual aquí arriba, en su torre de marfil. Lejos de la realidad. Estoy en este piso de fantasía, teniendo un sexo de fantasía con mi novio de fantasía, cuando la cruda realidad es que él quiere un contrato especial, aunque diga que intentará darme más. ¿Qué significa eso? Eso es lo que tengo que aclarar entre nosotros, para ver si aún estamos en extremos opuestos del balancín o nos vamos acercando. Salgo de la cama sintiéndome agarrotada y, a falta de una expresión mejor, bien machacada. Sí, debe de ser de tanto sexo. Mi subconsciente frunce los labios en señal de desaprobación. Yo le pongo los ojos en blanco, alegrándome de que cierto obseso del control de mano muy suelta no esté en la habitación, y decido preguntarle por el entrenador personal. Eso, si firmo. La diosa que llevo dentro me mira desesperada. Pues claro que vas a firmar. Las ignoro a las dos y, tras una visita rápida al baño, salgo en busca de Christian. No está en la galería de arte, pero una mujer elegante de mediana edad está limpiando en la zona de la cocina. Al verla, me paro en seco. Es rubia, lleva el pelo
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E.L. JAMES CINCUENTA SOMBRAS DE GRE
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Agradecimientos Quiero agradecer a
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—Claro que iré, Kate. Vuelve a l
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De una gran puerta a la derecha sal
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Creo ver el esbozo de una sonrisa e
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—Parece usted un maniático del c
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Pero creo que no está siendo since
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—Señor Grey, perdone que lo inte
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Su sonrisa se acentúa. Me alegro d
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Echo un vistazo al indicador de vel
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artículo, muy concentrada y teclea
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negocios. Básicamente se aburre y
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El sábado es una pesadilla en la f
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—Algo así —admite esbozando un
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sencillamente está aburridísimo e
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Cuando miro a Christian Grey, veo q
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3 Kate se pone loca de contenta.
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—Tuve que entrevistarlo para la r
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pasa enseguida. —Me intimida… E
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luego haremos también unas cuantas
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—¿Por qué? —Christian Grey me
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—Muy bien, un té negro. ¿Dulce?
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Lo miro y me dedica una sonrisa ale
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—¿Se lleva bien con su padrastro
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Caminamos hasta el hotel, y me gust
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—Por salvarme —susurro. —Ese
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lo que sea para quitármela de enci
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esta noche lo celebraremos. Lo cele
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Quiero a Kate. Es leal y me apoya.
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Su tono es tan… tan dictatorial.
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No quiero. Eres mi amigo y creo que
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No lo entiendo. —Estaba conmigo c
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ancho de hombros, pelo rubio y riza
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silla y agarra ambos extremos de la
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—¿Y el fotógrafo? —me pregunt
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—Ha llegado el desayuno. —Va…
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—No se trata de eso. ¿Por qué t
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¿Qué? —¿Qué quieres decir?
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—¿Qué te hace tanta gracia? —
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mano y me agarra la mandíbula para
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sus gustos personales. —Mis gusto
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perfecto caballero, excepto quizá
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—Eso espero. —Entonces te gusta
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—Sí, a mí también se me ha hec
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—Estoy haciendo todas las comprob
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—¿Sobrecogida? Por un instante v
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mano para ayudarme a bajar a la pis
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crema. Mientras me siento, me asalt
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escalera. Subimos al piso de arriba
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por un segundo para qué sirven. Es
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Volvamos abajo, así podré concent
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—¿Y cómo llegaste a ser así?
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Lo sigo hasta su estudio, una ampli
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alterna como continua), fuego o lla
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Nadie me ha hecho sentir así, solo
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—Supongo que no tomas la píldora
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piernas? Caigo sobre la cama gimien
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una mano hasta mi cintura, mis cade
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—¿Te he hecho daño? —me pregu
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itmo constante, lento y tortuoso. E
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Echo el edredón a un lado y me dir
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9 La luz que inunda la habitación
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presionar en las puertas para que s
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nuestra relación… o lo que sea.
