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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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Se dirigió hacia la zona que tenían orden de circundar. Al poco rato abandonó la<br />

carretera principal y, siguiendo otra secundaria, llegó a un valle poblado de árboles y<br />

subió a una alta colina. La mañana había sido gris, pero a mediodía salió el sol, brillando<br />

gloriosamente en un cielo azul profundo.<br />

La neta impresión que tenía de encontrarse cerca del corazón de la zona de peligro,<br />

fue reforzada por una idea que rozó su mente. Fue un tenue latido, pero de tan tremenda<br />

importancia que turbó su cerebro.<br />

«¡Atención, slans! ¡Aquí la emisora de Porgra. Seguid la carretera lateral durante media<br />

milla. Se os radiará un nuevo mensaje más tarde.»<br />

Jommy se incorporó. Suave e insistente la onda mental llegó a él nuevamente, suave,<br />

como una lluvia de verano... « ¡Atención, slan!... ¡Tomad! »<br />

Siguió avanzando, cauteloso pero excitado. El milagro había ocurrido. ¡<strong>Slan</strong>s, cerca de<br />

allí, muchos slans! Una máquina como aquella podía ser manejada por un solo individuo,<br />

pero el mensaje sugería la presencia de una comunidad, y tenían que ser verdaderos<br />

slans... ¿no era así?<br />

La proximidad de la realización de sus esperanzas se convirtió en un agudo dolor al<br />

pensar en la posibilidad de una trampa. Podía tratarse de un aparato dejado allí por una<br />

antigua colonización slan. No había un verdadero peligro, desde luego, puesto que su<br />

coche resistía a los golpes más peligrosos y sus armas paralizarían el agresivo poder del<br />

enemigo. Pero quizá fuese conveniente, sin embargo, tener en cuenta la posibilidad de<br />

que algunos seres humanos hubiesen dejado allí aquella máquina emisora mental como<br />

una trampa y que ahora se estuviesen acercando a ella en la creencia de que alguien se<br />

ocultaba allí. Después de todo, era esta posibilidad la que lo había atraído a él.<br />

Bajo sus manos el bello y alargado coche siguió avanzando y al cabo de un minuto<br />

Jommy Cross vio el camino; no era mucho más que un sendero. El desmesuradamente<br />

largo coche lo tomó. El sendero ondulaba a través de zonas de espesos árboles,<br />

cruzando algunos valles. Había recorrido tres millas cuando el nuevo mensaje llegó a él y<br />

lo hizo detenerse en seco.<br />

«Aquí emisora de Porgrave; dirígete, verdadero slan, a una pequeña granja que hay<br />

más adelante y da entrada a una ciudad subterránea de fábricas, jardines y residencias.<br />

Bienvenido. Aquí Porgrave... »<br />

Después de cruzar una zona accidentada el coche atravesó un bosquecillo de flexibles<br />

sauces y salió a una hondonada. Jommy Cross se encontró frente a un patio cubierto de<br />

hierbas delante de una granja deteriorada por el tiempo, a cuyos lados había otras dos<br />

construcciones más deterioradas todavía, un garaje y un henar.<br />

Sin ventanas, sin pintar, el viejo edificio parecía mirarlo sin verlo. El henar estaba casi<br />

en ruinas y de sus dos puertas una colgaba de sus goznes y la otra yacía por el suelo. Su<br />

mirada se fijó por un instante en el garaje, después más allá. después más lejos aún,<br />

pensativo. Por todas partes reinaba una sensación de algo muerto desde hacia mucho<br />

tiempo... y, no obstante, era diferente. La sutil diferencia fue creciendo en él aumentando<br />

el interés de su observación. El garaje parecía estar a punto de derrumbarse, pero era por<br />

su arquitectura, no por su estado. Mezclados a los elementos de construcción se veían<br />

trozos de metales duros.<br />

Las puertas aparentemente rotas se inclinaban pesadamente hacia el suelo y, no<br />

obstante, se abrieron fácilmente bajo la presión de los dedos de una alta muchacha<br />

vestida de gris que salió y lo miró con una deslumbradora sonrisa.<br />

La muchacha tenía unos ojos luminosos y un rostro delicadamente moldeado y salió de<br />

la casa creyéndolo un ser humano.<br />

¡Y era un slan!<br />

¡Y él era un slan!<br />

Para Jommy Cross, que llevaba tantos años buscando cautelosamente un slan por el<br />

mundo, la mente siempre despierta, la impresión y el reaccionar de ella fueron casi

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