Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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hombre porteño no juzga a sus semejantes sino<br />
en última instancia.<br />
Pregúntesele a un porteño: “¿Qué tal es Fulano”.<br />
No por voluntad evasiva, espontáneamente,<br />
y aunque le consten todas las fechorías<br />
del sujeto inquirido, responderá: “Y... che...<br />
es macanudo... aunque creo que ha hecho muchas<br />
macanas”... Y si la ocasión le es propicia<br />
narrará con pelos y señales todas las incorrecciones<br />
y desmanes que Fulano cometió. Es que para<br />
un porteño, las faltas, los pecados, los delitos y<br />
los errores no son congénitos, no son el hombre<br />
mismo. Hay una comprensión casi fatalista de<br />
gaucho antiguo en su entendimiento. Pero hay<br />
algo más.<br />
Un hombre que robó, no es categóricamente<br />
un ladrón ante la clemencia porteña: es un hombre<br />
que robó. <strong>El</strong> hurto es una actitud que induce<br />
a presagiar mala entraña, pero que no lo quiebra,<br />
que no lo descalifica definitivamente. <strong>El</strong> robo es<br />
infracción de convenios en que quizá no reincida,<br />
o quizá sí. De todas maneras, los delitos no son<br />
toda su vida. Es un hombre que tendrá lealdades,<br />
amor a su ciudad o a su país, a los lugares en que<br />
nació, que incubará misericordias, espantos, esperanzas;<br />
que tendrá alguien que lo aprecie y que<br />
lo quiera, amigos, novia, madre; es un hombre<br />
que quizá sueña con los mismos sueños que él...<br />
Robó, pero ¡vaya a saber que coacciones inconfe-<br />
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