Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
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Oh hermanos míos, ¿no fluye todo ahora? ¿No han caído al agua todos los pretiles y puentecillos?<br />
¿Quién se aferraría aún al «bien» y al «mal»? «¡Ay de nosotros! ¡Afortunados de nosotros! ¡El viento del<br />
deshielo sopla!» ‐ ¡Predicadme esto, hermanos míos, por todas las callejas!376.<br />
9<br />
Existe una vieja ilusión que se llama bien y mal. En torno a adivinos y astrólogos ha girado hasta ahora la<br />
rueda de esa ilusión. En otro tiempo la gente creía en adivinos y astrólogos: y por eso creía «Todo es<br />
destino: ¡debes puesto que te ves forzado!»<br />
Pero luego la gente desconfió de todos los adivinos y astrólogos: y por eso creyó «Todo es libertad:<br />
¡puedes puesto que quieres!»<br />
Oh hermanos míos, acerca de lo que son las estrellas y el futuro ha habido hasta ahora tan sólo ilusiones,<br />
pero no saber: y por eso acerca de lo que son el bien y el mal ha habido hasta ahora tan sólo ilusiones,<br />
¡pero no saber!<br />
10<br />
«¡No robarás! ¡No matarás!» ‐ estas palabras fueron llamadas santas en todo tiempo; ante ellas la gente<br />
doblaba la rodilla y las cabezas y se descalzaba.<br />
Pero yo os pregunto: ¿dónde ha habido nunca en el mundo peores ladrones y peores asesinos que esas<br />
santas palabras?<br />
¿No hay en toda vida misma ‐ robo y asesinato? Y por el hecho de llamar santas a tales palabras, ¿no se<br />
asesinó ‐ a la verdad misma? ¿O fue una predicación de la muerte la que llamó santo a lo que hablaba en<br />
contra de toda vida y la desaconsejaba? ‐ ¡Oh hermanos míos, romped, rompedme las viejas tablas!<br />
11<br />
Ésta es mi compasión por todo lo pasado, el ver: que ha sido abandonado, ‐ ¡abandonado a la gracia, al<br />
espíritu, a la demencia de cada generación que llega y reinterpreta como puente hacia ella todo lo que<br />
fue!<br />
Un gran déspota podría venir, un diablo listo que con su benevolencia y su malevolencia forzase y<br />
violentase todo lo pasado: hasta que esto se convirtiese en puente para él y en presagio y heraldo y<br />
canto del gallo.<br />
Y éste es el otro peligro y mi otra compasión: ‐ la memoria de quien es de la plebe no se remonta más<br />
que hasta el abuelo, ‐ y con el abuelo acaba el tiempo. Así está abandonado todo lo pasado: pues alguna<br />
vez podría ocurrir que la plebe se convirtiese en el señor y ahogase todo tiempo en aguas sin<br />
profundidad. Por eso, oh hermanos míos, necesítase una nueva nobleza que sea el antagonista de toda<br />
plebe y de todo despotismo y escriba de nuevo en tablas nuevas la palabra «noble».<br />
¡Pues se necesitan, en efecto, muchos nobles y muchas clases de nobles para que exista la nobleza! O<br />
como dije yo en otro tiempo, en parábola: «¡Ésta es precisamente la divinidad, que existan dioses, pero<br />
no Dios!»<br />
12<br />
Oh hermanos míos, yo os consagro a una nueva nobleza y os la señalo: vosotros debéis ser para mí<br />
engendradores y criadores y sembradores del futuro, ‐ en verdad, no una nobleza que vosotros pudierais<br />
comprar como la compran los tenderos, y con oro de tenderos: pues poco valor tiene todo lo que tiene<br />
un precio.