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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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La mano izquierda estaba oculta detrás de la espalda, como si al avanzar rápidamente<br />

balanceando los brazos, se hubiera detenido súbitamente a medio paso, con una mano<br />

delante y otra detrás.<br />

Su traje consistía en una simple túnica anudada a la cintura y en su cabeza,<br />

orgullosamente erguida, ondulaba una cabellera castaño obscuro. Su rostro, bajo aquella<br />

diadema dorada, era el epítome de una belleza sensitiva, los labios no demasiado<br />

gruesos, la nariz delicadamente perfilada las mejillas tersas y suaves. Y, no obstante, era<br />

esta suavidad de las mejillas lo que daba a su rostro aquella fuerza, aquella potencialidad<br />

intelectual. Su tez parecía suave y clara, y los ojos grises tenían una luminosidad sombría.<br />

No, no, no podía disparar; no podía borrar la existencia de aquella mujer<br />

exquisitamente bella. Y no obstante... no obstante tenía que demostrarle que podía<br />

hacerlo. Permanecía inmóvil estudiando la superficie de su mente, las ideas borrosas que<br />

brotaban de ella. Veía en su reserva la misma incompleta protección que había observado<br />

en los demás slans enemigos, debido, sin duda, a su incapacidad de leer los<br />

pensamientos ajenos y, por consiguiente, de calcular lo que una protección completa<br />

significaba.<br />

De momento no podía permitirse seguir las ligeras vibraciones que emanaban de ella.<br />

Lo único que contaba ahora era que estaba de pie delante de aquella muchacha<br />

terriblemente peligrosa, las armas de ambos levantadas, tensos los músculos y los dos<br />

cuerpos en la más atenta actitud de acecho. La muchacha fue la primera en hablar.<br />

- Esto es una locura - dijo -. Tenemos que dejar las armas en el suelo, sentamos y<br />

hablar. Esto calmará nuestra intolerable tensión nerviosa, pero nuestra posición seguirá<br />

siendo materialmente la misma.<br />

Jommy Cross quedó sorprendido. La proposición delataba una debilidad ante el peligro<br />

que no aparecía ni en su enérgico rostro ni en su cuerpo. El hecho de que la hubiese<br />

formulado reforzaba psicológicamente la posición de Jommy, pero sentía cierto recelo,<br />

tenía la convicción de que su oferta podía ocultar ciertos peligros.<br />

- La ventaja será tuya - respondió él lentamente -. Tú eres una slan adulta, en pleno<br />

crecimiento, tus músculos están mejor coordinados. Puedes volver a coger el arma más<br />

rápidamente que yo.<br />

- Es verdad - asintió ella considerando la justeza de la reflexión -. Pero por otra parte tú<br />

tienes la ventaja de poder leer por lo menos parte de mis pensamientos.<br />

- Al contrario - dijo él mintiendo descaradamente -, cuando tu cortina mental estaba<br />

cerrada, la cobertura fue tan completa que no pude adivinar tu propósito antes de que<br />

fuese demasiado tarde.<br />

Pronunciar aquellas palabras le hizo comprender cuan imperfectamente cerrado estaba<br />

en realidad su cerebro. Pese a que había mantenido su mente concentrada en el peligro y<br />

no en la corriente de sus triviales pensamientos, había captado lo suficiente para tener<br />

una breve y coherente historia de la muchacha.<br />

Se llamaba Johanna Hillory. Era piloto de línea de la Línea de Marte, pero aquél tenía<br />

que ser su último viaje durante algunos meses, ya que se había casado recientemente<br />

con un ingeniero residente en Marte y esperaba un hijo; en vista de lo cual fue asignada a<br />

cargos que requerían menos esfuerzos que la constante tensión nerviosa de la<br />

aceleración a la cual estaban sometidos los viajes por el espacio.<br />

Jommy Cross empezó a tranquilizarse. Una recién casada esperando un chiquillo no<br />

tomaría probablemente decisiones desesperadas.<br />

- Muy bien - dijo Jommy - dejemos, pues, nuestras armas al mismo tiempo y<br />

sentémonos.<br />

Una vez las armas estuvieron en el suelo Jommy Cross contempló a la muchacha y le<br />

sorprendió ver en sus labios una leve sonrisa de ironía que fue aumentando<br />

Desfallecido, Jommy vio que la muchacha lo amenazaba con una pequeña pistola que<br />

tenía en la mano izquierda. Sin duda, mantuvo aquella diminuta arma oculta en su,

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