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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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- ¡No! - exclamó Jommy, pero su mente revoloteaba.<br />

- ¿No quieres hacer cuanto puedas contra un mundo tan cruel? - insistía la dura voz -.<br />

¿Hacerles lamentar lo que hicieron? ¿No tienes miedo...?<br />

Jommy permanecía silencioso. La voz de la vieja se convirtió en un sollozo.<br />

- La vida es demasiado dura para la vieja Granny..., demasiado dura. Si no quieres<br />

ayudar a Granny tendrá que seguir haciendo otras cosas. Ya las lees en su mente. Pero<br />

te prometo no hacerlo nunca más si quieres ayudarla. ¡Piénsalo! No hará nunca más<br />

cosas malas que ha tenido que hacer para vivir en este mundo frío y malvado.<br />

Jommy se sentía derrotado. Lentamente, dijo:<br />

- Eres una miserable mujer asquerosa y algún día te mataré.<br />

- ¡Entonces te quedarás aquí hasta este «algún día» - exclamó Granny triunfante. Se<br />

retorció los resecados dedos que parecían escamosas serpientes que se enroscaban -. Y<br />

harás lo que Granny te dice o te entregará a la policía en cuanto... ¡Bienvenido a esta<br />

casa, Jommy, bienvenido! Te sentirás mejor cuando te despiertes, Granny así lo espera...<br />

- Sí - respondió Jommy débilmente -. Estaré mejor.<br />

Se quedó dormido.<br />

Tres días después Jommy siguió a la mujer cruzando la cocina, hasta la puerta trasera.<br />

La cocina era una habitación desnuda y Jommy procuró alejar de su mente la suciedad y<br />

el desorden. La vieja tenía razón, pensó. Por horrible que la vida prometiese ser, aquel<br />

antro perdido en la suciedad y el olvido era el refugio ideal para un muchacho slan que<br />

tenía que esperar por lo menos seis años antes de visitar el oculto lugar de los secretos<br />

de su padre; que tenía que crecer antes de poder esperar llevar a cabo las grandes cosas<br />

que tenía que realizar. Sus pensamientos se desvanecieron al abrirse la puerta y ver lo<br />

que había detrás de ella. Se detuvo en seco, atónito por el espectáculo que se ofrecía<br />

ante sus ojos. Jamás en su vida había esperado ver una cosa como aquella.<br />

Primero había el patio, lleno con toda clase de desperdicios, basuras y viejos trozos de<br />

metal. Un patio sin hierba ni árboles, sin belleza alguna: una extensión discordante y<br />

repulsiva de esterilidad cerrada por una valla de maderas rotas y alambres. En el extremo<br />

opuesto al patio se alzaba una destartalada construcción de la cual llegó a él la visión<br />

mental de un caballo, vagamente visible a través de la puerta cerrada.<br />

Pero las miradas de Jommy iban más allá del patio. Sus miradas captaban meramente<br />

los desagradables detalles al pasar, pero nada más. Su imaginación, sus ojos, se fijaban<br />

ahora en algo que había más allá de la destrozada valla, de la destartalada construcción<br />

de planchas de madera. Más allá había árboles y hierba; un bello prado verde que bajaba<br />

suavemente hacia un ancho río que relucía melancólico ahora que el sol no lo tocaba con<br />

sus ardientes rayos de fuego.<br />

Pero incluso el prado, que formaba parte de un campo de golf, como observó<br />

distraídamente, sólo retuvo sus miradas un instante. Una tierra de ensueño se extendía<br />

partiendo de la ribera opuesta del río, verdadero paraíso de vegetación. Debido a algunos<br />

árboles que cerraban la vista sólo podía ver una parte de aquel Edén con sus<br />

centelleantes fuentes y sus kilómetros y kilómetros de flores, terrazas y bellezas. Pero<br />

aquella angosta área visible contenía un blanco sendero.<br />

Una insoportable emoción se apoderó de la garganta de Jommy al ver aquel sendero,<br />

que corría formando una línea geométricamente recta delante de sus ojos. Se perdía en la<br />

nebulosa distancia como una brillante cinta que se perdiese en el infinito. Y allí, en el<br />

fondo, mucho más allá del horizonte normal, vio el Palacio.<br />

Sólo parte de la base de aquel inmenso, de aquel increíble edificio sobresalía de la<br />

línea del cielo. Se elevaba a unos trescientos metros, convirtiéndose en una torre que<br />

penetraba otros ciento cincuenta en el cielo. ¡Formidables torres! Más de cuatrocientos<br />

metros de una joya de encaje que parecía casi frágil, reluciendo con todos los colores del<br />

arco iris, construcción brillante, translúcida, fantástica, construida en el estilo de los

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