Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
Federico Nietzsche ASÍ HABLO ZARATUSTRA
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¿Podríais vosotros crear un Dios? ‐ ¡Pues entonces no me habléis de dioses! Mas el superhombre sí<br />
podríais crearlo. ¡Acaso no vosotros mismos, hermanos míos! Pero podríais transformaros en padres y<br />
antepasados del superhombre: ¡y sea éste vuestro mejor crear!<br />
Dios es una suposición: mas yo quiero que vuestro suponer se mantenga dentro de los límites de lo<br />
pensable.<br />
¿Podríais vosotros pensar un Dios? ‐ Mas la voluntad de verdad signifique para vosotros esto, ¡que todo<br />
sea transformado en algo pensable para el hombre, visible para el hombre, sensible para el hombre!<br />
¡Vuestros propios sentidos debéis pensarlos hasta el final!<br />
Y eso a lo que habéis dado el nombre de mundo, eso debe ser creado primero por vosotros:¡vuestra<br />
razón, vuestra imagen, vuestra voluntad, vuestro amor deben devenir ese mundo! ¡Y, en verdad, para<br />
vuestra bienaventuranza, hombres del conocimiento!<br />
¿Y cómo ibais a soportar la vida sin esta esperanza, vosotros los que conocéis? No os ha sido lícito<br />
estableceros por nacimiento en lo incomprensible, ni tampoco en lo irracional.<br />
Mas para revelaros totalmente mi corazón a vosotros, amigos: si hubiera dioses, ¡cómo soportaría yo el<br />
no ser Dios! Por lo tanto, no hay dioses.<br />
Es cierto que yo he sacado esa conclusión; pero ahora ella me saca a mí. Dios es una suposición: mas<br />
¿quién bebería todo el tormento de esa suposición sin morir?<br />
¿Su fe le debe ser quitada al creador, y al águila su cernerse en lejanías aquilinas?<br />
Dios es un pensamiento que vuelve torcido todo lo derecho y que hace voltearse a todo lo que está de<br />
pie. ¿Cómo? ¿Estaría abolido el tiempo, y todo lo perecedero sería únicamente mentira?<br />
Pensar esto es remolino y vértigo para osamentas humanas, y hasta un vómito para el estómago: en<br />
verdad, la enfermedad mareante llamo yo a suponer tal cosa.<br />
¡Malvadas llamo, y enemigas del hombre, a todas esas doctrinas de lo Uno y lo Lleno y lo Inmóvil y lo<br />
Saciado y lo Imperecedero!<br />
¡Todo lo imperecedero ‐ no es más que un símbolo! Y los poetas mienten demasiado.<br />
De tiempo y de devenir es de lo que deben hablar los mejores símbolos; ¡una alabanza deben ser y una<br />
justificación de todo lo perecedero!<br />
Crear ‐ ésa es la gran redención del sufrimiento, así es como se vuelve ligera la vida.<br />
Mas para que el creador exista son necesarios sufrimiento y muchas transformaciones.<br />
¡Sí, muchos amargos morires tiene que haber en nuestra vida, creadores! De ese modo sois defensores y<br />
justificadores de todo lo perecedero.<br />
Para ser el hijo que vuelve a nacer, para ser eso el creador mismo tiene que querer ser también la<br />
parturienta y los dolores de la parturienta.<br />
En verdad, a través de cien almas he recorrido mi camino, y a través de cien cunas y dolores de parto.<br />
Muchas son las veces que me he despedido, conozco las horas finales que desgarran el corazón.<br />
Pero así lo quiere mi voluntad creadora, mi destino. O, para decíroslo con mayor honestidad: justo tal<br />
destino ‐ es el que mi voluntad quiere.