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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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- Y no te arrepentirás de lo que has hecho, pese a que tu fe puede todavía ser puesta a<br />

prueba antes de haber triunfado. Este ataque a Tierra no debe tener lugar. Por lo menos<br />

antes de que sepamos qué debemos hacer con estos pobres diablos, aparte de<br />

dominarlos por la fuerza. Dime, ¿hay algún medio por el que pudiese ir a Tierra? He leído<br />

en la mente de Corliss algo referente a un plan de trasladar a Tierra todos los slans que<br />

se me parecen. ¿Puede hacerse esto?<br />

- Puede. La decisión depende sólo de mi.<br />

- Entonces - dijo Cross - ha llegado el momento de obrar con rapidez. Tengo que ir a<br />

Tierra. Tengo que ir al palacio. Tengo que ver a Kier Gray<br />

Los bellos labios de la muchacha se abrieron con una sonrisa, pero en sus tiernos ojos<br />

no había la menor ironía.<br />

- ¿Y cómo conseguirás acercarte al palacio con todas sus fortificaciones? - preguntó<br />

marcando las palabras.<br />

- Mi madre me habló a menudo de unos corredores secretos bajo el palacio - respondió<br />

Cross -. Quizá tu máquina estadística conozca el emplazamiento exacto de las diversas<br />

entradas.<br />

- ¡La máquina!... - Quedó silenciosa por algunos momentos. Después prosiguió -: Sí...<br />

lo sabe. Sabe muchas cosas. Ven.<br />

Cross siguió a Johanna a través de un dédalo de habitaciones llenas de grandes placas<br />

metálicas y relucientes. Era el Departamento de Estadísticas, y aquellas placas eran<br />

registros eléctricos que procuraban la información al pulsar un botón, pronunciar un<br />

nombre o un número o una palabra clave. Nadie sabia la cantidad de informaciones que<br />

había en aquel gabinete. Habían sido traídos de la Tierra y databan de los más remotos<br />

días de los slans. Había allí almacenados un cuadrillón de informaciones, incluyendo,<br />

desde luego, toda la historia de los siete años en busca de un tal John Thomas Cross,<br />

busca que Joanna Hillory había dirigido desde el santuario interior de aquel mismo<br />

edificio.<br />

- Quiero enseñarte algo - dijo Johanna.<br />

Cross permaneció observándola mientras ella accionaba la placa «Samuel Lann» y<br />

después «Mutación Natural». Sus dedos tocaron el botón activador y en la reluciente<br />

placa leyó:<br />

«Fragmentos del diario de Samuel Lann, 1 junio 2071: Hoy he vuelto a mirar los tres<br />

chiquillos y no cabe la menor duda que se ha producido una extraordinaria mutación. He<br />

visto seres humanos con cola. He examinado cretinos e idiotas, y los monstruos que han<br />

salido de estos casos recientemente. Y he observado estos curiosos y espantosos<br />

desarrollos orgánicos a que los seres humanos están sujetos. Pero esto es todo lo<br />

contrario de estos errores. Esto es la perfección.<br />

»Dos niñas y un niño. ¡Qué tremendo y grande accidente! Si no fuese un racionalista<br />

de sangre fría la perfección de lo que ha ocurrido haría de mi un pedante adorador del<br />

santuario de la metafísica. Dos niñas para reproducir una especie y un niño para ser su<br />

compañero. Tendré que acostumbrarlos a la idea.»<br />

«2 junio 2071», comenzó la máquina. Pero Johanna apretó en el acto el disolvente,<br />

manipuló el número clave y produjo: «7 junio 2073».<br />

«Un periodista idiota ha escrito hoy un artículo acerca de los chiquillos. El muy<br />

ignorante cuenta que utilicé la máquina sobre la madre cuando en realidad no conocí a la<br />

mujer hasta después de nacidos los chiquillos. Tendré que convencer a los padres de que<br />

se retiren a alguna remota parte del mundo. En los sitios donde hay esta especie de<br />

asnos que se llaman seres humanos puede ocurrir cualquier cosa.»<br />

Johanna hizo otra selección: «31 mayo 2088»<br />

«Han cumplido diecisiete años. Las muchachas aceptan sin inconveniente unirse con<br />

su hermano. La moralidad, después de todo, es una cuestión de costumbres. Quiero que<br />

se produzca esta unión a pesar de estos otros jóvenes que encontré el año pasado. No

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