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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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Echado allí, con el frío del miedo, se acordó de su madre... muerta ya, la radio lo había<br />

dicho. ¡Muerta! Ella no hubiera tenido miedo, desde luego. Recordaba muy bien que<br />

siempre había suspirado por el día en que se reuniría con su difunto marido en la paz de<br />

la tumba. «Pero tengo que criarte primero. Jommy. ¡Seria tan fácil, tan delicioso renunciar<br />

a la vida! Pero tengo que vivir hasta que hayas salido de la infancia. Tu padre y yo no<br />

hemos vivido más que para esta invención, y hubiera sido todo trabajo perdido si no<br />

estuvieses tú aquí para llevarlo adelante».<br />

Alejó estas ideas porque sentía un dolor en la garganta al pensar en ellas. Su mente no<br />

estaba tan confusa ya. El corto descanso debió sentarle bien. Pero esto le hacía las rocas<br />

más dolorosas y difíciles de soportar. Trató de mover el cuerpo, pero el espacio era<br />

demasiado estrecho.<br />

Su mano se movió automáticamente e hizo un descubrimiento. Lo que le molestaba no<br />

eran trozos de rocas, sino de cal del rebozo que había caído de la pared cuando hicieron<br />

el agujero por el que se había metido. Era curioso pensar en aquel agujero y darse cuenta<br />

de que alguien más -alguien de fuera de allí- estaba pensando en el mismo agujero. La<br />

impresión de aquel pensamiento del mundo exterior fue como si una llama viva lo<br />

abrasase.<br />

Sorprendido, trató de aislar el pensamiento y la mente que lo tenía. Pero había<br />

demasiadas mentes a su alrededor, demasiada excitación. Soldados y policías atestaban<br />

la calle, registraban casa por casa, cada edificio. Una vez, encima de la confusión de<br />

pensamientos, captó la clara y fría reflexión de John Petty<br />

- ¿Dice que ha sido visto por última vez aquí?<br />

- Ha dado la vuelta a la esquina - dijo una mujer - y ha desaparecido.<br />

Con los dedos temblorosos Jommy comenzó a desmenuzar el cascote del suelo<br />

húmedo y haciendo un esfuerzo por calmar sus nervios empezó a rellenar el hueco<br />

usando el yeso húmedo con cemento. El trabajo, se daba, sin embargo, cuenta con<br />

angustias, no resistiría a un examen minucioso. Mientras trabajaba sentía con toda<br />

claridad el pensamiento de la otra persona que estaba cerca de él, allá fuera, mezclado<br />

con todas las ideas que galopaban por su cerebro, pero ni una sola vez el pensamiento de<br />

aquella otra persona se fijó en él agujero. Jommy no podía decir si era hombre o mujer.<br />

Pero estaba allí, como una malvada vibración de un cerebro torturado.<br />

El pensamiento seguía allí, cerca de él, cuando la muchedumbre empezó a retirar las<br />

cajas asomándose por entre ellas, y después lentamente, los gritos fueron<br />

desvaneciéndose y la pesadilla de los pensamientos fue alejándose. Los perseguidores lo<br />

buscaban por otra parte. Durante largo rato Jommy pudo oírlos, hasta que finalmente la<br />

vida fue tranquilizándose y supo que la noche se acercaba.<br />

Pero la excitación del día estaba todavía en la atmósfera. Un susurro de ideas salían<br />

de las casas, la gente pensaba, discutía lo ocurrido. Al final se atrevió a no esperar por<br />

más tiempo. La mente que sabía que él estaba en aquel agujero, y no había dicho nada,<br />

estaba allí, en alguna parte. Era una mente malvada que lo llenaba de siniestra<br />

premonición y le hacía ver la urgencia de alejarse de allí. Con los dedos todavía<br />

temblorosos, pero rápidos, empezó a quitar los trozos de cascote. Después, entumecido<br />

todavía por la larga inmovilidad, salió cautelosamente de su escondrijo. Le dolía todo el<br />

cuerpo y la debilidad turbaba su mente, pero no se atrevió a retroceder. Trepó lentamente<br />

hasta lo alto de las cajas, y deslizándose por ellas sus piernas iban acercándose al suelo<br />

cuando oyó rápidos pasos, y la primera sensación de la persona que lo había estado<br />

esperando penetró en él. Una mano frágil agarró su tobillo y la voz de una mujer anciana<br />

dijo triunfalmente:<br />

Está bien. Ven con Granny. Granny se ocupará de ti, Granny es buena. Siempre supo<br />

que tenias que haberte metido en este agujero; pero los demás ni tan sólo lo<br />

sospecharon. ¡Oh, sí, Granny es buena! Granny se marchó pero ha vuelto, porque sabe<br />

que los slans pueden leer el pensamiento y trató de no pensar en esto, pensando sólo de

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