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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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sospecha, no la tolerancia, lo que nos gobierna. Pero ahora adiós y, por paradójico que<br />

pueda parecer... ¡buena suerte!<br />

Jommy permaneció viéndola alejarse graciosamente y perderse en la oscuridad que<br />

cubría el valle por el oeste, el camino que llevaba a la ciudad, su camino también. Su<br />

forma se convirtió en una sombra en medio de la penumbra de la noche. Desapareció<br />

detrás de una colina. Jommy cerró rápidamente la puerta, entró en el almacén y cogió un<br />

par de trajes del espacio de la pared. La vieja refunfuñó débilmente cuando la obligó a<br />

endosarse uno de ellos. Él se puso el otro y entró en la sala de controles.<br />

Cerró la puerta tras el rostro contorsionado de Granny que seguía sollozando detrás del<br />

cristal del traje y se sentó fijando intensamente la mirada en la placa visual. Sus dedos<br />

buscaron el activador de las placas de antigravedad; y entonces acudió la vacilación, la<br />

duda que había ido creciendo en él durante cada segundo que lo había ido acercando al<br />

momento de la acción. ¿Era posible que aquel plan tan sencillo surtiese efecto?<br />

Jommy Cross veía las naves como Oscuros puntos en el cielo. El sol brillaba ya<br />

haciendo relucir las metálicas formas de torpedo, como diminutos insectos sobre el<br />

inmenso cielo azul. Las nubes y neblinas del valle iban fundiéndose con mágica rapidez y<br />

si la claridad con que podía verlas en la placa visual era digna de fe, incluso el tiempo se<br />

estaba poniendo en contra de él. Las sombras de aquel angosto valle lo ocultaban<br />

todavía, pero dentro de pocos minutos la perfección del día empezaría a disminuir todas<br />

sus posibilidades de salvación.<br />

Su cerebro estaba tan intensamente concentrado, que por un momento el deformado<br />

pensamiento que acudió a su mente le pareció venir de sí mismo.<br />

«...no necesitas preocuparte. La vieja Granny se librará del slan. Tomará un poco de<br />

maquillaje y se cambiará la cara. ¿De que le serviría haber sido actriz si no pudiese<br />

cambiar sus facciones? Granny se convertirá en una mujer deliciosa y blanca como ha<br />

sido. ¡Si!»<br />

Parecía sufrir convulsiones al pensar en su rostro y Jommy Cross apartó la imagen de<br />

su mente. Pero recordaba sus palabras. Sus padres habían usado cabello postizo, pero el<br />

necesario e incesante corte del natural no había dado resultado satisfactorio. Sin<br />

embargo, los verdaderos slan se veían obligados a hacerlo constantemente, y ahora que<br />

tenía edad suficiente para conseguirlo de una manera satisfactoria, la ayuda de Granny y<br />

su experiencia podían ser la respuesta.<br />

Era extraño, ahora que había trazado sus planes para el futuro, su vacilación<br />

desaparecía. Ligera como una mota de polvo, la nave se alejaba de Tierra, alcanzando<br />

enorme velocidad bajo el empuje de los cohetes. Cinco minutos de aceleración y<br />

desaceleración, había dicho el comandante slan. Jommy sonrió. No desaceleraría. A una<br />

velocidad no disminuida se lanzó contra el río que formaba una línea negra en las afueras<br />

de la ciudad, la ciudad que había elegido precisamente porque tenía un río. En el último<br />

momento accionó a fondo toda la desaceleración.<br />

Y en aquel memento final, cuando era ya casi demasiado tarde, la confianza de los<br />

comandantes slans debió flaquear; olvidaron su resistencia a hacer uso de sus cañones y<br />

mostrar sus naves tan cerca de una ciudad humana... y se cernieron como siete aves de<br />

rapiña, lanzando fuego desde los siete cruceros. Jommy Cross tiró suavemente del<br />

alambre que accionaba el gatillo del arma, montada en la punta delantera de la nave.<br />

Desde el exterior un violento golpe aumentó la velocidad de trescientas millas a la hora<br />

de la nave. Pero apenas se dio cuenta de aquel único efecto del fuego de la nave<br />

enemiga. Su atención estaba concentrada en su propia arma. En cuanto tiró del alambre<br />

se produjo una llamarada blanca. Instantáneamente un círculo de dos pies de diámetro de<br />

la punta de su nave desapareció y el mortífero rayo blanco se extendió hacia delante en<br />

forma de abanico, disolviendo él agua del río frente a la nave en forma de torpedo y por el<br />

túnel así formado se deslizó en plena desaceleración bajo la espantosa explosión de los<br />

tubos propulsores.

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