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- ¡Bien! - exclamó Granny tratando de sonreír -. Y no te preocupes si Granny no está<br />
aquí cuando regreses. Va a ir a la tienda de licores a buscar una medicina. Puede<br />
permitirse tomarla, ahora que tiene un joven slan a sus órdenes... ¡Oh, no necesita<br />
mucha, sólo un poco para calentar sus viejos huesos! Sí, Granny tiene que hacer una<br />
buena provisión de medicinas.<br />
Un terror ajeno a él lo invadió mientras iba mezclándose con la muchedumbre que<br />
entraba y salía de aquel almacén del rascacielos; un terror anormal, exagerado. Le<br />
parecía que la excitación, el desfallecimiento y la incertidumbre lo arrastraban al mismo<br />
tiempo que aquella corriente humana. Haciendo un esfuerzo reaccionó.<br />
Pero durante aquella inmersión había captado la base del terror de las masas. ¡Las<br />
ejecuciones en el palacio! ¡John Petty, el jefe de la policía secreta, había descubierto a<br />
diez consejeros que estaban en connivencia con los slans y los había ejecutado! La gente<br />
no quería creerlo. Tenía miedo a John Petty. Desconfiaban de él. Gracias a Dios que Kier<br />
Gray estaba allí, fuerte como una roca, para protegerlos contra los slans... y contra el<br />
siniestro John Petty.<br />
En el almacén la situación empeoraba. Había más gente. Mientras Jommy seguía<br />
abriéndose paso por entre la muchedumbre avanzando bajo el resplandor de los<br />
iluminados techos, las ideas iban penetrando en su pensamiento. Un maravilloso mundo<br />
de mercancías en enormes cantidades lo rodeaba y coger lo que quería resultaba más<br />
fácil de lo que creyó. Pasó por una sección de joyería y se apoderó de una joya marcada<br />
en cincuenta y cinco dólares. Sintió el impulso de entrar en la joyería pero captó el<br />
pensamiento de la vendedora y se abstuvo. La muchacha manifestaba hostilidad a la idea<br />
de que un chiquillo entrase en la joyería. Los chiquillos no eran bien vistos en aquel<br />
mundo de pedrería y metales preciosos.<br />
Jommy se alejó pasando por el lado de un hombre alto, de buen aspecto, que no le<br />
dirigió siquiera una mirada. Jommy siguió avanzando algunos pasos y se detuvo. Una<br />
impresión como no había jamás experimentado penetró en él como un puñal. Fue como<br />
un cuchillo que le cortase el cerebro, doloroso, y no obstante no era desagradable. El<br />
asombro, el júbilo, la emoción, ardían en él mientras se volvía y miraba aquel hombre que<br />
se alejaba.<br />
¡Aquel alto y distinguido extranjero era un slan! El descubrimiento era tan importante<br />
que después de la primera impresión su cerebro se calmó. La calma básica de su<br />
apacible mente de slan no estaba alterada, pero sentía un ansia, un ímpetu jamás hasta<br />
entonces igualado. Echó a andar apresuradamente detrás del hombre. Lanzó su<br />
imaginación tratando de establecer contacto con el cerebro del desconocido, pero no lo<br />
consiguió. Frunció el ceño. Veía claramente que era un slan, pero no conseguía penetrar<br />
más que superficialmente en la mentalidad del forastero. Y esta superficie no revelaba<br />
que se hubiese dado cuenta de Jommy, ni el menor indicio de que captase unos<br />
pensamientos ajenos a él.<br />
Allí había un misterio. Hacía pocos días le había sido imposible leer más allá de la<br />
superficie de la mente de John Petty y no obstante no había pensado jamás que Petty<br />
fuese otra cosa que un ser humano normal. Le era imposible explicarse la diferencia.<br />
Salvo cuando su madre conservaba sus pensamientos a salvo de intrusión, había sido<br />
siempre capaz de hacerle captar sus vibraciones directas.<br />
La conclusión era impresionante. Significaba que allí había un slan incapaz de leer<br />
cerebros y que sin embargo preservaba su cerebro de ser leído. ¿Lo preservaba de<br />
quién? ¿De los demás slans? ¿Y qué género de slan era que no podía leer los<br />
pensamientos? Estaban ya en la calle y le hubiera sido fácil echar a correr y reunirse con<br />
aquel slan en pocos instantes. ¿Quién de aquella muchedumbre egoísta y abstraída se<br />
daría cuenta de que había un chiquillo que corría?<br />
Pero en lugar de acortar la distancia que lo separaba del desconocido dejó que se<br />
agrandase. Todas las raíces lógicas de su existencia estaban amenazadas por la