12.05.2013 Views

Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

silencio -, es una situación muy sutil y peligrosa. Porque John Petty, a fin de<br />

desacreditarme ante el Consejo ha hecho correr la voz de que tengo la intención de<br />

conservarte la vida. Por consiguiente, y éste es el punto que podrá interesarte - y por<br />

primera vez una leve sonrisa apareció en los tenues rasgos del rostro de Kier Gray -, mi<br />

vida y posición dependen ahora de la posibilidad de conservarte en vida a pesar de John<br />

Petty. Bien - añadió con una nueva sonrisa -. ¿qué te parece nuestra situación política?<br />

Las aletas de la nariz de Kathleen se dilataron en un gesto de desprecio.<br />

- Me parece que está loco de ir contra ti, esto es lo que pienso.<br />

El rostro de Kier Gray ofreció una expresión sonriente que atenuó la dureza de sus<br />

facciones.<br />

- Nosotros, los seres humanos, debemos pareceros a veces muy extraños a vosotros,<br />

los slans, Kathleen. Por ejemplo, la forma como te tratamos: ¿Sabes el motivo, verdad?<br />

- No - dijo Kathleen moviendo la cabeza -. He leído muchos pensamientos acerca de<br />

nosotros y nadie parece saber por qué nos odian. Parece que hubo una guerra entre<br />

slans y seres humanos hace ya mucho tiempo, pero había habido ya otras guerras antes,<br />

y la gente no se odiaba una vez terminadas. Además corren estas horribles historias que<br />

son demasiado absurdas para ser más que espantosas mentiras.<br />

- ¿Has oído contar lo que hacen los slans con los chiquillos humanos? - preguntó él.<br />

- Esta es una de las mentiras - respondió Kathleen desdeñosamente -. Una de las<br />

asquerosas mentiras.<br />

- Veo que las has oído contar - respondió él riéndose -. Estas cosas les ocurren a los<br />

chiquillos. ¿Qué sabes tú de la mentalidad de un slan adulto, cuya inteligencia es de dos a<br />

trescientos por cien a la de un ser humano normal? Lo único que sabes es que serían<br />

incapaces de hacer estas cosas, pero eres sólo una chiquilla. De todos modos, dejemos<br />

eso ahora. Tú y yo estamos luchando por nuestras vidas. El asesino se ha escapado ya<br />

probablemente de tu habitación, pero no tienes más que analizar tu pensamiento para<br />

identificarlo. Vamos a hacerle nuestra exhibición ahora llamando a Petty y al Consejo. Les<br />

molestará ser arrancados de su bello sueño, pero que se fastidien. Tú te quedas aquí.<br />

Quiero que leas sus cerebros y me digas después que han pensado durante la<br />

investigación.<br />

Apretó un botón encima de la mesa y volviéndose a una pantalla, dijo:<br />

- Diga al capitán de mi guardia privada que venga a mi despacho.<br />

III<br />

No era cosa fácil estar allí sentada bajo las deslumbrantes luces que se habían<br />

encendido: Les hombres la miraban con excesiva frecuencia, con una mezcla de<br />

impaciencia y rigor en la mente, y jamás un destello de piedad en ninguna parte. Con<br />

aquel odio que sentía pesaba sobre su espíritu y atenuaba la vida que palpitaba por sus<br />

nervios. La odiaban. Deseaban su muerte. Impresionada, Kathleen cerraba los ojos y<br />

procuraba distraer su mente como si por un intenso esfuerzo de voluntad pudiese<br />

conseguir hacer su cuerpo invisible.<br />

Pero había tantas cosas en juego que no se atrevía a perder un solo pensamiento o<br />

imagen. Sus ojos y su pensamiento estaban completamente despiertos y no perdía de<br />

vista nada de todo aquello, la habitación, los hombres, todo el significado de la situación.<br />

John Petty se levantó súbitamente y dijo:<br />

- Me opongo a la presencia de esta slan entre nosotros, ya que su aspecto infantil e<br />

inocente podría inspirar compasión en alguno de nosotros.<br />

Kathleen se quedó mirándolo. El jefe de la policía secreta era un hombre corpulento, de<br />

rostro más de cuervo que de águila y quizá demasiado carnoso, en el cual no se leía ni el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!