73º Sesión extraordinaria del 26 de noviembre ... - Poder Legislativo
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164 CÁMARA DE REPRESENTANTES Martes <strong>26</strong> <strong>de</strong> <strong>noviembre</strong> <strong>de</strong> 2002<br />
Yo no comparto con algunas personas y algunos<br />
colegas que este sea un tema fácil <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir, en<br />
blanco y negro, sí o no, verdad o mentira. Creo que<br />
no es así. Creo que es un enorme problema, muy<br />
complejo, y también consi<strong>de</strong>ro que nuestra sociedad<br />
es muy ambivalente en este tema, es muy contradictoria<br />
y nos manda a nosotras, las mujeres, mensajes<br />
que van en un sentido y en el otro a la vez. Por eso,<br />
las mujeres nos vemos enfrentadas a lo que muchas<br />
veces nos vemos enfrentadas.<br />
De lo que yo conozco, con total humildad, escucho<br />
hermosos discursos sobre la vida, hermosísimos<br />
discursos sobre la maternidad, que puedo llegar a<br />
compartir en su totalidad. Pero ¿saben lo que pasa?<br />
En la vida no es así; es bastante más complejo. Porque<br />
es cierto que en este país -y se vive todos los días-<br />
a las jóvenes que van a pedir empleo muchas empresas<br />
les solicitan firmar un contrato para no quedar<br />
embarazadas. Y es cierto que recién últimamente en<br />
algunas instituciones hemos logrado que las chiquitas<br />
que quedan embarazadas puedan seguir estudiando,<br />
porque no faltaba un padre, una madre, un vecino,<br />
una profesora o un profesor que pidieran por favor<br />
que no se mostrara el mal ejemplo. Eso también<br />
existe en esta sociedad. Creo que no lo sé yo sola.<br />
También existe el discurso <strong>de</strong> la tía, <strong>de</strong> la madre<br />
o <strong>de</strong> la vecina que le dice a la joven: "¡No vayas a<br />
quedar embarazada porque te arruinás la vida, muchacha!".<br />
No creo haber sido la única que escuchó<br />
esta afirmación en la sociedad uruguaya.<br />
Por otra parte, existe el juicio moral severo, muy<br />
severo, para aquellas mujeres que han <strong>de</strong>cidido no<br />
tener una pareja estable y se las trata <strong>de</strong> cualquier<br />
cosa por su libre <strong>de</strong>cisión. También se dice en esta<br />
sociedad: "¡Qué hermoso es tener hijos!". Y capaz<br />
que esa misma persona dice en un ámbito reservado:<br />
"Habría que enseñarle a esas mujeres pobres a tener<br />
planificación, porque ¡miren en qué condiciones tienen<br />
los hijos! ¡Son unas inconscientes!". ¿Lo oí yo sola<br />
eso? Yo lo escuché, cuando en alguna reunión social<br />
una señora me dice: "¡No! ¡Qué horrible el aborto! ¡Es<br />
espantoso! Habría que enseñarles que se hagan una<br />
ligadura <strong>de</strong> trompas a esas mujeres para que no tuvieran<br />
más hijos pobres". Esto se dice en la sociedad<br />
uruguaya. Entonces, es este doble mensaje cruzado<br />
por el cual ser madre es lo más maravilloso, pero,<br />
bueno, algunas madres, otras no.<br />
Por otra parte, concuerdo totalmente con lo que<br />
manifestó la señora Diputada Argimón: no hay políticas<br />
sociales que sustenten la posibilidad <strong>de</strong> ser madres<br />
para las que tienen más dificulta<strong>de</strong>s. No las hay.<br />
No hay anticonceptivos gratis en los hospitales <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
interior; ni siquiera se están dando preservativos. No<br />
hay. Entonces, me parece que esta contradicción<br />
brutal lleva a las mujeres a esa encrucijada <strong>de</strong> tener<br />
que <strong>de</strong>cidir la interrupción <strong>de</strong> una vida. Sí: la interrupción<br />
<strong>de</strong> una vida. Yo no soy hipócrita. Digo las cosas<br />
como son. Las empujamos a eso en esta sociedad.<br />
¡Las empujamos a eso y, <strong>de</strong> paso, las con<strong>de</strong>namos!<br />
¡Las dos cosas hacemos! Porque, mire, señor Presi<strong>de</strong>nte<br />
-usted perdone, pero reconozco que este es un<br />
tema que me toca fuertemente los afectos, como a<br />
todos y a todas-, nosotros no ayudamos; no lo hicimos<br />
en estos sesenta y cuatro años. Nadie, hasta el<br />
momento en que este proyecto se aprobó en mayoría<br />
en la Comisión <strong>de</strong> Salud Pública y Asistencia Social,<br />
habló, salvo raras excepciones -<strong>de</strong>bo reconocerlo-,<br />
sobre apoyos a la mujer a través <strong>de</strong> políticas sociales<br />
ni sobre aligerar los sistemas <strong>de</strong> adopción. ¡No apareció<br />
nada! Ni un proyecto. Las i<strong>de</strong>as aparecen ahora.<br />
Pero durante estos sesenta y cuatro años murieron<br />
montones <strong>de</strong> bebés. ¿Nadie se enteró? ¿Nadie pudo<br />
presentar el proyecto? ¿Nadie pudo implementar una<br />
política social? ¿Nadie pudo hacer un volantecito, un<br />
vi<strong>de</strong>o, reclamando estas cosas para las mujeres en<br />
estos sesenta y cuatro años?<br />
Nadie lo hizo hasta el día <strong>de</strong> hoy, en que se presenta<br />
un proyecto que, mire, señor Presi<strong>de</strong>nte, si hay<br />
algo que quiero ser con este tema es honesta: no es<br />
la panacea universal; no es la perfección <strong>de</strong> las perfecciones.<br />
La perfección <strong>de</strong> las perfecciones sería que<br />
viviéramos en un mundo tan humano que permitiera a<br />
las mujeres traer los hijos al mundo con dignidad, que<br />
permitiera que las mujeres vivieran también con dignidad<br />
en un mundo don<strong>de</strong> tuvieran casa, comida,<br />
amor y cuidado asegurados. Pero estas condiciones<br />
no existen. No existen. Entonces, vivimos en esta<br />
suerte <strong>de</strong> doble discurso, <strong>de</strong> doble moral, que lo único<br />
que acarrea son consecuencias tremendas para la vida<br />
<strong>de</strong> las mujeres. ¡Tremendas!<br />
A veces escucho <strong>de</strong>terminadas argumentaciones<br />
y me da la impresión <strong>de</strong> que hay gente que piensa<br />
que para una mujer es muy fácil <strong>de</strong>cidir practicarse un<br />
aborto. Sinceramente, me da la impresión <strong>de</strong> que se<br />
creen que va y dice lisa y llanamente: "Venga; por favor,<br />
asesíneme el hijo que tengo en el vientre". Cuan-