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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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agradable, pero había en el una expresión de nobleza. Era un hombre nacido para<br />

mandar sobre los hombres. Cross se sintió disecado, explorado por aquellos ojos<br />

penetrantes. Finalmente su orgullosa boca esbozo una sonrisa de ligera mofa.<br />

- ¿Con que te han cogido? - dijo Kier Gray - No has sido muy inteligente.<br />

Fueron estas palabras las reveladoras. Porque en ellas se produjeron pensamientos<br />

superficiales, y estos pensamientos superficiales eran la cortina mental deliberadamente<br />

corrida, de un cerebro tan hermético como el suyo. No se trataba de un slan enemigo, sin<br />

tentáculos, sino que se encontraba ante algo portentoso. Kier Gray, conductor de<br />

hombres, era un hombre que creía ser...<br />

¡Un verdadero slan!<br />

Esta fue la frase explosiva pronunciada por Cross, y de nuevo la fluidez de su mente se<br />

helo volviendo al apacible pensamiento. Todos aquellos años Kathleen Layton había<br />

vivido con Kier Gray sin sospechar la verdad. Carecía desde luego de experiencia con las<br />

cortinas mentales, y allí estaba también John Petty con un tipo similar de cortina para<br />

producir la confusión, porque John Petty era humano. ¡Cuán hábilmente había imitado el<br />

dictador la forma humana de buscar protección! Cross reaccionó mentalmente y, decidido<br />

a llegar a la verdad, dijo:<br />

- ¡Con que eres... un slan!<br />

El rostro de Kier Gray sonrió sardónicamente.<br />

- No sé si la palabra puede aplicarse a un hombre que no tiene tentáculos y no puede<br />

leer los pensamientos, pero, sí, soy un slan.<br />

Hizo una pausa, y con mayor fuego en su tono prosiguió:<br />

- Durante centenares de años los que sabemos la verdad hemos estado luchando para<br />

evitar que los slans sin tentáculos se apoderasen del mundo de los hombres. Qué más<br />

natural que insinuar y abrirnos camino hacia el control del gobierno humano? ¿No somos<br />

acaso los seres más inteligentes en la faz de la Tierra?<br />

Cross asintió. Era verdad, desde luego. Sus propias deducciones se lo habían dicho.<br />

Una vez supo que los verdaderos slans no eran, en realidad, el oculto gobierno de los<br />

slans sin tentáculos, era inevitable que gobernasen el mundo de los hombres, pese a la<br />

creencia de Kathleen y las imágenes de los rayos X de los slans enemigos mostrando a<br />

Kier Gray poseedor de un corazón y de otros órganos no-slans. Sin embargo, allí<br />

subsistía aún un tremendo misterio. Movió la cabeza, perplejo.<br />

- Sigo sin comprenderlo. Esperaba encontrar los verdaderos slans gobernando a los<br />

falsos... secretamente. Todo se amolda, desde luego, de una forma deforme. Pero... ¿Por<br />

qué hacer propaganda antislan? ¿Y la nave slan que vino a este palacio hace muchos<br />

años? ¿Por qué son perseguidos y muertos como ratas los verdaderos slans? ¿Por qué<br />

no llegar a un acuerdo con los slans sin tentáculos?<br />

El jefe se quedó mirándolo pensativamente.<br />

- En algunas ocasiones hemos intentado acabar con la propaganda antislan. Una de<br />

ellas fue la nave a que acabas de referirte. Por razones especiales me vi obligado a<br />

ordenar que se la derribase en los pantanos. Pero a pesar de este aparente fracaso,<br />

consiguió su principal objetivo, que era convencer a los slans sin tentáculos, que estaban<br />

firmemente planeando un ataque, de que éramos todavía una fuerza con la que había que<br />

contar. Fue la palpable fragilidad de la nave de plata lo que convenció a los slans<br />

enemigos. Sabían que no podíamos ser el pueblo impotente que creían y de nuevo<br />

vacilaron y estuvieron perdidos. Ha sido siempre una gran desgracia ver el número de<br />

verdaderos slans que son muertos en las diferentes partes del globo. Son los<br />

descendientes de los slans que, diseminados por el mundo después dé la Guerra del<br />

Desastre, no han establecido nunca contacto con las organizaciones slans. Una vez los<br />

slans sin tentáculos aparecieron en escena fue ya, naturalmente, demasiado tarde para<br />

hacer nada. Nuestros enemigos estaban en condiciones de crear interferencias en todos<br />

los sistemas de comunicación que poseíamos.

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