Scalabrini-Ortiz-Raul-El-Hombre-Que-Esta-Solo-Y-Espera-PDF
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colectivista. <strong>El</strong> estado es una delegación del hombre<br />
porteño, en que el <strong>Hombre</strong> de Corrientes y<br />
Esmeralda se salva de ideas de temporalidad. Nacido,<br />
pues, del convencimiento de su fugacidad,<br />
el estado brota de abajo, de la muchedumbre, y es<br />
casi una redención. No es el estado argentino una<br />
tiranía de principios abstractos, es una construcción<br />
humana, fundada en la índole metafísica del<br />
país, una creación del pueblo solidario, realizada<br />
a pesar de los engreimientos dañinos, de las infidencias<br />
de fines, de las sórdidas ambiciones de<br />
los que debieron ser directores de la organización.<br />
Por eso, los europeos, aun los más clarividentes<br />
miradores, no enterados de estas vetas ocultas,<br />
“se sorprenden del grado de madurez a que ha<br />
llegado aquí la idea del estado” que barruntaban<br />
“aún vago, de aristas poco acusadas y apenas<br />
diferenciado del gran protoplasma social”, es decir,<br />
que barruntaban simple calco, sin alma.<br />
Para que la excepción de responsabilidad sea<br />
completa, y el hombre porteño pueda reposar en<br />
ella, el estado debe parecer automático. <strong>El</strong> estado<br />
mismo debe evacuar sus necesidades, encontrar<br />
su personal representativo, adaptarse a las incidencias<br />
del azar, precaver las insidias de sus enemigos<br />
externos e internos, ser casi omnipotente<br />
en las jurisdicciones de tiempo y de espacio, en<br />
que se plasman los hechos de la historia y de la<br />
disciplina social. Por eso, en el parecer porteño,<br />
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