28.01.2016 Views

50sombras 168

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Ponte aquí de pie.<br />

Estoy mirando hacia la cama. Se inclina hacia delante y me susurra al oído:<br />

—Espera aquí. No apartes la vista de la cama. Imagínate ahí tumbada, atada y<br />

completamente a mi merced.<br />

Madre mía.<br />

Se aleja un momento y lo oigo coger algo cerca de la puerta. Tengo todos los<br />

sentidos hiperalerta; se me agudiza el oído. Ha cogido algo del colgador de los<br />

látigos y las palas que hay junto a la puerta. Madre mía. ¿Qué me va a hacer?<br />

Lo noto a mi espalda. Me coge el pelo, me hace una coleta y empieza a<br />

trenzármelo.<br />

—Aunque me gustan tus trencitas, Anastasia, estoy impaciente por tenerte, así<br />

que tendrá que valer con una —dice con voz grave, suave.<br />

Me roza la espalda de vez en cuando con sus dedos hábiles mientras me hace la<br />

trenza, y cada caricia accidental es como una dulce descarga eléctrica en mi piel.<br />

Me sujeta el extremo con una goma, luego tira suavemente de la trenza de forma<br />

que me veo obligada a pegarme a su cuerpo. Tira de nuevo, esta vez hacia un lado,<br />

y yo ladeo la cabeza y le doy acceso a mi cuello. Se inclina y me lo llena de<br />

pequeños besos, recorriéndolo desde la base de la oreja hasta el hombro con los<br />

dientes y la lengua. Tararea en voz baja mientras lo hace y el sonido me resuena<br />

por dentro. Justo ahí… ahí abajo, en mis entrañas. Gimo suavemente sin poder<br />

evitarlo.<br />

—Calla —dice respirando contra mi piel.<br />

Levanta las manos delante de mí; sus brazos acarician los míos. En la mano<br />

derecha lleva un látigo de tiras. Recuerdo el nombre de mi primera visita a este<br />

cuarto.<br />

—Tócalo —susurra, y me suena como el mismísimo diablo.<br />

Mi cuerpo se incendia en respuesta. Tímidamente, alargo el brazo y rozo los<br />

largos flecos. Tiene muchas frondas largas, todas de suave ante con pequeñas<br />

cuentas en los extremos.<br />

—Lo voy a usar. No te va a doler, pero hará que te corra la sangre por la<br />

superficie de la piel y te la sensibilice.<br />

Ay, dice que no me va a doler.<br />

—¿Cuáles son las palabras de seguridad, Anastasia?<br />

—Eh… «amarillo» y «rojo», señor —susurro.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!