22.04.2016 Views

La piel del lagarto

La-piel-del-lagarto

La-piel-del-lagarto

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

No te la des de gran hombre conmigo que nos conocemos<br />

hace años: a ti no hay cartel que te proteja<br />

ni cárcel de máxima seguridad que te espere.<br />

Lo tuyo es Retén de Catia, Hotel <strong>La</strong>s Flores, pues.<br />

¿Recuerdas a Brazoeniño, tu amor eterno compañero<br />

de celda? ¿Su palo de treinta y tres centímetros<br />

alisándote los pliegues por detrás?<br />

El hombre se levantó penosamente. Con un resto<br />

de dignidad acomodó la silla y se sentó, la mano<br />

en el abdomen. Smith encendió un panatela.<br />

—<strong>La</strong> habré visto cuatro veces, máximo. Iba por<br />

mi zona algunos fines de semana, un poco de cocaína<br />

para sus fiestecitas, monte, frecuentaba bares de<br />

ambiente, las cosas buenas de la vida que jamás le<br />

mostraron sus padres. De repente ya no tenía tanto<br />

dinero como al principio y pagaba en especies.<br />

—¿Siempre sola?<br />

—En un Mustang convertible <strong>del</strong> sesenta y cinco.<br />

Rojo: una belleza. A veces con amiguitos, compañeros<br />

de la Universidad, supongo. Iba mucho al<br />

parque donde trabajo, pero a mí me buscaba los<br />

viernes. De resto se sentaba a ver los niños jugar<br />

o enseñaba a hablar a un viejo en silla de ruedas.<br />

Fulminado por una trombosis, tú sabes.<br />

—No me tutees, Juanico. Continúa.<br />

—No hay mucho más, Smith. Este viernes iba<br />

acompañada de una señora algo mayor, cuaren-<br />

109

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!