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Aproximaciones pedagógicas al estudio de la Educación Corporal

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corpor<strong>al</strong>. En esta etapa, el niño todavía no tiene un “esquema corpor<strong>al</strong>” ni una imagen <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. Existe, entonces, como un flujo <strong>de</strong> sensaciones afectivas que sólo a través <strong>de</strong>l contacto<br />

con el mundo <strong>al</strong>canzan una unidad en un “sensorium común” (Rousseau). Es <strong>de</strong>cir,<br />

que es <strong>la</strong> resistencia que produce el mundo con el cuerpo <strong>la</strong> que hace que el cuerpo se vaya<br />

apo<strong>de</strong>rando <strong>de</strong> sí y se abra <strong>al</strong> mundo. Una vez <strong>al</strong>canzado ésto es posible pasar a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

ello, o como Rousseau <strong>la</strong> <strong>de</strong>nomina, a tener un sentimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia.<br />

Este niño, que todavía no ha sido todavía agarrado por <strong>la</strong>s pasiones, permanece en una<br />

re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> inmediatez con su cuerpo. En esa esc<strong>al</strong>a, el niño no se preocupa por su cuerpo,<br />

es, más bien, uno con su cuerpo, como el hombre natur<strong>al</strong> antes <strong>de</strong> entrar en el campo <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> mirada contrastadora y comparadora <strong>de</strong> los otros. Una vez el niño se comporta <strong>de</strong> un<br />

modo objetivo-sensitivo con su cuerpo, lo toca, lo percibe, lo siente y empieza a comparar,<br />

es entonces cuando, a partir <strong>de</strong> estas experiencias, va <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>ndo su subjetividad. La<br />

conciencia <strong>de</strong> sí surge, entonces, <strong>de</strong> ese proceso <strong>de</strong> sentirse y <strong>de</strong> sentirse-en-el-mundo.<br />

A diferencia <strong>de</strong> Locke, quien centra su atención especi<strong>al</strong>mente en una teoría <strong>de</strong>l conocimiento,<br />

Rousseau trata con un niño (como corpor<strong>al</strong>idad) y no con una simple actividad<br />

espiritu<strong>al</strong> <strong>de</strong>scorpor<strong>al</strong>izada. Por eso, su propuesta antropológico-pedagógica se pue<strong>de</strong> ver<br />

como una propuesta que parte <strong>de</strong>l cuerpo, es <strong>de</strong>cir, una antropología <strong>de</strong>l “embodiment“.<br />

Vistas así, todas <strong>la</strong>s protoexperiencias tienen su sustrato en el cuerpo.<br />

Determinado a esa edad sólo por <strong>la</strong> sensibilidad, el niño es pura corpor<strong>al</strong>idad sintiente.<br />

La percepción sensori<strong>al</strong> <strong>de</strong> sí (autoafección) y <strong>de</strong>l mundo se convierte así en el punto <strong>de</strong><br />

partida para <strong>la</strong> formación humana. El niño aparece, entonces, como una “existencia corpor<strong>al</strong>”<br />

que, gracias a una “educación negativa”, se potencia y forma. Aunque está c<strong>la</strong>ro que<br />

Rousseau no niega <strong>la</strong> sociedad, lo que si propone es un modo <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a el<strong>la</strong> a partir <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s propias experiencias corpor<strong>al</strong>es. El acceso a <strong>la</strong> sociedad parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> corpor<strong>al</strong>idad y no<br />

inmediatamente <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón. La razón, en este sentido, es <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

formas en que se le potencia y somete. Rousseau consi<strong>de</strong>ra entonces como un gran error<br />

soci<strong>al</strong> el enfatizar primero en <strong>la</strong> “cabeza” y no en el cuerpo y sus fuerzas.<br />

En Rousseau se pue<strong>de</strong> ver una preocupación para que <strong>la</strong> niñez participe <strong>de</strong>l mundo. El<br />

hombre empieza como niño, y el niño como existencia corpor<strong>al</strong> 70 . Por eso, para el niño los<br />

primeros maestros son <strong>la</strong> experiencia y los sentimientos. La fase sensitiva es fundament<strong>al</strong><br />

para el <strong>de</strong>sarrollo posterior (racion<strong>al</strong>) <strong>de</strong>l niño. En ese sentido, <strong>la</strong>s sensaciones, primeros<br />

sentimientos y experiencias se constituyen en <strong>la</strong> base para <strong>la</strong> adquisición <strong>de</strong>l conocimiento.<br />

El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuerzas físicas, <strong>de</strong> un estado s<strong>al</strong>udable, y el aprendizaje <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

distintas pasiones, dolores y pa<strong>de</strong>ceres en <strong>la</strong>s distintas situaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida hacen parte<br />

<strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be experimentar y <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r el niño. Por eso, “se trata menos <strong>de</strong> impedirle<br />

morir que hacerle vivir. Vivir no es respirar, es obrar; es hacer uso <strong>de</strong> nuestros órganos, <strong>de</strong><br />

70 Cf.: Rang, 1965, p. 156, 205, 240, 274.<br />

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