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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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tu historia no veo ya la utilidad de conservártela... Por otra parte, tu caso no me parece<br />

digno de ser llevado ante el consejo. Otra pregunta... y morirás.<br />

Jommy Cross dirigió una mirada de odio a la mujer. No había ya el menor sentimiento<br />

amistoso en él, ni la menor relación entre el recuerdo de su madre y ella. Si decía la<br />

verdad, eran los slans sin tentáculos los que debían inspirarle simpatía, no los misteriosos<br />

y evasivos slans que obraban con tan incomprensible crueldad. Pero simpatizando o no,<br />

cada una de sus palabras le demostraba claramente cuán peligroso sería dejar que<br />

aquella poderosa arma que el mundo tenía que conocer, cayese en manos de aquella<br />

raza de odios infernales. Tenia que destruir aquella mujer. ¡Tenía que hacerlo!<br />

Rápidamente, dijo:<br />

- Antes de hacerme la última pregunta, considera seriamente la oportunidad sin<br />

precedentes que se presenta ante ti. ¿Es posible que dejes que el odio deforme tu razón?<br />

Según tú misma has dicho, por primera vez en la historia de los slans sin tentáculos, te<br />

has encontrado con un verdadero slan que está convencido de que los dos tipos de slans<br />

podrían cooperar en lugar de aniquilarse.<br />

- ¡No seas idiota! - respondió ella -. Todos los slans que hemos capturado estaban<br />

dispuestos a prometer lo mismo.<br />

Las palabras resonaban como golpes y Jommy se sentía alcanzado por ellos,<br />

derrotado, sus argumentos hechos añicos. En sus profundos sentimientos se había<br />

imaginado siempre los slans adultos como nobles criaturas, dignas, despreciativas de<br />

perseguidores, conscientes de su maravillosa superioridad. Pero..., ¿dispuestos a hacer<br />

promesas? Trató desesperadamente de restablecer su posición:<br />

- Todo esto no cambia la situación. Puedes comprobar prácticamente lo que te he<br />

dicho. El hecho de que mi padre y mi madre fueron muertos. El hecho de haber tenido<br />

que huir del antro de la vieja ésta a quien has golpeado y que está en la habitación<br />

contigua, después de haber vivido con ella desde chiquillo. Todo te probará que soy quien<br />

digo ser; un verdadero slan que no ha tenido jamás relación con la organización secreta.<br />

Puedes despreciar tan a la ligera la oportunidad que se te ofrece? Ante todo, tú y tu<br />

pueblo debéis ayudarme a encontrar los slans, después actuaré como oficial de enlace y<br />

estableceré contacto en representación vuestra por primera vez en la historia. Dime una<br />

cosa, ¿has sabido jamas por qué los verdaderos slans odian a tu pueblo?<br />

- No - dijo ella con perplejidad -. Algunos slans que hemos capturado han hecho la<br />

ridícula declaración de que no toleran ningún cambio en su raza. Dicen que sólo el<br />

perfecto resultado de la máquina de Samuel Lann debe sobrevivir.<br />

- ¿Samuel... Lann;.. máquina? - El hilo de sus ideas parecía casi desgarrar físicamente<br />

el cerebro de Jommy Cross -. ¿Quieres decir... crees que es verdad que los verdaderos<br />

slans fueron creados por una máquina?<br />

Vio que la muchacha lo estaba mirando, frunciendo el ceño, intensamente.<br />

- Empiezo casi a creer en tu historia - dijo lentamente -. Creía que todos los slans<br />

sabían que Samuel Lann había utilizado una máquina para operar la transformación en su<br />

mujer. Más tarde, durante el período sin nombre que siguió a la guerra de los slans, el uso<br />

de la máquina produjo una nueva especie: los slans sin tentáculos. ¿No sabían tus padres<br />

nada acerca de esto?<br />

- Esta tenía que ser tu misión - dijo Jommy Cross tristemente -, Hacer las<br />

exploraciones, establecer contacto, mientras mi padre y mi madre preparaban el...<br />

Se detuvo, enojado consigo mismo. No era aquel el momento de reconocer que su<br />

padre había consagrado su vida a la ciencia y no hubiera querido perder un solo día en<br />

una investigación que sabía larga y difícil. La primera mención de la ciencia podía llevar a<br />

aquella mujer astuta e inteligente a examinar el arma, que sin duda creería una mera<br />

variación de la suya propia. Prosiguió:<br />

- Si estas máquinas existen todavía, la acusación de que los slans hacen monstruos<br />

con los chiquillos humanos son verdad...

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