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- Veo también por qué debemos permanecer aquí más tiempo.<br />
Era curioso, pero Jommy hubiera preferido que no tocase más este punto. Aunque<br />
ocultó sus pensamientos, acababa de tener la premonición de un increíble peligro. Tan<br />
increíble, que la lógica lo descartaba. La vaga reminiscencia que de él quedaba le hizo<br />
decir:<br />
- No te muevas del lado del coche y vigila mentalmente. Al fin y al cabo podremos<br />
descubrir la presencia de un ser humano a un cuarto de milla, incluso dormidos.<br />
Pero a pesar de sus palabras no se sentía tranquilizado.<br />
A principio Jommy Cross durmió con un sueño ligero. Debió estar despierto algún<br />
tiempo, porque pese a que tenía los ojos cerrados, sentía la presencia de los<br />
pensamientos de la muchacha y se daba cuenta de que estaba leyendo uno de sus libros.<br />
Tan ligero era su sueño que una vez llegó a su cerebro una pregunta:<br />
- ¿Están constantemente encendidas las luces del techo?<br />
Sin duda la muchacha le sugirió suavemente la respuesta, pues en el acto supo que<br />
aquellas luces estaban así desde que ella había llegado y debían haber estado así desde<br />
hacía centenares de años. En la mente de Kathleen había una pregunta, y la de Jommy la<br />
contestó:<br />
- No, no quiero comer hasta que haya dormido.<br />
¿O era un mero recuerdo de lo que habían hablado antes? No estaba, sin embargo,<br />
completamente dormido, porque sentía profundamente arraigada en él la alegría de haber<br />
encontrado otro verdadero slan; aquella muchacha tan bella y deliciosa.<br />
Y para ella, aquel muchacho tan joven y atractivo.<br />
¿Era él quien había pensado esto, o ella?<br />
- He sido yo, Jommy.<br />
- ¡Cuán delicioso era poder entrelazar su pensamiento con otro que simpatizaba tan<br />
íntimamente con él que parecía que fuesen uno solo, y preguntar y recibir respuesta, y<br />
cambiar impresiones con aquella voz silenciosa que el frío empleo de las palabras no<br />
podía jamás conseguir!<br />
¿Estaban enamorados? ¿Cómo podían enamorarse dos personas por el mero hecho<br />
de haberse encontrado, sabiendo que había millones de slans en el mundo, y entre ellos<br />
muchachos y muchachas que cada uno de ellos hubiera podido preferir en otras<br />
condiciones?<br />
- Hay algo más que esto, Jommy. Hemos vivido toda nuestra vida solos, en un mundo<br />
de hombres ajenos a nosotros. Vamos a compartir esperanzas y dudas, peligros y<br />
victorias. Encontrar la bondad al final, es una gran alegría, pero encontrar, a todos los<br />
demás slans no será lo mismo. Por encima de todo crearemos un hijo. Comprendes,<br />
Jommy, he amoldado ya todo mi ser a una nueva forma de vida. ¿No es esto el verdadero<br />
amor?<br />
Él creía que sí, y tenían noción de esta gran felicidad. Pero cuando se durmió, aquella<br />
felicidad no se hallaba ya presente; sólo sentía frente a él un abismo al cual se asomaba<br />
viendo su ilimitada profundidad. Se despertó sobresaltado. Entornando los ojos miró el<br />
sitio donde Kathleen había estado sentada. El asiento estaba vacío. Su mente exaltada,<br />
en el margen todavía del sueño, vibró:<br />
- ¡Kathleen!<br />
La muchacha se acercó a la portezuela del coche.<br />
- Estaba mirando todos estos metales preguntándome cuáles serían de utilidad<br />
inmediata para ti. - Se detuvo, sonriendo. - Para nosotros.<br />
Jommy permanecía inmóvil, reflexionando, viendo contrariado que se había apeado del<br />
coche, aunque fuese un solo instante. Adivinaba que ella procedía de una atmósfera<br />
menos tensa que la suya. Había tenido libertad de movimientos y se alejó de allí, a pesar<br />
de los peligros que la amenazaban, cierta al poder pasar frente a ellos. En cuanto a él,<br />
había vivido toda su triste existencia con la constante preocupación de que la menor