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Maldita sea. ¿De qué va todo esto
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—Bien —murmuro. Esboza una lige
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—¿Te gusta? Casi puedo oír su s
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—Dios —gime. Y vuelve a cerrar
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Se acerca al armario y vuelve con u
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porque me muero de vergüenza. Va a
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—Taylor, no puedes impedirme ver
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Maldita sea, la madre de Christian.
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Taylor aparece procedente… ¿de d
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tener una décima parte de su elega
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Rodea el coche con paso seguro y, c
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—Mira, Anastasia, para mí tambi
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Me ruborizo. —No —me dice negan
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Come como una lima. Debe de hacer m
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Kate me empuja hasta el sofá y nos
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—He quedado con él el sábado. N
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—¡No es asunto tuyo! —¿Es por
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de las últimas horas y el total y
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momento y el lugar de administrarlo
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salud, solicitará o buscará atenc
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• Bondage con cuerda• Bondage c
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Echo un vistazo al despertador. Las
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me pide que firme el albarán de en
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—Ana —murmura—, ¿de verdad m
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12 Por primera vez en mi vida salgo
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del mundo se me había ocurrido que
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sujetas por encima de la cabeza, co
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que provoca un incendio que se prop
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Por favor, fóllame, Christian. Alz
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—¡La señora Robinson! Se ríe a
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de juegos. Le abro la puerta y me m
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He dejado impresionada a Kate. No p
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estar de broma.¿Podrías decirme c
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infernal y abro el programa de corr
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algún sitio. Siento una gran ternu
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Me abraza y salgo de casa. Tengo qu
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quiere decir? —Es muy sencillo, A
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—Mi salud sexual. Bueno, todas mi
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Se calla. ¿No puede aguantar lejos
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Frunzo el ceño. ¿Por qué? —Tie
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mis palabras. Se presiona la barbil
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—Mañana tenemos los dos la cerem
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—Toma. No quiero que cojas frío.
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«Yo no tengo novias.» «No soy un
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—Estoy bien. Maldita sea. Deberí
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—Papá, tenemos media hora. ¿Qui
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discurso. En esos momentos estoy ta
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contenta. Mientras espero de pie pa
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con él, involuntariamente mi cara
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Se saludan. Christian me tiende la
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muy bien. Me apetece acariciarte la
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—No me lo habría perdido por nad
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15 Hola. Me siento terriblemente co
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Lo dice sereno y serio. ¿Cómo no
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Vaya, eso es nuevo. —Mia llega de
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¿Acepta la Sumisa lo siguiente?
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cuero• Otros tipos de bondage •
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—Bueno, me alegro de que me lo ha
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toda la vida. Vale, no toda la vida
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—Le gusta esto, ¿verdad, señori
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levanta la pelvis de la cama para q
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16 Poco a poco el mundo exterior in
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Se inclina hacia delante, me da un
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—La cosa podría ponerse muy fea.
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No rechisto, con la cara contraída
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Medito la respuesta. Me duele el tr
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—Ay, mamá, es por un hombre. —
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No puedo hablar de esto con Kate si
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Y encima esta noche me ha pegado de
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—¿Cómo te has sentido cuando te
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—Pues me parece que eso lo has en
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17 La llama de la vela quema demasi
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Y, como un torbellino, desaparece.
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De: Anastasia SteeleFecha: 27 de ma
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llegue a casa.Gracias por este otro
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Luego se despide con un gesto, sube
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número y pulso la tecla de llamada
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Elliot admira su obra. Nos ha recon
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—He tenido demasiadas cosas en la
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ecordaba; aunque solo hace una sema
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—¿Te avergüenzas de mí? —dig
Page 292 and 293: Está leyendo, sentado en el sofá.
