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50sombras 168

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Y encima esta noche me ha pegado de verdad. En mi vida me habían pegado.<br />

¿Dónde me he metido? Muy despacio, las lágrimas, retenidas por la llegada de<br />

Kate, empiezan a rodarme por los lados de la cara hasta las orejas. Me he<br />

enamorado de alguien tan emocionalmente cerrado que no conseguiré más que<br />

sufrir —en el fondo, lo sé—, alguien que, según él mismo admite, está<br />

completamente jodido. ¿Por qué está tan jodido? Debe de ser horrible estar tan<br />

tocado como él; la idea de que de niño fuera víctima de crueldades insoportables<br />

me hace llorar aún más. Quizá si fuera más normal no le interesarías, contribuye<br />

con sarcasmo mi subconsciente a mis reflexiones. Y en lo más profundo de mi<br />

corazón sé que es cierto. Me doy la vuelta, se abren las compuertas… y, por<br />

primera vez en años, lloro desconsoladamente con la cara hundida en la almohada.<br />

Los gritos de Kate me distraen momentáneamente de mis oscuros<br />

pensamientos.<br />

«¿Qué coño crees que haces aquí?»<br />

«¡Vale, pues no puedes!»<br />

«¿Qué coño le has hecho ahora?»<br />

«Desde que te conoció, se pasa el día llorando.»<br />

«¡No puedes venir aquí!»<br />

Christian irrumpe en mi dormitorio y, sin ceremonias, enciende la luz del techo,<br />

obligándome a apretar los ojos.<br />

—Dios mío, Ana —susurra.<br />

La apaga otra vez y, en un segundo, lo tengo a mi lado.<br />

—¿Qué haces aquí? —pregunto espantada entre sollozos.<br />

Mierda, no puedo parar de llorar.<br />

Enciende la lamparita y me hace guiñar los ojos de nuevo. Viene Kate y se<br />

queda en el umbral de la puerta.<br />

—¿Quieres que eche a este gilipollas de aquí? —me dice irradiando una<br />

hostilidad termonuclear.<br />

Christian la mira arqueando una ceja, sin duda asombrado por el halagador<br />

epíteto y su brutal antipatía. Niego con la cabeza y ella me pone los ojos en blanco.<br />

Huy, yo no haría eso delante del señor G.<br />

—Dame una voz si me necesitas —me dice más serena—. Grey, estás en mi lista<br />

negra y te tengo vigilado —le susurra furiosa.<br />

Él la mira extrañado, y ella da media vuelta y entorna la puerta, pero no la

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