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a despedirme y me dijo bajito que no iba a poder<br />
dormir:<br />
—Dile a Ramírez que pase por aquí mañana —me<br />
dijo<br />
Tanta paja que hablaba la Ligia y a que no sabes:<br />
la encontraron en la madrugada ensartada por<br />
un residente de Cirugía. ¿Cómo que no entiendes?<br />
No te hagas la pendeja, se la estaban cogiendo, la<br />
tenían en cuatro patas en el cuarto de tratamientos,<br />
los descubrieron unos pacientes por la bulla que<br />
hacían los cabezasos de Ligia contra el gabinete de<br />
los intravenosos. No, no creo que la vayan a botar, le<br />
pondrán una amonestación escrita y hasta ahí. Pero<br />
cuando el marido de Ligia se entere, ayayay, ¿tú no<br />
te acuerdas de él? El kilúote que operaron aquí de<br />
las hemorroides. Bueno, para hacerte el cuento corto,<br />
a Humberto lo dejaron tres días más ahí acostado<br />
y después lo dieron de alta. Ramírez andaba<br />
de lo más echón, como si hubiera hecho algo, más<br />
cochino que es ese Ramírez ¿tú no has visto cómo<br />
se sopla los mocos con la bata? Asco. Humberto se<br />
fue de lo más contento ayer en la mañana, se despidió<br />
de todas nosotras, a mí me dio un beso que<br />
me dejó el cachete oloroso a <strong>La</strong>vanda Yardley, y hay<br />
que ver que la vida es muy rara. Parece que llegó a<br />
su casa, besó a las niñas, comió, descansó un rato y<br />
en la tarde se arregló para ir a visitar a su mamá en<br />
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