Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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pio estímulo, para encarrilar su esfuerzo, para<br />
emular su vida de relación, al <strong>Hombre</strong> de Corrientes<br />
y Esmeralda le era imprescindible delimitar<br />
su alcance, rodearse de un horizonte artificial,<br />
acortar su panorama, olvidar su brevedad,<br />
crearse fines accesibles, en una palabra, necesitaba<br />
referencias de su vida. Pero el <strong>Hombre</strong> estaba<br />
vacío. Carecía de ataderos en qué anclar su reconstrucción.<br />
Los axiomas simplistas que abarrotaron<br />
su enseñanza se descuajaban al primer empellón<br />
de la realidad. Su experiencia iba talando,<br />
apresuradamente, todas las mentiras convencionales<br />
de la cultura europea. Le habían dicho que el<br />
trabajo es una virtud en si misma, y que todas las<br />
virtudes se encarecen, y él veía la virtud escarnecida.<br />
Le dieron un mundo ya estrictamente clasificado<br />
en artículos de códigos penales y en gracias<br />
teologales, y las experiencias del <strong>Hombre</strong> no<br />
corroboran esas enseñanzas. Ve al camandulero<br />
recolectar sumisos amaneramientos, y al virtuoso<br />
rejoneado y corrido por la miseria. Ve al descarado<br />
de gran enjundia merodear impune, y afrentarse<br />
el más pequeño desliz del hombre honrado.<br />
Ve que se agasaja el triunfo, la consecución, y no<br />
la labor honesta, la contracción, el esfuerzo en sí,<br />
la humildad.<br />
<strong>El</strong> hombre advierte que su propia vida y la vida<br />
de los otros está maniatada por máximas ya<br />
sin ninguna equivalencia humana, aherrojada por<br />
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