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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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- Escaparé - dijo Jommy con calma -, viviré a pesar de los seres humanos, a pesar de<br />

Kier Gray y de John Petty y de la cruel banda de asesinos que vive en el palacio. Viviré a<br />

pesar de la vasta organización de los slans sin tentáculos y sus asesinas intenciones. Y<br />

algún día daré con los verdaderos slans. No ahora, porque un muchacho joven no puede<br />

esperar triunfar donde los slans sin tentáculos han fracasado, pese a los millones que<br />

son. Pero los encontraré, y aquel día... -. Hizo una pausa; después, gravemente,<br />

prosiguió: - Miss Hillory, quiero darte la seguridad de que ni esta nave, ni ninguna otra,<br />

será empleada jamás contra tu pueblo.<br />

- Hablas muy aventuradamente - respondió ella con súbita amargura -. ¿Cómo puedes<br />

asegurar nada en nombre de estos implacables seres que gobiernan los consejos de las<br />

víboras?<br />

Jommy Cross se quedó mirando a la muchacha. En sus palabras había algo de verdad.<br />

Y sin embargo, una parte de la grandeza que tenía que ser la suya se apoderó de él<br />

mientras permanecía en aquella sala de controles, con su reluciente cuadro de<br />

instrumentos, las brillantes placas visuales y los bellos muebles en que estaba sentado.<br />

Era el hijo de su padre, heredero de los frutos del genio de su padre. Que le diesen<br />

tiempo, y sería el señor del poder irresistible. La suave llama de todos estos<br />

pensamientos se infiltró en sus palabras al decir:<br />

- Puedo decirte, en verdad, que de todos los slans que viven en el mundo hoy, ninguno<br />

es tan importante como el hijo de Peter Cross. Donde quiera que vaya, mis palabras y mi<br />

voluntad tendrán influencia. El día en que encuentre a los verdaderos slans la guerra<br />

contra tu pueblo habrá terminado para siempre. Has dicho que mi salvación sería el peor<br />

desastre que puede ocurrir para los slans sin tentáculos; al contrario, será la mayor de sus<br />

victorias. Algún día tú y los tuyos os daréis cuenta de ello.<br />

- Entre tanto - dijo la muchacha con una sonrisa irónica - tienes dos horas para huir de<br />

siete cruceros pesados pertenecientes a los verdaderos gobernantes de la Tierra. De lo<br />

que no pareces darte cuenta es de que actualmente no tememos ni a los seres humanos<br />

ni a las víboras, y que nuestra organización sobrepasa todo lo imaginable. Cada pueblo,<br />

cada capital, cada ciudad, tiene su gremio de slans sin tentáculos. Conocemos nuestra<br />

fuerza, y el día menos pensado saldremos a la luz del día, nos apoderaremos del<br />

gobierno y...<br />

- ¡Eso seria la guerra! - saltó Jommy Cross.<br />

- En el plazo de dos meses aniquilaremos cuanto tenían - fue la respuesta de la<br />

muchacha.<br />

- ¿Y entonces, qué? ¿Qué será de los seres humanos en este post-mundo? ¿Concibes<br />

acaso cuatro billones de esclavos a perpetuidad?<br />

- Somos inconcebiblemente superiores a ellos. ¿Es que tenemos que vivir<br />

escondiéndonos constantemente, pasar privaciones en los más fríos planetas, cuando<br />

suspiramos por la verde Tierra y la libertad de esta eterna lucha contra la naturaleza... y<br />

contra los hombres que tan valientemente defiendes? No les debemos más que dolor. Las<br />

circunstancias nos obligan a devolvérselo con intereses.<br />

- Preveo el desastre para todos... - dijo Jommy Cross.<br />

La muchacha se encogió. de hombros y respondió:<br />

- El factor que obró en tu favor en el Centro del Aire, cuando nuestra actitud era<br />

negativa a esperar los acontecimientos, no puede ayudarte jamás ahora, cuando nuestra<br />

actitud es definitivamente positiva de aniquilarte con nuestras más poderosas armas. Un<br />

minuto de fuego reducirá esta nave a cenizas que caerán sobre la tierra en forma del más<br />

sutil polvo.<br />

- ¡Un momento! - exclamó Jommy Cross.<br />

Se detuvo en seco. No había ni soñado que el limite de tiempo sería tan corto y que<br />

ahora tendría que depender de la tenue esperanza psicológica de que la velocidad de la<br />

nave engañase sus sospechas. Con voz dura, dijo:

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