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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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potencialidad desconocida. Si Corliss fuese en realidad Cross, la coincidencia de recobrar<br />

el conocimiento Mrs. Corliss en este momento preciso exigiría estar preparado para<br />

cualquier contingencia, particularmente la de sospecha, en el momento de aterrizar. Ha<br />

tenido ya una impresión al saber que iba a ser examinado. Sin embargo, el hecho mismo<br />

de que por primera vez ha sido necesario posponer el examen de un hombre parecido a<br />

Cross, requiere que los peritos entrenados a los reconocimientos preliminares no se<br />

aparten de su lado ni un segundo. Se procederá, pues, de esta forma hasta nuevas<br />

órdenes. En el ascensor hay un coche esperando.<br />

Al salir a la calle Bradshaw dijo:<br />

- Si no es Corliss, su presencia en el hospital será completamente inútil y el cerebro de<br />

Mrs. Corliss puede quedar permanentemente lesionado.<br />

- Te equivocas - dijo Ingraham -. Los verdaderos slans pueden leer los pensamientos.<br />

Con la ayuda de los receptores Porgrave será capaz de captar los errores en el quirófano<br />

con la misma exactitud que Corliss.<br />

Cross vio la amarga sonrisa del rostro de Bradshaw mientras decía:<br />

- Tu voz se ha desvanecido, Ingraham. ¿Se te ha ocurrido repentinamente pensar que<br />

la presencia de los Prograves puede impedir a Cross hacer uso de su cerebro, salvo de la<br />

forma más limitada?<br />

- Otra cosa - intervino Prentice -. la única razón por la cual Corliss va al hospital es<br />

porque reconocerá si ocurre algo extraño, a causa de la afinidad natural entre marido y<br />

mujer. Pero esto quiere decir también que Mrs. Corliss reconocerá inmediatamente si es o<br />

no su marido.<br />

- Tenemos, por lo tanto, la conclusión final - concluyó .Ingraham -. Si Corliss es Cross,<br />

el restablecimiento de Mrs. Corliss en su presencia, puede tener consecuencias fatales<br />

para ella. Pero estas mismas consecuencias bastarían para probar su identidad, aunque<br />

todas las demás pruebas diesen un resultado negativo.<br />

Cross no dijo nada. Había examinado a fondo el problema presentado por los<br />

receptores Prograve. Constituían un peligro, sin duda, pero no eran más que máquinas. El<br />

control que él tenia sobre la mente reduciría esta amenaza.<br />

El ser reconocido por Mrs. Corliss ya era otro asunto. La afinidad entre marido y mujer<br />

era fácilmente comprensible y era inimaginable que tuviese que contribuir a la destrucción<br />

de su mente femenina de slan. De una u otra forma tenía que salvar a aquella mujer de la<br />

demencia, pero tenía que salvarse él también.<br />

El coche avanzó suavemente por un bulevar adornado de flores. El camino era<br />

obscuro, de apariencia cristalino y no recto. Ondulaba por entre los altos árboles que<br />

medio ocultaban los edificios a derecha e izquierda. Los edificios eran de estructuras<br />

bajas, y su belleza y florida ornamentación le sorprendía. Había captado ya algunas de las<br />

imágenes en los cerebros de Miller y Corliss, pero aquel triunfo del genio arquitectónico<br />

sobrepasaba sus previsiones. No es de esperar que una fortaleza sea bella; las torres<br />

artilladas suelen ser construidas para la defensa más que para inspirar cantos a la belleza<br />

de las formas arquitectónicas.<br />

En este caso servían su propósito admirablemente. Parecían verdaderos edificios que<br />

formasen parte de la ciudad, en lugar de ser meramente un baluarte armado del resto de<br />

ella. Una vez más la magnitud de las defensas demostraba con qué temor los verdaderos<br />

slans eran esperados. Un mundo de hombres iba a ser atacado a causa de los temores<br />

de los slans sin tentáculos y aquello era el último grado de la trágica ironía.<br />

«Estoy en lo justo - pensó Cross ; los verdaderos slans viven con los slans enemigos<br />

como los slans enemigos viven a su vez con los seres humanos; por lo tanto todos estos<br />

preparativos son contra un enemigo que se ha infiltrado ya dentro de sus defensas.<br />

El coche se detuvo en un vestíbulo que llevaba a un ascensor. El ascensor se hundió<br />

en las profundidades del suelo con la misma rapidez con que el primero había salido del<br />

hangar. Disimuladamente Cross sacó una de las cajas de «cristales» de su bolsillo y la

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