22.04.2016 Views

La piel del lagarto

La-piel-del-lagarto

La-piel-del-lagarto

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

«Hijo, hijo, sólo Dios dispone, sólo Él y sus designios,<br />

sólo Él y el plan que ha trazado para nosotros».<br />

Años de entrenar las cuerdas vocales para<br />

obligarlas al tono que sólo Paganini y nuestro Monseñor.<br />

Años de manos ocultas entre las mangas de<br />

la sotana, años de silencios y suspiros y puñaladas<br />

por la espalda de quien se le interpusiera en el ascenso<br />

a los cielos.<br />

Ja ja ja ja. Ja. El Plan de Dios. Hostia, esa sí es<br />

buena. <strong>La</strong> escuela (el infierno en la tierra), mis queridos<br />

condiscípulos llamándome mariposón, mariquita,<br />

Santiago metiéndome la mano en el pantalón<br />

para sobar mis nalgas frías, mi padre obligándome<br />

a jugar fútbol, la primera vez que el entrenador me<br />

vio corriendo en el campo, me mando en el acto<br />

a las duchas (ah, las duchas, las duchas, pero eso<br />

vino después). <strong>La</strong>s confesiones cada semana en la<br />

iglesia desierta, su olor a moho, siempre húmeda,<br />

el sacerdote que de tan viejo descamaba como una<br />

serpiente, sus manos artríticas, su boca pastosa lamiéndome<br />

el chapulín, blanco y suave como un botón<br />

de rosa. Madre obligándome a la palabra, a la<br />

misa, a la búsqueda <strong>del</strong> perdón de Dios. Nueve años<br />

y pedir perdón, nueve años y frotarme con jabón de<br />

linaza cada noche para quitar de mis partes el olor<br />

a tabaco rancio que me había dejado la lengua <strong>del</strong><br />

padre José Luis.<br />

63

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!