La historia del diseño industrial reconsiderada
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¿De dónde viene el entusiasmo patrimonialista que nos envuelve, al menos en<br />
occidente, desde hace tres décadas? Quizás venga de que nos aferramos a las<br />
cosas porque no queremos perder el modo en que vivimos, y las cosas nos recuerdan<br />
cómo eran nuestros días. En un momento de absoluta incertidumbre,<br />
de pérdida de la utopía <strong>del</strong> progreso indefinido, son las cosas, los objetos cotidianos<br />
quienes nos acercan, nos retienen en los modos de vivir que deseamos,<br />
que nos contienen, los cuales estaban a nuestra escala. Cuando se pierden objetos,<br />
se pierde cultura.<br />
El concepto de cultura material expresa una valoración de las actividades manufactureras<br />
<strong>del</strong> extenso mundo de los objetos. El <strong>diseño</strong> es un proceso creativo que incide en la cultura<br />
material. Los objetos expresan el saber y amplían las facultades <strong>del</strong> hombre como si fueran<br />
extensiones de él mismo; incorporan el saber técnico y científico, reflejan el grado de desarrollo<br />
y las diversas influencias culturales de la sociedad en un momento dado. Proyectan y satisfacen<br />
las necesidades anímicas, afectivas, comunicativas, lúdicas y sexuales. <strong>La</strong>s formas populares<br />
y tradicionales de cultura material, el <strong>diseño</strong> vernacular, nos proporcionan algunos de los<br />
signos que caracterizan al particular entendimiento <strong>del</strong> mundo que tenga una comunidad, habitando<br />
un territorio en un momento histórico dado. Estos signos se retroalimentan con los lugares<br />
y sus gentes en el dialogo cultural, siempre abierto, siempre progresivo.<br />
Lo dicho en este escrito se sostiene en un concepto antropológico de cultura (contra el concepto<br />
germánico de cultura-culta o civilización), y por lo tanto se incorporan como rasgo cultural<br />
todas las producciones humanas tanto <strong>del</strong> pensamiento, <strong>del</strong> arte como de la cultura material.<br />
Son múltiples las lecciones que el <strong>diseño</strong> puede extraer de las formas tradicionales de la<br />
cultura material, que desaparecen poco a poco a favor de un campo objetual propio de una<br />
cultura globalizadora y pseudo-universal. Desde ella poco se entiende de sustentabilidad,<br />
adaptación al medio y su gente y la administración adecuada de los recursos disponibles. <strong>La</strong><br />
tradición artesana de una comunidad, los objetos vernaculares y las artes populares constituyen<br />
la proto<strong>historia</strong> <strong>del</strong> <strong>diseño</strong> <strong>industrial</strong>. Los objetos a través de la <strong>historia</strong> actúan como testigos<br />
que presencian y quedan marcados con huellas mediante las diferentes situaciones.<br />
Los objetos obsoletos que caen en el desuso formando parte de ese mundo aparte de las<br />
antigüedades, son como las hilachas de un tejido social superado. Ocurre que lo inanimado<br />
permanece, lleno de miradas, de roces, de ecos que acumula y remite para quienes salgan a<br />
su encuentro. Surge entonces una actitud nostálgica y revisionista ante los objetos ya en<br />
desuso; pero también surge acompañado a esto, la recuperación, puesta en valor y transmisión<br />
de las técnicas, modos, maneras de uso, finalidades, etc. <strong>La</strong> integración de los aportes de la<br />
cultura material en el proceso de <strong>diseño</strong> posibilita que los productos asuman los valores de la<br />
tradición y se identifiquen con el contexto social que los produce. El conocimiento y la valoración<br />
de la cultura material autóctona y su integración en determinados campos <strong>del</strong> <strong>diseño</strong>, son<br />
un medio para reencontrar la solución de continuidad con el universo formal de nuestra tradición,<br />
para hacer frente al colonialismo cultural que con su invasión dificulta la creación de una<br />
cultura, y por lo tanto una dignidad, propia.<br />
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