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Van Vogt, Alfred. E - Slan.pdf

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señalamiento que se tiene de él. Se han vendido sólo unos cien mil ejemplares del<br />

modelo 7500. El suyo ha podido ser robado, pero puede encontrarse su rastro.<br />

»Johanna Hillory, que ha hecho un estudio muy detallado de esta víbora, ha sido<br />

designada para ello. Bajo su dirección se explorarán todas las regiones de cada<br />

continente, ya que puede haber pequeñas zonas de la Tierra, como valles, praderas y en<br />

particular distritos agrícolas donde no hayamos penetrado todavía. Esas secciones deben<br />

ser cercadas estableciendo células policíacas en cada una de ellas.<br />

»No hay posibilidad de que las víboras puedan establecer contacto con Cross, porque<br />

tenemos el control de todas las comunicaciones. Y a partir de hoy será detenida toda<br />

persona que ofrezca una semejanza física con él, para ser examinado.<br />

»Esto lo mantendrá alejado de la circulación, evitando el descubrimiento de las demás<br />

víboras y dándonos tiempo de continuar nuestras pesquisas. Por mucho tiempo que<br />

requiera, descubriremos el sitio donde habita este peligroso slan. No podemos fracasar.<br />

Aquí Cuartel General.»<br />

El viento silbaba y se arremolinaba alrededor del coche que seguía avanzando por<br />

entre las negras nubes. Así la guerra contra el género humano estaba ahora ligada a su<br />

propia vida, con un aplazamiento indefinido para los dos. Aquellos meticulosos slans lo<br />

encontrarían, desde luego. Habían fracasado una vez debido a un factor desconocido<br />

para ellos, su arma, pero ahora era conocida; y además no era un factor que pudiese<br />

influenciar sus implacables investigaciones. Durante algunos minutos estuvo<br />

reflexionando sobre la posible invasión de su villa, y finalmente llegó a una conclusión que<br />

se inclinaba en su favor. Una pregunta. Sí, lo encontrarían, pero ¿cuánto tiempo<br />

necesitarían?<br />

XVI<br />

Necesitaron cuatro años, y a Jommy Cross le faltaban dos meses para cumplir<br />

veintitrés cuando los slans sin tentáculos descargaron su golpe con inesperada e<br />

insospechable violencia. Una mañana de calor asfixiante Jommy bajó lentamente los<br />

escalones de la veranda y se detuvo junto al sendero que dividía el jardín. Pensaba con<br />

tiernos sentimientos en Kathleen y en sus padres, muertos desde hacia tanto tiempo. No<br />

era el dolor, ni siquiera la tristeza lo que le invadía, sino un profundo y filosófico sentido de<br />

la tragedia de la vida.<br />

Pero ninguna meditación podía embotar sus sentidos. Se daba cuenta con una claridad<br />

anormal e inhumana de cuanto lo rodeaba. De todo el mundo en él durante desarrollo que<br />

se había producido en el durante aquellos cuatro años, lo que más marcaba su<br />

crecimiento hacia la madurez era esta percepción de algo. Nada escapaba a sus sentidos.<br />

A veinte millas de allá, donde estaba escondida su nave del espacio, las oleadas de calor<br />

flotaban por entre las laderas de las colinas. Pero ningún halo de calor podía velar a su<br />

esta la cantidad de imágenes que ningún ojo humano hubiera podido percibir. Los detalles<br />

aparecían claramente allá donde hacía unos cuantos años sólo hubiera visto una imagen<br />

borrosa.<br />

Un enjambre de insectos revoloteaba en torno a Granny que estaba arrodillada junto a<br />

un lecho de flores. El suave zumbido de los miles de alas acariciaba los supersensibles<br />

receptores de su cerebro. Remotos rumores acudían a sus oídos, y susurros mentales,<br />

apagados por la distancia, llegaban a él. Y gradualmente, a pesar de su increíble<br />

complejidad, un caleidoscopio de la vida de aquel valle iba apareciendo ante sus ojos<br />

formando una sinfonía de impresiones que revoloteaban bellamente formando un conjunto<br />

coherente.<br />

Hombres y mujeres trabajando, chiquillos jugando, los tractores en pleno trabajo, toda<br />

aquella comunidad reuniéndose una vez más a la antigua usanza... Miró otra vez a

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