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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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violentamente radioactivas y por consiguiente esta estaba temporalmente fuera de uso,<br />

aunque no fuese por otra razón. No estaba todavía en condiciones de enfrentarse ni de<br />

predominar sobre los slans sin tentáculos.<br />

Dos días después Jommy estaba apoyado en el marco de la puerta del destartalado<br />

rancho de Granny cuando vio acercarse a su más próxima vecina Mrs. Lanathan que<br />

subía por el sendero entre los dos huertos. Mrs. Lanathan era una rolliza rubia cuyo rostro<br />

infantil ocultaba un espíritu malicioso, y al llegar fijó sus ojos azules en el presunto nieto<br />

de la vieja Granny.<br />

Jommy Cross le abrió la puerta y entró tras ella en la casa. En su mente había toda la<br />

ignorancia de aquellos que han vivido toda su vida en las atrasadas regiones rurales<br />

donde la educación quedaba reducida a una sombra; reflejo tenue, sin carácter, del<br />

cinismo oficial. No sabía exactamente qué era un slan, pero sospechaba que Jommy lo<br />

era y había venido a averiguarlo. La mujer ofrecía un interesante experimento para<br />

comprobar su método de hipnotismo por el cristal. Era fascinador ver la forma cómo<br />

miraba al pequeño fragmento de cristal que había puesto sobre la mesa, al lado de su<br />

silla, observar cómo hablaba, completamente de acuerdo con su carácter, sin darse<br />

cuenta jamás de cuándo había cesado de ser un ser libre para convertirse en un esclavo.<br />

Cuando finalmente se marchó bajo la pálida luz del crepúsculo no había sufrido<br />

aparentemente cambio alguno. Pero el objeto que la había traído a aquella casa estaba<br />

olvidado, porque su mente había adoptado una nueva actitud respecto a los slans. En el<br />

futuro no sentiría ya por los slans ni odio -por un posible futuro de la vida de Jommy<br />

Cross- ni aprobación, por su propia protección en un mundo de gentes que odiaban a los<br />

slans.<br />

Al día siguiente Jommy Cross vio al marido de Mrs. Lanathan, un gigante de negra<br />

barba, en un campo lejano. Una amistosa charla, un nuevo experimento con el fragmento<br />

de cristal lo puso también bajo su dominio.<br />

Durante los meses que descansó al lado de Granny, hipnóticamente suavizada ya,<br />

consiguió el absoluto control de los centenares de personas que vivían en aquel idílico<br />

clima del valle, al pie da aquellas colinas eternamente verdes. Al principio necesitaba los<br />

cristales, pero a medida que su conocimiento de la mente humana fue aumentando<br />

encontró que, si bien el procedimiento era un poco más lento, podía perfectamente<br />

prescindir de aquellos cristales atómicamente desequilibrados.<br />

Calculaba aun a un tipo de dos mil hipnotizados al año y sin contar las nuevas<br />

generaciones, podía hipnotizar los cuatro billones de personas en dos millones de años.<br />

Inversamente, dos millones de slans podían hacerlo en un año, con tal de que poseyesen<br />

el secreto de sus cristales.<br />

Necesitaba dos millones de slans y no podía encontrar ni uno. En alguna parte debía<br />

haber un verdadero slan. Y durante los que tenían que transcurrir antes de que pudiese<br />

lógicamente consagrar su inteligencia a la tarea intelectual que representaba encontrar la<br />

verdadera organización slan, tenía que buscar este uno.<br />

XIII<br />

Estaba acorralada. La tensión de Kathleen Layton aumentó. Su esbelto cuerpo se puso<br />

rígido delante del cajón abierto de la mesa de Kier Gray cuyo contenido había estado<br />

estudiando. Su mente alarmada saltó al lugar donde Kier Gray y otro hombre estaban<br />

abriendo la puerta que de su habitación llevaba, cruzando un corredor y otro dormitorio, a<br />

la habitación donde ella estaba, el estudio del dictador.<br />

Se sentía triste. Durante semanas enteras había estado esperando la reunión del<br />

consejo que reclamaría la presencia de Kier Gray y le daría libre acceso a su estudio... y<br />

ahora este torpe incidente. Por primera vez Kier Gray había ido a la habitación de la

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