17.05.2013 Views

Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA

Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA

Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Todo lo sensible en mí sufre y se encuentra en prisiones: pero mi querer viene siempre a mí como mi<br />

liberador y portador de alegría.<br />

El querer hace libres: ésta es la verdadera doctrina acerca de la voluntad y la libertad ‐ así os lo enseña<br />

Zaratustra.<br />

¡No‐querer‐ya y no‐estimar‐ya y no‐crear‐ya! ¡Ay, que ese gran cansancio permanezca siempre alejado<br />

de mí!<br />

También en el conocer yo siento únicamente el placer de mi voluntad de engendrar y devenir; y si hay<br />

inocencia en mi conocimiento, esto ocurre porque en él hay voluntad de engendrar.<br />

Lejos de Dios y de los dioses me ha atraído esa voluntad; ¡qué habría que crear si los dioses ‐ existiesen!<br />

Pero hacia el hombre vuelve siempre a empujarme mi ardiente voluntad de crear; así se siente<br />

impulsado el martillo hacia la piedra.<br />

¡Ay, hombres, en la piedra dormita para mí una imagen, la imagen de mis imágenes!<br />

¡Ay, que ella tenga que dormir en la piedra más dura, más fea!<br />

Ahora mi martillo se enfurece cruelmente contra su prisión. De la piedra saltan pedazos: ¿qué me<br />

importa?<br />

Quiero acabarlo: pues una sombra ha llegado hasta mí ‐¡la más silenciosa y más ligera de todas las cosas<br />

vino una vez a mí!<br />

La belleza del superhombre llegó hasta mí como una sombra. ¡Ay, hermanos míos! ¡Qué me importan ya<br />

‐ los dioses! –<br />

Así habló Zaratustra.<br />

De los compasivos<br />

Amigos míos, han llegado unas palabras de mofa hasta vuestro amigo: «¡Ved a Zaratustra! ¿No camina<br />

entre nosotros como si fuésemos animales?»<br />

Pero está mejor dicho así: «¡El que conoce camina entre los hombres como entre animales que son!».<br />

Mas, para el que conoce, el hombre mismo se llama: el animal que tiene mejillas rojas.<br />

¿Cómo le ha ocurrido eso? ¿No es porque ha tenido que avergonzarse con demasiada frecuencia?<br />

¡Oh, amigos míos! Así habla el que conoce: Vergüenza, vergüenza, vergüenza ‐ ¡ésa es la historia del<br />

hombre!<br />

Y por ello el noble se ordena a sí mismo no causar vergüenza: se exige a sí mismo tener pudor ante todo<br />

lo que sufre.<br />

En verdad, yo no soporto a ésos, a los misericordiosos que son bienaventurados en su compasión156: les<br />

falta demasiado el pudor.<br />

Si tengo que ser compasivo, no quiero, sin embargo, ser llamado así; y si lo soy, entonces prefiero serlo<br />

desde lejos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!