Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
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Para conservarse, el hombre empezó implantando valores en las cosas, ‐ ¡él fue el primero en crear un<br />
sentido a las cosas, un sentido humano! Por ello se llama «hombre», es decir: el que realiza valoraciones.<br />
Valorar es crear: ¡oídlo, creadores! El valorar mismo es el tesoro y la joya de todas las cosas valoradas.<br />
Sólo por el valorar existe el valor: y sin el valorar estaría vacía la nuez de la existencia.<br />
¡Oídlo, creadores!<br />
Cambio de los valores ‐ es cambio de los creadores. Siempre aniquila el que tiene que ser un creador.<br />
Creadores lo fueron primero los pueblos, y sólo después .los individuos; en verdad, el individuo mismo es<br />
la creación más reciente.<br />
Los pueblos suspendieron en otro tiempo por encima de sí una tabla del bien. El amor que quiere<br />
dominar y el amor que quiere obedecer crearon juntos para sí tales tablas.<br />
El placer de ser rebaño es más antiguo que el placer de ser un yo: y mientras la buena conciencia se<br />
llame rebaño, sólo la mala conciencia dice: yo.<br />
En verdad, el yo astuto, carente de amor, el que quiere su propia utilidad en la utilidad de muchos: ése<br />
no es el origen del rebaño, sino su ocaso.<br />
Amantes fueron siempre, y creadores, los que crearon el bien y el mal. Fuego de amor arde en los<br />
nombres de todas las virtudes, y fuego de cólera.<br />
Muchos países ha visto Zaratustra, y muchos pueblos: ningún poder mayor ha encontrado Zaratustra en<br />
la tierra que las obras de los amantes: «bueno» y «malvado» es el nombre de tales obras.<br />
En verdad, un monstruo es el poder de ese alabar y censurar. Decidme, hermanos míos, ¿quién me<br />
domeña ese monstruo? Decidme, ¿quién pone en cadenas las mil cervices de ese animal?<br />
Mil metas ha habido hasta ahora, pues mil pueblos ha habido. Sólo falta la cadena que ate las mil<br />
cervices, falta la única meta. Todavía no tiene la humanidad meta alguna.<br />
Mas decidme, hermanos: si a la humanidad le falta todavía la meta, ¿no falta todavía también ‐ ella<br />
misma? ‐<br />
Así habló Zaratustra.<br />
Del amor al prójimo<br />
Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y tenéis hermosas palabras para expresar ese vuestro<br />
apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a vosotros mismos.<br />
Cuando huís hacia el prójimo huís de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo<br />
penetro vuestro «desinterés».<br />
El tú es más antiguo que el yo; el tú ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso corre el hombre<br />
hacia el prójimo.<br />
¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano! Más<br />
elevado que el amor al prójimo es el amor al lejano y al venidero; más elevado que el amor a los<br />
hombres es el amor a las cosas y a los fantasmas.