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Desarrollo infantil y competencias<br />
en la Primera Infancia<br />
como resultado del compromiso de las personas 44 .<br />
El reconocimiento de múltiples perspectivas o posiciones<br />
en la resolución de un conflicto se desarrolla<br />
cuando son capaces de subordinar o someter sus<br />
intereses a los propósitos comunes.<br />
El juego cooperativo con pares se incrementa entre<br />
los cuatro y los cinco años. Aunque los comportamientos<br />
agresivos de los niños todavía son frecuentes<br />
a los cuatro años, hacia los cinco, llegan a ser<br />
más complacientes y cooperativos en los roles que<br />
asumen en sus juegos. Esta cooperación, responsabilidad<br />
y complacencia se manifiesta también en<br />
las respuestas a los requerimientos de los adultos,<br />
sean padres, cuidadores o maestros.<br />
El juego cooperativo entre pares tiene una importancia<br />
relevante en el desarrollo y la definición de<br />
personalidad de los niños, en el crecimiento de su<br />
auto-estima, en el fortalecimiento de sus valores y<br />
en la formación de un criterio propio. En este proceso<br />
de desarrollo emocional y moral juegan un<br />
papel muy importante el afecto, la seguridad y la<br />
confianza que los padres y cuidadores les brinden<br />
así como también la coherencia en el planteamiento<br />
de las reglas y las normas en diferentes situaciones:<br />
lavarse las manos antes de comer, acostarse en un<br />
horario fijo, pedir un objeto que desea sin hacer berrinche,<br />
son ejemplo de normas o reglas que siempre<br />
los padres o cuidadores deben aplicar.<br />
Las predicciones y las intenciones<br />
Es en las relaciones con los otros que los niños han<br />
aprendido y siguen aprendiendo a predecir y a saber<br />
aprovechar ciertos indicios y señales, a anticipar<br />
y complementar las acciones de los otros, así<br />
como también a ‘leer entre líneas’, o intentar descifrar<br />
o interpretar las intenciones, razones y motivos<br />
de las acciones del otro. Entender el mundo de las<br />
intenciones, de los afectos y de los sentimientos de<br />
los otros, exige separar la apariencia de la realidad;<br />
establecer distancia entre lo que se quiere que el<br />
otro sea y lo que el otro es en realidad.<br />
Relacionarse con los otros Moviliza<br />
las competencias y favorece<br />
la regulación del comportamiento<br />
> Entre los cuatro y los cinco años los niños enfrentan<br />
el desafío de desarrollar su capacidad para<br />
relacionarse con los otros y regular sus propios<br />
actos.<br />
> Los niños son cada vez más hábiles para anticipar<br />
y adoptar los puntos de vista de otras personas y<br />
para comprender ciertas categorías “sociales” en<br />
diversas situaciones del contexto.<br />
> El juego cooperativo entre pares ocupa un papel<br />
relevante en este camino porque la interacción<br />
con otros niños de la misma edad y la adopción<br />
de múltiples roles, favorece la definición de su<br />
personalidad, el crecimiento de su auto-estima, el<br />
fortalecimiento de sus valores y la formación de<br />
un criterio propio.<br />
> A través de las relaciones de amistad con niños de<br />
la misma edad, la capacidad para controlar sus<br />
emociones se incrementa.<br />
44. Idem.<br />
Ahora bien, es necesario entender que la comprensión<br />
de las intenciones de los otros constituye un<br />
proceso basado en el mismo sistema de predicciones<br />
que utilizan en otras áreas.<br />
La capacidad mental para pensar en términos de<br />
predicciones, supuestos e hipótesis es “la más sorprendente<br />
de todas las maravillas del universo” 45 , y<br />
las niñas y niños la construyen muy tempranamente.<br />
Entre los tres y los cuatro años, ellos no actúan sobre<br />
el mundo de manera caprichosa o desorganizada,<br />
sino que tienen ideas bastante definidas sobre<br />
cómo pueden ocurrir las cosas. Resulta claro, que<br />
son capaces de formular hipótesis o supuestos que<br />
les permiten explorar el mundo; de ahí que se haya<br />
acuñado la metáfora del ‘niño como científico’ 46 .<br />
45. Eco, U. & Sebeok, T. A. Eds. (1988). El signo de los<br />
tres. Barcelona: Lumen.<br />
46. Metáfora que muestra como el niño utiliza las<br />
mismas herramientas que un científico: planea,<br />
predice o anticipa, formula hipótesis, relaciona datos<br />
y elabora conclusiones.<br />
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