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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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muchacha en lugar de llamarla a la suya, Con todas las otras salidas guardadas su único<br />

camino de fuga estaba cortado.<br />

Estaba acorralada. Y sin embargo no se arrepentía de haber venido. Un slan<br />

encarcelado no podía tener otro propósito que la fuga, y la gravedad de la situación iba<br />

aumentando por instantes. Ser pillada allí infraganti... Súbitamente dejó de guardar más<br />

papeles en el cajón. No tenía tiempo. Los hombres estaban ya detrás de la puerta.<br />

Con una súbita decisión, cerró el cajón, arrojó el montón de papeles sobre la mesa y<br />

como una gallina que huye, corrió a refugiarse en un sillón.<br />

Simultáneamente la puerta se abrió dando paso a John Petty seguido de Kier Gray. Al<br />

verla, los dos hombres se detuvieron. El bello rostro del jefe de policía adquirió un color<br />

más oscuro, sus ojos se convirtieron en dos rendijas y fijó su penetrante mirada en el<br />

dictador. Este frunció el ceño intrigado y esbozó una leve sonrisa de ironía.<br />

- ¡Hola! - dijo -. ¿Qué te ha traído aquí?<br />

Kathleen había tomado ya de antemano su decisión, pero antes de que pudiese<br />

pronunciar una palabra, John Petty intervino. Tenía la bella voz cuando quería y esta vez<br />

hizo uso de ella.<br />

- Está visiblemente esperándote, Kier - dijo amablemente.<br />

En la contundente lógica de aquel hombre había algo que dejó a la muchacha helada.<br />

Parecía que el sombrío destino del jefe de la policía secreta era hallarse presente en<br />

todos los momentos críticos de su vida, y sabía, flaqueando su valor, que aquél era uno<br />

de estos momentos, y que nadie en este mundo pondría más pasión que John Petty en<br />

hacer su odio más mortal.<br />

- Realmente, Kier - prosiguió el jefe de policía con calma -, volvemos de una forma<br />

dramática a lo que hemos estado discutiendo. La semana próxima esta muchacha<br />

cumplirá veintiún años; será, pues, legalmente adulta. ¿Es que va a vivir aquí<br />

eternamente hasta que se muera a la avanzada edad de ciento cincuenta años o algo por<br />

el estilo, o qué?<br />

La sonrisa de Kier Gray se hizo más amarga.<br />

- Kathleen, ¿no sabías que estaba en la reunión del consejo?<br />

- ¡Claro que lo sabía! - intervino John Petty. - Y este inesperado final ha sido para ella<br />

una desagradable sorpresa.<br />

- Me niego a contestar cualquier pregunta en la que intervenga este hombre - dijo<br />

Kathleen fríamente - Trata de conservar su voz pausada y tranquila, pero pese a la<br />

curiosa manera como oculta sus sentimientos está ya bajo la influencia de una fuerte<br />

excitación. Y ha tenido la idea de que por fin tendrá la posibilidad de convencerte de la<br />

necesidad de suprimirme.<br />

La hostilidad apareció claramente en el rostro del jefe. La mente de la muchacha trató<br />

de captar el pensamiento de Kier, pero vio que en él se estaba formando una decisión que<br />

fue incapaz de leer.<br />

- Históricamente hablando - dijo finalmente -, su acusación contra ti es cierta, John. Tu<br />

empeño en matarla demuestra... un tributo, desde luego a tu celo antislan, pero al mismo<br />

tiempo un curioso fanatismo, en un hombre dotado de tus enormes capacidades.<br />

Por el gesto que hizo, John Petty pareció quedar hondamente impresionado por estas<br />

palabras.<br />

- La verdad es - dijo -, que quiero su muerte y no quiero su muerte. A mi modo de ver<br />

constituye una grave amenaza. Mi único anhelo es apartarla de nuestro camino, y<br />

teniendo sentimientos antislan, considero que el método más efectivo es la muerte. Sin<br />

embargo, dada mi reputación de parcialidad, no insistiré en este veredicto. Pero creo<br />

sinceramente que mi propensión durante el consejo de hoy es la buena. Tiene que ser<br />

llevada a una nueva residencia. En la mente superficial de Kier Gray no había ninguna<br />

idea que indicase que quería hablar. Su mirada se fijó en la muchacha con una<br />

innecesaria fijeza.

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