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Desarrollo infantil y competencias<br />
en la Primera Infancia<br />
sobre las experiencias emocionales, reflexionar sobre<br />
el papel de las reacciones intemperantes o de<br />
expresarlas de una manera más controlada y prudente.<br />
Intentan pulir sus emociones y comprender<br />
su papel y la manera como funcionan en el mundo<br />
real. En este proceso, el apoyo de las interacciones<br />
y retroalimentaciones de los otros - niños y adultos<br />
- juega un papel crucial. Por ejemplo, a Fernando<br />
le da rabia que un compañero frecuentemente se<br />
burle de él con un apodo y él le responde con otro.<br />
Un día le cuenta a la mamá lo que pasa y la mamá<br />
le sugiere cambiar su comportamiento e ignorarlo.<br />
Al contarle a su madre, Fernando reflexiona sobre<br />
la dificultad que tiene para controlar su rabia y logra<br />
no prestar atención a los apodos.<br />
La capacidad de los niños para descubrir la intensidad,<br />
variedad y oposición de los afectos, les permite<br />
comprender la complejidad de las relaciones<br />
humanas. Diferenciar las dos facetas de la misma<br />
realidad constituye una vía para comprender que<br />
se pueden albergar dos sentimientos distintos hacia<br />
la misma persona. Los pequeños de cuatro y cinco<br />
años pueden empezar a entender que estos dos<br />
sentimientos no son necesariamente excluyentes y<br />
pueden atribuirlos a experiencias y contextos diferentes,<br />
a elaborar esas diferenciaciones y a reflexionar<br />
sobre ellas.<br />
Las normas, los valores<br />
y el criterio moral<br />
La aprobación y desaprobación que los adultos<br />
hacen de los comportamientos de los niños desde<br />
edad temprana, son la fuente para la construcción<br />
de sus valores. La mamá de Mónica le impone los<br />
siguientes límites: “Si tocas esa hoja, señalando la<br />
hoja de una planta, te doy pau, pau”, “A la mamá<br />
no se le pega”, “Cuidado, no te pases por allí que<br />
puedes pisar a la abuela”, “No le arrebates el juguete<br />
a tu primo, pídeselo”. Estas son expresiones<br />
que los padres y cuidadores usan en su interacción<br />
cotidiana con los niños, para desaprobar ciertos<br />
comportamientos.<br />
Sobre los sentimientos que experimentan y los efectos<br />
de sus conductas, los niños construyen paso a<br />
paso el andamiaje familiar y social en el cual están<br />
insertos 39 . Sobre éste van tejiendo sus propias<br />
normas y valores y van configurando sus criterios<br />
morales: “las plantas no se dañan”, “tengo que<br />
respetar a los mayores”, “tengo que compartir los<br />
juguetes con los otros” son los criterios que Mónica<br />
desarrolla gracias a los límites que su mamá le<br />
impone.<br />
39. Winnicott, D. W. (1975). El Proceso de Maduración<br />
en el Niño. Barcelona: Editorial LAIA S.A.<br />
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