Page 294 and 295: —Sírvete ensalada —dice en voz
Page 296 and 297: —Sí, ¿qué? Se inclina hacia m
Page 298 and 299: —Buena chica, Anastasia. Estás p
Page 300 and 301: más alta recorriendo mi cintura. E
Page 302 and 303: en el suelo. Me atrae a su regazo,
Page 304 and 305: Frunzo el ceño. ¿No va a ser en l
Page 306 and 307: Me vuelvo a mirarlo, intentando ent
Page 308 and 309: ha hecho a propósito. Quiere que p
Page 310 and 311: agas como una cualquiera. Doy graci
Page 312 and 313: —Ojalá supiera lo que piensas t
Page 314 and 315: Me pongo como un tomate y, al ver a
Page 316 and 317: —Que Kate dirige —añado, confi
Page 318 and 319: ansioso por cambiar de tema. Los ap
Page 320 and 321: Grace y Mia recogen las copas del p
Page 322 and 323: 20 Christian cruza como un ciclón
Page 324 and 325: —Esto es mío —me susurra con r
Page 326 and 327: Ladea la cabeza y me sonríe mientr
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Page 330 and 331: listo, divertido… Pero sus cambio
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Page 334 and 335: —Ah, no, señorita Steele, ya le
Page 336 and 337: Me pongo de rodillas, mirándolo. M
Page 338 and 339: mucho. Me posa la mano con reverenc
Page 340 and 341: —Esta vez es para darnos placer,
Page 344 and 345: corto y tiene los ojos azules; vist
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Page 348 and 349: Me retuerzo incómoda al tiempo que
Page 350 and 351: Uf, me pone nerviosa que alguien m
Page 352 and 353: A última hora de la tarde espero s
Page 354 and 355: ¿Disfrutar? Lo miro extrañada. Qu
Page 356 and 357: ayudarlo un poco a decidirse. —Le
Page 358 and 359: interesaba.¿Qué tal tu día? Ana
Page 360 and 361: —Pásatelo bien en Barbados, Kate
Page 362 and 363: —Te quiero, papá —susurro. —
Page 364 and 365: aire, echo mi asiento para atrás y
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Page 368 and 369: parte, creo que mamá ha estado bus
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Page 372 and 373: De: Anastasia SteeleFecha: 31 de ma
Page 374 and 375: culpable? —Ya voy, mamá. De: Ana
Page 376 and 377: GreyAsunto: Bueno, siempre nos qued
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Page 380 and 381: 23 Miro nerviosa por todo el bar, p
Page 382 and 383: —¿Así que casualmente te alojas
Page 384 and 385: Me mira ceñudo, desconcertado. Pro
Page 386 and 387: insoportable. Se abanica exageradam
Page 388 and 389: —No has respondido a mi pregunta
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mirándome. —Eh… ayer —mascul
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por fin vamos a tener esa conversac
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—Sí. Sus ojos grises me observan
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Me levanta la barbilla y veo que me
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despacio… entrando hasta el fondo
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—Ah. —Madre mía. Hay más…
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—Nunca. Se acerca y me besa suave
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desconcertante y tentador, en mi ca
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lengua al pronunciar mi nombre. Mmm
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El iPod de Christian Grey… esto v
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—¡Ni yo quiero quedarme! Bueno,
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haber algo en el agua de Savannah q
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—Muy bien, todo en orden. ¿Es la
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planeando. —Buena chica. Christia
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—Nos proponemos complacer, señor
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cualquier barrera. —¿Por eso has
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Confío en que ese nuevo dato la di
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con el fuego?, me pregunto mientras
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—Serán las seis y media, cariño
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hablar. No, no voy a mirarlo. ¡Agh
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Una vez a bordo, rodeada del lujo d
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De: Anastasia SteeleFecha: 3 de jun
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vuelven a cruzarse brevemente en el
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Desliza los dedos por las bragas bl
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aprovecha para agarrarme el trasero
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esta última información. Me ha co
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—Rojo —digo. —No lo olvides.
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—Buena chica. Deja el látigo sob
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suave ante en mi piel, recorriéndo
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tiene unos dedos fuertes y experime
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26 Me despierto sobresaltada. Creo
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Arquea la ceja, sorprendido. —Me
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—Vamos, que lo del castigo se man
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Continúa desplazándose hacia su i
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Se pasa la mano por el pelo y se en
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Soy consciente de la paradoja. Yo c
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qué? ¿Por qué no puedo amar a Jo
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—No puedes quererme, Ana. No… e
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—No, Christian. Las acepté a reg
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hombre con el que me he acostado. U
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de cesión de la obra sin la autori
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